J. M. Rovira Belloso: Hombre del pueblo, creyente, teólogo (1926-2018)

a. Era ante todo hombre del pueblo, de la antigua Cataluña, de la nueva ciudad burguésa e industrial, de gran riqueza y de excluidos....: Barcelonés por situación , catalán por origen, hombre de inmenso seny vital, arraigado en la cultura de su tierra, un hombre universal. Recuerdo todavía emocionado sus palabras de fidelidad política a la gente de Cataluña, pero siempre en respeto a los demás pueblos y naciones, en un contexto social abierto a las diversas gentes de la Península y del Mediterráneo, hombres y mujeres de todas las tierras, burgueses de su ciudad, migrantes del Mediterráneo, de Europa, del mundo entero (las cien naciones de Barcelona), en respeto, en profunda democracia, en deseo de transformación social desde los más pobres.
b. Rovira ha sido en segundo lugar un creyente: Un hombre que ha creído en la humanidad como experiencia de Dios hecha carne, como ensayo esperanzado de vida, desde la experiencia de Jesús, que es, ante todo, experiencia de encarnación, en sus libros catalanes, en sus grandes textos castellanos, siempre en diálogo, desde la sabiduría y la sobriedad humilde del que sabe... Por encima de todas las teorías, sobre todo los proyectos eclesiales o políticos, Rovira ha creído en el hombre, como ser capaz de dialogar, en catalán, en vasco, en castellano... porque creía ante todo en el hombre, como ser de palabra, por Jesús, el Dios hecho hombre.
c. Finalmente ha sido un gran teólogo e intelectual, quizá el más fino que yo he conocido en Cataluña, hombre atento al pensamiento de la modernidad, desde los Padres de la Iglesia y los Escolásticos, hasta los representantes del nuevo pensamiento, postmodernos en busca de sentido. Era hombre "de los los otros" (valoraba siempre a los demás), de todos, sabiendo buscar la razón desde la perspectiva de la comunión, para dialogar con todos.

Su esquema mental, su tono de vida, era "trinitario", de diálogo en el misterio, en apertura a todos los hombres. Por eso escribió un fantástico tratado De Trinidad (imagen...).Cuando dirigí con N. Silanes el gran Diccionario Teológico. El Dios Cristiano tuve que pedirle a él las entradas más importantes (siete), y él me las fue mandando, una a una, sobrias, profundas, definitivas.
Ha sido para mí, durante más de treinta años, desde el 1970 hasta el 2000, una de las referencias teológicas y humanas más significativas... He compartido con él más de una docena de encuentros teológicos, cursos y congresos, especialmente en Salamanca, bajo la invitación de N. Silanes, en las Semanas de Estudios Trinitarios...
Supe siempre que donde él estaba se podía dialogar en clima de paz, buscando la concordia, porque el diálogo es lo primero, porque la verdad está en el encuentro.
Descansa en Paz Josep María. Había hecho de esta tierra un comienzo de cielo para tus amigos y admiradores. Entre en el cielo total del Señor a quien acogiste siempre con amor, a quien amaste con pasión. Gracias por lo que has sido.
JOSEP MARÍA ROVIRA BELLOSO
(CF. Pikaza, Diccionario de pensadores cristianos, Estella 2011, 787-789)
Pensador católico catalán. Estudió derecho y teología en Barcelona y en la Universidad Gregoriana de Roma, doctorándose con una tesis de teología sobre La visión de Dios según Enrique de Gante (Barcelona 1960). Ha sido párroco y profesor de dogmática de la Facultad de Teología de Cataluña, en Barcelona.
Se ha especializado en el diálogo social y cultural, escribiendo diversos libros sobre temas de la fe y vida cristiana en la actualidad. Sobresale por su estudio de antropología teológica y por el interés que ha mostrado por encontrar un lenguaje teológico apropiado en el momento actual. Ha sido hombre de diálogo con la cultura y la realidad social, especialmente en Cataluña, donde ha ejercido un magisterio ejemplar de humanidad.
Su libro más importante es quizá Revelación de Dios, Salvación del Hombre (Salamanca 1979), que en su cuarta edición aumentada ha recibido un título más académico Tratado de Dios Uno y Trino (Salamanca 1993).
Rovira no ha querido resolver primero el tema de la unidad de Dios, en plano filosófico-teológico, para ocuparse luego de la trinidad cristiana, sino que se ocupa, al mismo tiempo, de la unidad y trinidad de Dios, desde la problemática de la modernidad, teniendo muy en cuenta su ubicación, mediterránea y catalana, pero sobre todo la situación de un mundo dividido (plano social) y en gran parte carente de sentido (plano más personal). La primera parte, unida a una larga Introducción, sirve para vincular al ser humano con el misterio, en perspectiva simplemente humana.
Así dialoga de un modo especial con la historia del pensamiento occidental sobre Dios, desde Platón hasta Heidegger. De un modo más concreto, ha querido vincular dos tipos de acercamiento teológico: el camino de la contingencia mística de San Juan de la Cruz y la contemplación amorosa de San Ignacio de Loyola, situando así la búsqueda del misterio en el contexto de la experiencia creyente. Desde ese fondo ha podido evocar otros espacios no-confesionales (básicamente humano) de acceso a Dios: la ética, la estética, la comunicación, la interioridad.
Rovira expone después la visión de Dios en la Escritura y en la tradición católica, deteniéndose de un modo especial en las grandes reflexiones eclesiales sobre las procesiones y relaciones trinitarias, situando el tema del Dios personal (tri-personal) en el contexto de la reflexión moderna definida por Descartes y Hegel
Más que un tratado académico, Rovira ha escrito un libro de compañía que va guiando a los creyentes en el camino de la comprensión de Dios, como un Itinerarium Hominis ad Deum (→ Buenaventura), una vía de reflexión, búsqueda y sorpresa que va conduciendo hasta el misterio de Dios. Sólo en ese fondo ha querido presentar el tema trinitario desde la Escritura y la historia cristiana, en el contexto de la reflexión moderna definida por Descartes y Hegel, ayudando así a quien quiera reflexionar y vivir el misterio. A continuación ofrezco algunos de sus temas y textos más significativos:
1. Dios: dar y recibir.
Trinidad y evangelio. A mi juicio, el dato más significativo de la teología de Rovira es su intento de “cristianizar” al Dios de la teología, situándole en unas coordenadas de evangelio. La filosofía es importante, pero más importante es para los cristianos el mensaje de Jesús, que se centra en el dar y recibir, en el compartir. Desde esa perspectiva se puede afirmar que Dios es para Rovira la encarnación trascendente del evangelio: «Si seguimos intentando, en lo posible, una cierta inteligencia del misterio, intuiremos que en Dios la relación es algo –¬¬como el amor– a la vez muy fuerte y a la vez muy transparente, por no tener que decir tenue: es como las dos caras del dar y del recibir, situadas en la pura expresión del amor emanado.
Como el viaje de ir y volver, realizado no en el espacio, sino en el Espíritu, en el cual dar y recibir es una misma cosa. El ejercicio de entender la propia fe me parece que llega aquí a uno de los puntos más fructuosos: Dar y recibir no sólo son recíprocos sino que, en el límite del Amor unitivo e infinito, son una sola cosa, como el Padre y el Hijo.
Esta estructura de donación y recepción, identificadas en el amor, es la estructura propia y privativa del ser espiritual que es Dios. Pero es, asimismo, la estructura final a la que tiende ese ser espiritual finito que es el hombre. Si bien se mira, todo el evangelio, como promesa de beatitud humana, tiende a proclamar esta buena noticia: el que dé su vida (en relación a otros) la salvará. Se salva el que permanece hasta el fin en esta disposición».
2. Vivir y razonar.
Antes que objeto del pensamiento, la Trinidad y todos los temas de la teología son un misterio para ser vivido; así lo ha puesto de relieve Rovira en todas sus obras, de fina dialéctica racional pero todavía de más fina experiencia vital, escritas desde el contacto directo con la realidad, como párroco y analistas social, como hombre comprometido con los mejores movimientos catalanes y españoles al servicio de la vida y, en especial, de los más necesitados, desde el encuentro con Jesús:«Volviendo, pues, a lo concreto, vemos que Jesús se relaciona con el Padre como Hijo.
Esto es lo que interesa contemplar y –en lo posible– imitar, ya que las relaciones intradivinas son la causa ejemplar de nuestras propias relaciones interhumanas, que contienen una cierta imagen de aquellas. Asimismo: El Padre y Jesús alientan sobre nosotros el Espíritu que de ellos procede. El Espíritu que es el Don de Dios sobre nosotros es expresión del amor del Padre y del Hijo y, como Don de amor, se relaciona con el Dador que no es otro que el Padre y Jesús mismo, unidos en la más estrecha unidad.
A menos que se prefiera decir con la tradición oriental: el Dador es el Padre por medio del Hijo. Así se ofrece a nuestra contemplación y recepción la revelación divina. Por eso, podemos decir una vez más, que el objeto inmediato tanto de la revelación como de la contemplación religiosa es la Trinidad manifestada en la historia de Jesús (la Trinidad económica). La especulación sobre la Trinidad inmanente responde a bien a la llamarada que gratuitamente prende en el místico, o bien responde a la necesidad sentida por la iglesia de establecer los límites de su propia fe. Por eso, la iglesia define [esa llamarada], regulando el lenguaje que la expresa».
3. La intuición del ser como amor.
Finalmente, Rovira ha sido y es un pensador abierto a la mística, es decir, a la contemplación del misterio. Por eso, su teología ha sido un pensamiento orante, al servicio del gozo que se expresa en la presencia de Dos. «En todo caso, la pista que sigue la teología actual al reconocer al Ser como Amor abre una perspectiva certera hacia la Trinidad inmanente a partir del misterio de Jesús portador del Amor mayor.
Esta perspectiva, además de aquietar nuestro entendimiento, como las rationes neccessariae de → Ricardo de San Víctor aquietaban la mente de sus monjes del siglo XII, muestran que la teología continúa deseando tender puentes de la creencia a la racionalidad: de la entrega de la mente al destello de luz que la vivifica. En efecto, el ser se da, con un dinamismo y con una fecundidad inmanente.
El ser es oferta, acogida, donación e implicación, fruto del encuentro. En esta línea, E. Przywara tiene un momento extremadamente lúcido, cuando habla de la naturaleza energética del ser, entendido como relación: entendido no como solidez estática y fría, sino como dynamis-energeia (cf. Analogía Entis, Paris 1990, 33).
El ser más alto es el ser que sale al encuentro. Quizá esta consideración permite entender a fondo Ex 3, 14 («Yo seré el que estaré con vosotros y os acompañaré») sin forzar los límites de la filología. ¡Si el ser es amor, cuanto más lo será el ser personal que se halla en la cumbre del ser! ¡Y cuánto más lo será Dios, cumbre del ser personal!» (Los textos anteriores están tomados de Tratado de Dios uno y trino, Salamanca 1993, 612-616).
Entre sus obras, además de las citadas, cf.
Trento, una interpretación teológica (Barcelona 1978);
Introducción a la Teología (Madrid 1996);
Estudios para un tratado sobre Dios (Barcelona 1970),
Fe y libertad creadora (Madrid 1974);
Fe y cultura en nuestro tiempo (Madrid 1988);
El cristianismo en la configuración de una Europa plural (Madrid 1993);
Dios, el Padre (Salamanca 1999);
Introducción a la teología (Madrid 2003);
Jesús, el Mesías de Dios: una teología para unir conocimiento, afecto y vida (Salamanca 2005).
Para una visión de conjunto de la vida y obra de Rovira, puede verse el homenaje que le ofrecimos sus amigos: La Humanitat a la Recerca de Déu. Homenatge a Rovira Belloso (Barcelona 2000).