Santiago Guerra OCD (1930 ‒2017), el más alto ejemplo: Maestro de Yoga, contemplativo cristiano

Santiago Guerra Sancho (=Santo) se ha ido esta mañana (2.8.2017) silenciosamente, lleno de sol, iluminado por la Luz Interior de Cristo, junto a la ermita alta del Carmelo de Segovia, donde estaba dirigiendo unos ejercicios espirituales (como puede verse en la foto, tomada momentos antes de sufrir la caída mortal).

Santiago Guerra, maestro de yoga, contemplativo cristiano, ha sido hasta hoy el más alto ejemplo vivo de comunión teórica y práctica de caminos religiosos, de yoga y evangelio. Sin grandes alardes, sin críticas fáciles, sin difusos concordismos, él ha buscado la unidad en lo profundo del corazón y de la mente purificada, ayudando a sanarse, de un modo gratuita, a todos los han venido llamando hasta ayer a la puerta de sus cursos y talleres de oración. Con enorme sabiduría y dignidad personal, ha sido un puente de encuentro, un orientador hacia el futuro. No ha habido como él nadie más en Salamanca y en España


Para cientos de salmantinos, para miles de amigos y alumnos, él ha sido el testimonio más alto del encuentro con el Dios Cristiano, el Dios de Cristo, a partir de los evangelios, y con la ayuda de un método oriental de meditación, el yoga, que él enseñaba, semana tras semana, en las aulas de su más alta Universidad: la Residencia de los Padres Carmelitas de Salamanca.

Había nacido en un pueblo de Salamanca (Gajates), dentro de una familia clerical, cristiana, con varios hermanos religiosos, a quienes ofrezco mi cariño y respeto. Había estudiado y enseñado en la Universidad Pontificia de Salamanca, en el Instituto Teológico Gaudium et Spes (donde fui colega suyo y profesor los cursos 1952-1975) y en la Facultad de San Esteban (de la misma Salamanca).

Era religioso carmelita, como una encarnación continuad de Juan de la Cruz, su maestro y amigo, y de Teresa de Jesús(ha vivido más años), hasta que la muerte le ha encontrado tropezando y cayendo por la cantera del Carmelo de Segovia, donde había trabajado Juan de la Cruz..



Había sido siempre un hombre de oración intensa, en línea contemplativa, de la mano de Santa Teresa y San Juan de la Cruz, sus maestros, y lo ha seguido siendo hasta su muerte. Pero un día descubrió que los métodos de oriente (en especial el yoga) podían ayudar y ayudaban a penetrar en el misterio más hondo de la vida, pudiendo abrir así un camino en el que se adentrara con más fuerza el Dios cristiano, personal, amigo, encarnado en Jesucristo.

No compartió los recelos de J. Ratzinger, cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y publicó el famoso documento Dominus Iesus (2000), insistiendo en los riesgos de la meditación oriental. Así me dijo, nos decía: “El tema no se resuelve con teorías dogmáticas, sino con la vida… y la vida me ha enseñado, con cientos y miles de alumnos, que la meditación oriental y la contemplación (o mística) cristiana no se oponen”.

Era un sabio enorme, un hombre de experiencia y cercanía, un maestro, bendición de Dios para todos los que le hemos conocido. Él ha enseñado, como he dicho, a cientos y miles de alumnos y amigos, en su cátedra diaria de Salamanca, que el camino interior es lugar de encuentro con Dios, en una vida que se abre al diálogo de amor con Cristo, en compromiso de libertad, de gracia, de fidelidad evangélica.


Serán cientos y miles los que hoy le sentirán presente, desde su dimensión de Cielo, en Cristo, como hombre de Cristo, de oriente y occidente. Ha muerto con las botas puestas, con el sol de frente, iluminando el teso de la Ermita alta del Carmelo de Segovia, tras ofrecer su última lección, allí donde meditaba y enseñaba San Juan de la Cruz, su amigo.

Vaya para él mi agradecimiento, con el amor de Mabel, a quien tantas cosas ha enseñado. Sentiremos su ausencia física en el Carmelo de Salamanca, su casa. Pero sentimos desde ahora su presencia más alta. Hasta pronto, desde siempre, amigo Santiago.

Sin tiempo para más (esperando ofrecer más adelante una reflexión más extensa sobre su pensamiento teológico), recojo aquí tres semblanzas que le ha dedicado la prensa estos últimos dos años. Va al final una bibliografía sucinta, con algunos de sus trabajos más importantes.
Imagen 1: Santiago
Imagen 2: Santiago, ofreciendo su última lección de vida momentos antes de morir
Imagen 3: El último cielo en la tierra que pudo contemplar Santiago, cuando iba a caer, tras la última lección de su vida, cerca del sepulcro de San Juan de la Cruz, sobre la ermita de la Vera Cruz, ante Segovia.



Yoga y meditación cristiana. La experiencia mística es gracia

El carmelita descalzo Santiago Guerra Sancho lleva viviendo en Salamanca 64 de sus joviales 83 años de edad. La enorme vitalidad de su persona es alimentada por una incesante labor académica. En el ágil trajinar de su día a día no faltan numerosas charlas como las que imparte cada viernes y cursos de meditación. Además dirige un centro de Yoga que también fundó.

En su día fue profesor de la Facultad de Teología San Esteban. Con esta orden no ha dejado de estar vinculado gracias a su colaboración en diversas ponencias como experto en mística. Es profesor de mística y diálogo interreligioso en la Universidad de la Mística de Ávila. Precisamente por tratarse de una de las personas que hoy día está más facultada para hablar de mística merece esta entrevista que ahondar en interesantes cuestiones que tratan de desvelar la actualidad, y algún dato relacionado con esta materia tan difícil de definir y de delimitar pero que tanto interés despierta.

–¿En palabras de hoy qué podríamos decir que es la mística?
–Depende, porque hay muchos tipos de mística, lo que sí te puedo decir es que está muy de actualidad. Decir mística no es decir mística cristiana, es decir mística, en ese sentido no se puede dar una definición de mística, porque no hay una mística. Hay una mística budista, hay una mística cristiana,.. pero que desde el punto de vista fenomenológico tienen puntos comunes.

– ¿Podría decirnos algo común?
–Como algo común a todas las místicas es la experiencia de unidad de la persona con la realidad trascendente. Pero luego hay místicas muy diferentes, por ejemplo está la mística hinduista, la budista, la islamista, la cristiana,..

–¿Qué diferencia hay entre la mística de hoy y la de los tiempos de Santa Teresa?
–Diríamos que se tiende a unir mística y ciencia, con lo cual quedarían corroboradas las experiencias de los místicos. Se da una relación entre determinadas ondas cerebrales muy profundas y las experiencias místicas y entre el hemisferio cerebral derecho y las experiencias místicas. Esta es una característica, la relación entre las experiencias místicas y las ondas cerebrales.

– ¿Qué tipo de personas se interesan hoy por la mística?
–Se interesan los estudiosos del fenómeno religioso, porque dentro del fenómeno religioso, la mística es algo muy especial.; y se interesan los científicos, sobre todo la nueva física, y la nueva psicología, la psicología transpersonal, cada uno desde su punto de vista. Pero la ciencia por mucho que se acerque a la mística no es mística, la ciencia es ciencia y la mística es experiencia. Las experiencias místicas son muy difícil de explicar, Santa Teresa decía, «me es más imposible expresar esas experiencias que hablar en griego». Siempre ha sido una nota de la mística la inefabilidad.

–¿Inefabilidad?
–El místico tiene una experiencia que es inefable porque pertenece a un nivel de conciencia que no es el racional y por lo tanto, ahí desaparece el lenguaje racional. Para, de alguna forma dar a entender la experiencia mística tiene que recurrir a otro tipo de lenguaje como es el símbolo, la paradoja, .. La paradoja es como una aparente contradicción desde el punto de vista lógico, pero que expresa lo más profundo de la realidad. Lo más profundo de la realidad se explica solamente con símbolos y con paradojas pero no se puede explicar con un lenguaje racional que es el propio del conocimiento racional, porque la mística se da en niveles más profundos que el nivel de conciencia racional.

–¿Cualquier persona está preparada para tener experiencias místicas? ¿Qué condiciones hacen falta?
–No hay condiciones, la mística, se puede decir que el hombre no la consigue, se le da. Es una experiencia gratuita. Yo suelo decir que normalmente, porque la experiencia mística puede venir repentina, han habido casos. Normalmente se requiere un camino largo de preparación que consiste en un camino para que te vacíes de tus operaciones naturales -de entendimiento, memoria y voluntad-, para que esas potencias sean llenadas con la experiencia mística. Yo suelo decir que a través de este camino, que podemos llamar el camino ascético, se puede llegar hasta la puerta del misterio, pero que no se puede empujar, o sea que la puerta se abre desde dentro. Con lo cual quiero indicar que la experiencia mística es gratuita, se da, como que viene de repente. Evidentemente la preparación ha influido, es decir, ha preparado al sujeto, pero que no es el efecto de tu preparación, sino que le viene dada.

–¿Qué nos dice de los santos místicos por excelencia, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús?
–Quiero que se distinga entre vida mística, que es la experiencia de unión con la realidad trascendente, en caso de Santa Teresa con Dios personal o con Cristo, y fenómenos místicos que la gente confunde normalmente con la mística. Un ejemplo de vida mística es el que ponía la Santa de las dos velas que en un extremo hacen una sola luz. Los fenómenos místicos, es algo que muchos consideran accesorio, Santa Teresa, por ejemplo, lo llama arrobamiento, arrebatamiento, herida de espinas, duelo de espíritu y que en ella acompañaron su vida mística y le ayudaron a intensificarlo cada vez más. A la Santa, todos esos fenómenos le duran hasta que tiene la experiencia suprema mística que se llama matrimonio espiritual. Una vez que tiene esa experiencia cesa todo eso, por lo tanto, en la Santa todos esos fenómenos místicos eran lo que ella llamaba joyas que le va mandando el esposo futuro para prepararla para el matrimonio espiritual y para la consumación de la experiencia mística. Fue una época concreta que en Las Morada ella llamaba el desposorio espiritual. En ella fue una preparación que iba intensificando el amor divino, el amor al prójimo, le iba haciendo más santa. San Juan de la Cruz y Santa Teresa se diferencian en que Santa Teresa es más descriptiva, no es una intelectual pero es una sabia. San Juan de la Cruz es más intelectual y entonces su mística está expresada en un nivel intelectual.
http://www.elnortedecastilla.es/salamanca/201504/03/experiencia-mistica-gratuita-hombre-20150403000930.html


Santiago Guerra, profesor de yoya, testigo de la Contemplación cristiana

Cada viernes Santiago Guerra imparte una sesión de meditación que se diferencia de la reflexión porque lo que buscan es «silenciar la mente para escucharse a uno mismo»

Hace aproximadamente 13 años, Santiago Guerra empezó a dar sesiones de meditación. Cabe destacar la especial sensibilidad de este religioso, su total apertura al conocimiento. Sobre todo es un experto docente, prueba de ello es que durante toda su vida ha sido profesor de Teología y los últimos años de Historia y fenomenología de las religiones en el instituto teológico de San Esteban de los Padres Dominicos de Salamanca.

Las sesiones de meditación que imparte duran aproximadamente una hora y media. A ellas acuden personas de todas las edades y de todo tipo de ideologías. Sólo hay una excepción, que son las personas que padecen algún problema mental, pues este se podría agravar.

Las sesiones suelen comenzar con unas charlas, impartida por Santiago Guerra, «versan sobre todo tipo de valores espirituales en un lenguaje no confesional, que sirva para todos, creyentes y no creyentes», matiza. En ellos hace alusión al cristianismo, al budismo, hinduismo, etcétera, es decir, se apoya en «las experiencia de las grandes espiritualidades, tanto orientales como occidentales», acomodando este conocimiento a nuestra cultura y psicología actual.

Sus sesiones se encuentran dentro del diálogo interreligioso que la Iglesia promueve con el Concilio Vaticano II. A través de esta meditación persiguen cultivar el silencio, pero «con un contenido en el que se buscan las riquezas espirituales de las diversas religiones», explica. Tras dicha conferencia, todo el grupo hace 25 minutos de meditación en silencio, un paseo meditativo, pueden terminar con una meditación dirigida por imágenes o visualización y una danza meditativa, «que es muy distinta a las danzas clásicas», puntualiza.
Gran tradición

Como buen Carmelita Descalzo, que es, y como buen conocedor de la materia, Santiago Guerra, no se olvida de aludir a Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Ellos le hacen calificar de «riquísima» la tradición mística que tenemos «desde los primeros tiempos del cristianismo», pero cuya cima «curiosamente» son estos, «los más grandes místicos de la Iglesia católica», recuerda.
A ellos les cita mucho, pero también a otros y de diferentes religiones, tanto de oriente como de occidente, no obstante, al hilo de las nuevas tendencias, Santiago Guerra aconseja que «no hay que obsesionarse tanto con oriente como si en occidente no existiera la meditación, lo que necesitamos es redescubrirlo».
A la pregunta de sí sabemos meditar, Santiago Guerra responde que es necesario diferenciar la reflexión de la meditación. Para entender bien lo qué es una cosa y otra, alude a la «oración profunda», de los santos antes mencionados y explica que «no se trata de hacer reflexión», sino que a través de la meditación persiguen «tener la mente totalmente en silencio para vivir la propia presencia en ti mismo, y en los creyente también en Dios». Considera que no es quedarse en blanco porque en el silencio, sin palabras, sin sentimientos, cambia el hombre, y le va acercando mucho más a sí mismo.
http://www.elnortedecastilla.es/salamanca/201603/27/meditacion-puedes-orientar-vida-20160327131439.html

La poesía de San Juan de la Cruz es uno de los mayores torrentes de luz que ha producido el hombre”

“La mística de San Juan de la Cruz está poblada de nadas, es la de un asceta terrible que se arrancó el corazón”, afirma Santiago Guerra

En la noche fría de este pasado miércoles se ha desarrollado la segunda sesión de la Cátedra Domingo de Soto de la Universidad de Salamanca, impartida por el Santiago Guerra Sancho sobre San Juan de la Cruz y el saber no sabiendo. El objetivo de la Cátedra Domingo de Soto desde su creación en 1975, es ampliar los intereses de los estudiantes sobre problemas religiosos en el Cristianismo o en la historia de la humanidad.

El profesor Santiago Guerra comenzó su conferencia recordando las palabras del pensador Wittenstein, no se entiende algo al menos que se lo puedas contar a tu abuela. Santa Teresa decía que la mística era más imposible que hablar griego. Como se podrá explicar la mística a la abuela con palabras sencillas, es casi imposible. Dámaso Alonso, en la edición que realizó sobre la poesía de San Juan de la Cruz (desde esta ladera), afirmaba que la poesía de San Juan de la Cruz, es uno de los mayores torrentes de luz que ha producido el hombre. Es imposible aclararlo desde la ladera humana, con una trasfusión tal que nuestra alma no ha percibido semejante desilusión, no queda más que abandonarse en los brazos de Dios.

La más alta posibilidad de la belleza no nace desde la estética sino desde la experiencia de Dios. Pisar el terreno de la mística es pasar al otro lado del espejo de Alicia y poner la razón y el lenguaje en suspenso. Pero a pesar que desaparece la razón y el lenguaje, es necesario ofrecer la experiencia para engolosinar, como recordaba Santa Teresa. La experiencia mística se expresa rompiendo el lenguaje que escandaliza al que lo escucha. El maestro Eckhart comentaba que blasfemando de Dios le alabo, burlándose del lenguaje. El buscador está al límite de los conceptos y del lenguaje, ya que cualquier concepto de Dios, es una proyección nuestra, un ídolo. Dios está siempre más allá. San Juan de la Cruz, no utilizará nunca la palabra Dios, la sustituye por el Amado. Dios es inefable, inconceptualizable, pero el místico se las arregla para crear un lenguaje nuevo.

El filósofo J. Maritain, otorga el apelativo a San Juan de la Cruz como el “Doctor de la Noche”. Ésta es el tiempo donde culmina la experiencia humana hacia su meta, trata de guiar nuestra libertad, a través de todas las noches del desprendimiento de los sentidos y del espíritu, hacia la sabiduría de la unión mística. Es además, la noche oscura, donde se abandonan todas las luces y apoyaturas de la creencia. Su mística está poblada de nadas, es el asceta terrible que se arrancó el corazón. Es la noche más profunda es la que nos abre a la experiencia de Dios, en esa noche negra puede surgir una humilde luz aún sin rostro. También puede ser un puente para el sentimiento amoroso en el rincón más profundo del alma y que permita atravesar la noche oscura. Sólo la herida de amor, justifica esa aventura nocturna. En su Cántico Espiritual la herida de amor viva es la que ayuda a salir. Desde la perspectiva teologal, será la fe, la esperanza y el amor lo que le mueve a cruzar la noche.

El místico piensa en la purificación del mundo sensorial, es la imagen de Dios que tienes dentro de ti la misma energía infinita de Dios. Esta puede quedar estancada, bien por el poco desarrollo intelectual o bien por una fe infantil, ave atada a un hilo, por muy delgado que este sea, no puede volar. Se necesita la noche de sentido aunque sea dolorosa para la liberación de la razón, de la memoria y de la voluntad.

Este saber no sabiendo
es de tan alto poder,
que los sabios arguyendo
jamás le pueden vencer;
que no llega su saber
a no entender entendiendo,
toda ciencia trascendiendo.

San Juan de la Cruz habla de un no saber racional, es necesario en un primer momento la meditación discursiva, pero hay que ir poco a poco desarrimando y poner las potencias, la razón, la memoria y la voluntad, en un silencio puro para que nos hablen de Dios. Cuando las potencias se vacían de sus objetos, se convierten en receptáculo de Dios. Es la noche pasiva del alma, la llama de amor viva, soy amado, soy vivido, la ciencia es un sentir de la Ciencia Suma. Esta es un sentimiento que lleva a saborear a Dios con el corazón. Es un sentir que no nace del hombre, es una presencia de Dios en la vida humana. Ese sentimiento es una visión y una unión a la vez. Desde este sentimiento de amor vivo, la razón se convierte en fe, la memoria en esperanza y la voluntad en amor divino.

El Dios de San Juan de la Cruz, es un Dios escondido, ¿Adónde te escondiste, amado, y me dejaste con gemido? En nuestras sociedades Dios es una ausencia, se ha expulsado a Dios de todos los campos de la vida, estamos sin noticias de Dios, incluso está ausente de la propia vida religiosa. El creyente se coloca en una noche oscura y se siente tentado por el ateísmo, ¿Dónde está Dios? En el constante aviso del místico de Ávila de la negación de Dios, para desterrar las imágenes falsas, es en esa negación donde paradójicamente nos encontramos con Dios. Eckhart y San Juan de la Cruz, son teólogos de la “Muerte de Dios”, un Dios hecho a nuestra imagen, un auténtico ídolo: Dios ha muerto, viva Dios. El cardenal Koenig, ve en San Juan de la Cruz como un guía de la fe muy profundo y acomodado al hombre de nuestros tiempos.

Entre sus escritos cabe señalar:
El Dios de Jesucristo (Colección Instituto de Espiritualidad a distancia), Madrid, 1983, 168 p.; La meditación y la Nueva Era. Temas para un diálogo, Madrid, 1986, 183 p.; S. Juan de la Cruz y la búsqueda de Dios en nuestro tiempo, Salamanca, 1992, 101 p.; Yoga, zen y oración cristiana, 35, 1976, 125-150 p.; S. Juan de la Cruz y el diálogo con Oriente, 49, 1990, 501-541p.; El reto del discurso cristiano: Decir hoy “Dios” significativamente , 53, 1994, 255-315p.; Simone Weil, A la espera de Dios en el umbral de la Iglesia, 64, 2005, 423-462p.; El diálogo interreligioso: el Carmelo Teresiano-Sanjuanista entre Oriente y Occidente, Ibd.; Una mística de hoy, en “Teresa de Lisieux, profeta de Dios, doctora de la Iglesia”(Actas del Congreso Internacional, Salamanca, 1998); Ecología y cristianismo, una relación discutida, en “Razón y Fe”, nº 1088, 1989, 605-626p.; La noche del sentido, en “Sal Terrae”, marzo 2000, 215-230 p.

Juan Antonio Mateos Pérez

((http://salamancartvaldia.es/not/69843/-ldquo-la-poesia-de-san-juan-de-la-cruz-es-uno-de-los-mayores-torrentes-de-luz-que-ha-producido-el-hombre-rdquo-/))

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