De la higuera al manzano, un camino por la Biblia

Ese tema (estar bajo o en la higuera) ha recibido un tono algo distinto en el evangelio donde Jesús le dice a Natanael que le ha visto sentado a la sombre de la higuera (cf. Jn 1, 48-48).
Pues bien, al lado de la higuera, que tiene además otros simbolismos, aparece en la Biblia el tema del posible manzano del paraíso, cuyo fruto tomaron contra Dios Eva y Adán. En ese contexto dirá Juan de la Cruz que la madre/amada de la humanidad empezó siendo violada debajo del manzano.

Con estos elementos he querido escribir esta postal, tomada de algunas entradas de mi Gran Diccionario de la Biblia donde podrán verse más extensamente los temas.
Agradezco a Juan, a Galetel y a todos los que han comentado mis “postales anteriores” sobre la higuera, porque me han ayudado a seguir reflexionando sobre el tema, y también a Pedro Zabala que me ha mandado su reflexión sobre la higuera de su infancia.
No he respondido a todos los problemas planteados por los lectores, pero creo que puedo ayudar a los que están interesados por el motivo de los árboles bíblicos, empezando por la higuera y el (presunto) manzano del paraíso.
1. APÓLOGO DE DE JOTÁN. LA HIGUERA ANTIMONÁRQUICA

Un usurpador, llamado → Abimélec, había matado a sus hermanos, coronándose rey en Siquem. El sabio Jotán, representante de los asesinados, proclama desde el Monte Garizim, en forma de apólogo, la ley de la realeza:
«Los árboles se pusieron en camino para ungir a uno su rey.
Dijeron al olivo: Sé tú nuestro rey. Les respondió el olivo: ¿Voy a renunciar a mi aceite que da honor a dioses y humanos, para mecerme sobre los árboles?
Los árboles dijeron a la higuera: Ven tú, reina sobre nosotros. Les respondió la higuera: ¿Voy a renunciar a mi dulzura y mi sabroso fruto, para mecerme sobre los árboles?
Los árboles dijeron a la vid: Ven tú, reina sobre nosotros. Les respondió la vid: ¿Voy a renunciar a mi vino, que alegra a dioses y humanos, para mecerme sobre los árboles? Todos los árboles dijeron a la zarza: Ven tú, reina sobre nosotros. La zarza respondió a los árboles: Si de verdad venís a ungirme como rey sobre vosotros, venid y cobijaos a mi sombra. Y si no es así, brote fuego de la zarza y devore los cedros del Líbano» (Jc 9, 7-15)
Los árboles regios (olivo, higuera y vid), forma una trilogía vegetal sagrada (con la higuera en vez del trigo, que no tiene altura para ser arbusto): son portadores de la vida, que es honor (aceite), dulzura (higuera), alegría (vino); por eso no necesitan sen reyes.
Frente a ellos se eleva envidiosa la zarza, arbusto parásito por antonomasia: no alimenta a los demás, sino que vive de chupar la vida de los otros y así planea y parece reinar sobre los árboles del campo y bosque, robándoles la vida.
Este apólogo, que presenta a los reyes como parásitos sociales, constituye uno de los ejemplos más fuertes de crítica en contra de la → monarquía, no sólo dentro de Israel (→ Samuel), sino en la literatura universal.
2. LUCAS 17, 6. HIGUERA QUE VUELA Y SE PLANTA EN EL MAR
He comentado ya en el evangelio de Marcos en el famoso episodio de la higuera, vinculado a la “purificación” del templo (cf. Mc 11, 12-19). Pedro se admira de que la higuera se haya secado, y Jesús le responde:
«Tened la fe de Dios! En verdad os digo, si uno le dice a este monte: ¡Quítate de ahí y arrójate al mar!, y no duda en su interior, sino que cree que va a realizarse lo que dice, lo obtendrá» (Mc 11, 22-24).
Ésta es una palabra clave, no sólo de Marcos, sino de todo el Nuevo Testamento, situada tras la destrucción del templo de Jerusalén (el 70 d.C.). Ha caído el templo material (se ha secado la higuera), pero se abre y potencia el poder de una fe que mueve montañas, la misma “fe de Dios” (pistis theou), que los creyentes pueden y deben hacer suya.

El evangelio de Mateo recoge por dos veces esta imagen, y la aplica lo mismo que Marcos a la montaña: “si tenéis fe diréis a este montaña ´vuela y échate al mar ella lo hará” (cf. Mt 17, 20; 21, 21)… Pero el evangelio de Lucas conserva una versión quizá más antigua de ese mismo dicho y lo aplica a la higuera:
Si tuviérais fe como un grano de mostaza
diríais a esa higuera “arráncate de raíz y plántate en el mar”
y ella os obedecería (Lc 17, 6)
Algunos piensan que el texto primitivo es el de Lucas (que Jesús sólo habría hablado de una higuera que puede plantarse en el mar…); otros afirman que Jesús pudo haber desarrollado el tema de las dos formas (un monte que vuela, una higuera plantada en el mar…), para destacar la importancia de la fe. Aquí nos basta con lo dicho, para así evocar el tema de la fe relacionado con la higuera.
3. CONVERSIÓN DE LA HIGUERA, TEMA DE LUCAS (Y SABIDURÍA DE AJICAR)
Como indiqué ayer, sólo Lucas ha desarrollado el tema de la higuera en línea de conversión… en la parábola del Viñador que le dice al Dueño… que siga confiando, que le dé tiempo a la higuera, un año más, que él la cuidara.
Sin duda, esa higuera es el pueblo de Dios… que debe dar frutos, pues de lo contrario será cortado y echado al fuego. La iglesia puede ser también la Iglesia y el conjunto de la humanidad, que si no cambia se destruirá a sí mismo.
Esta parábola de Lc 13, 6-9 distinguía entre el dueño (que parecía Dios), decidido ya a cortar la higuera (destruir la humanidad) y un servidor bueno, un viñador (¿Jesús?) que le pide un año de prórroga, como ayer puse de relieve. Como digo, la higuera es Israel, somos nosotros… llamados a la conversión (y en riesgo de destruirnos si no lo hacemos).
Éste puede ser un tema de Jesús, pero es muy posible que haya sido desarrollado por la tradición evangélica del mismo Lucas, en la línea de la Sabiduría de Ajiqar, un libro de origen siro-arameo (conocido en el entorno de Babilonia) al menos desde el siglo VI a. C., donde el Sabio dice a su estudiante:
«Hijo mío, tú eres como un árbol que no daba frutos, aunque estaba junto al agua, y su amo se vio obligado a cortar.» Y él le dijo: «Trasplántame, y, si entonces tampoco doy fruto, córtame.» Pero su amo le dijo: «Cuando estabas junto al agua no diste fruto, ¿cómo vas a dar fruto cuando estés en otro lugar?» (cf. J. Jeremías, Las parábolas de Jesús, Verbo Divino Estella)
Lucas se vale aquí de una narración popular, que aparece también en otras versiones. Su novedad está en el hecho de que acepta la petición del viñador, en contra de la lógica del Dueño… El mismo Dios se deja interpelar por el viñador, y tiene misericordia de la higuera, es decir, de la humanidad. Eso significa que vivimos de misericordia, por la bondad de Dios.
4. LA HIGUERA ENTRE LOS ÁRBOLES FECUNDOS. FLORA BÍBLICA
(→ alimentos, árboles, comidas, manzana). La mención de las plantas resulta importante en el conjunto de la Biblia, a partir de los árboles del paraíso, que han venido a condensarse después, simbólicamente, en el árbol del conocimiento del bien y del mal y en el árbol de la vida (Gen 2).
En un sentido más concreto podemos recordar los siete arboles/plantas principale del Deuteronomio, que aparecen aparecen como signo de la riqueza de Israel, en el contexto del Oriente Medio, lugar donde se han cultivado y desde donde se han extendido a gran parte del mundo los productos básicos de la agricultura mediterránea, que se condensan en siete:
«Yahvé, tu Dios, te introduce en una tierra buena, tierra en que corren las aguas, manantiales y fuentes que brotan en el valle y la montaña; tierra del trigo y la cebada,
de la viña, la higuera y el granado,
tierra de olivares y miel (de dátiles),
tierra donde no comerás en la pobreza, no carecerás de pan en ella, tierra donde las piedras son hierro y las montañas bronce...» (Dt 8, 7-10). «Esta es la tierra donde no tendrás que regar como en Egipto, porque el mismo Dios la mira y riega, poniendo sus ojos en ella (=haciendo que llueva), desde que empieza al año hasta que el año acaba, de manera que produzca el trigo, el vino y el aceite, junto a la yerba necesaria para que los ganados» (cf. Dt. 11, 10-16).
En este contexto ha evocado el pasaje anterior las comidas tradicionales, dones fundantes de la tierra (trigo y cebada, viña y olivar, higuera, granado y palmera). A partir de este pasaje ha elaborado el judaísmo su doctrina de las siete especies o frutos de la tierra prometida (cf. Misná, Bik 1, 1.10), precisando que la miel es de dátiles de palmera (más que de abejas). Así ha presentado la Biblia los siete árboles/arbustos con sus frutos, que son fundamentales para la vida humana. Entre ellos destacan los centrales, que son el símbolo de la agricultura mediterránea (trigo, vino, aceite).
5. LA AÑORANZA DE LA HIGUERA (PEDRO ZABALA)
Me ha mandado Pedro una hermosa reflexión sobre la higuera, que quizá podría completarse desde el enigmático dicho de Jn 1, 48-50, donde Jesús le dice a Natanael que le vio bajo la higuera y le conoció bien, como auténtico israelita. Da le impresión de que Jesús supone que los que están bajo la higuera son buenos. Pero dejo la palabra a Pedro Zabala.
Cuando me dicen que estoy en la higuera, no puedo menos de pensar ojala!. La mención del nombre de ese árbol me evoca aquella que había en una esquina del gallinero de mis abuelos en el pueblo. Mi memoria tiene grabada su aroma inconfundible y los recuerdos de cuando, de adolescente y joven, subía a sus ramas para desayunar los riquísimos higos, dejando los que no llegaba por la altura para que los disfrutaran los pájaros. Claro que, como es un pueblo de la sierra riojana, sólo maduraban en los veranos calurosos y ya a finales de septiembre. Pero, si te dicen que estás en la higuera, te acusan de vivir en la inopia y de no darte cuenta de las cosas. Seguro que, como a todos, muchas me pasan desapercibidas. Eso que intento estar bien informado. Cosa difícil hoy día por dos motivos: el primero, la cantidad de noticias que nos llegan cada día en tal número que desbordan nuestra capacidad de información y el segundo, la selección sesgada que de las mismas nos hacen los medios de información, cada vez más concentradas en menos manos. Muchas veces mezclan confusa e insidiosamente noticias y opinión, para que el pensamiento único no tenga rivales en su imposición. Esta censura encubierta se ve desbordada en los últimos tiempos, gracias a Internet y las redes sociales, aunque también hay que ejercer sobre ellas el necesario discernimiento.
Por eso, me vuelvo a mi higuera. A saborear en el recuerdo su aroma, pero sin dejar de otear la realidad que me circunda. Con los dos ojos bien abiertos y sin miedo a lo políticamente incorrecto, de ayer, de hoy o de mañana. No poseo la verdad, pero no renuncio a seguir yendo en su búsqueda. Sé que no estoy sólo en ese caminar. Y no faltarán los fanáticos, de uno u otro bando, que ataquen a quienes se atrevan a pensar por su cuenta, a correr el riesgo de equivocarse y a enmendar el posible error cuando lo adviertan.
MANZANA (→ árboles, comidas).
Manzana en general:
Se ha dicho que Palestina no era tierra de manzanas, y que por esa razón ellas no aparecen o aparecen poco en la Biblia. Pero esa afirmación no del todo cierta, pues la Biblia Hebrea contiene varias veces la palabra tappuah, que debe traducirse por manzana, a pesar de que algunos hayan afirmado que puede referirse más bien a la naranja, cosa muy difícil, pues el naranjo, originario de China/Indochina, sólo se introduce en occidente tras las conquistas árabes (siglos VIII-IX).
Ciertamente, la manzana aparece en la Biblia con menos frecuencias que otros frutos (higuera, granado y palma, por ejemplo), lo que parece indicar que su cultivo se hallaba menos extendido en los medios populares, pero la encontramos en diversos pasajes sapienciales, poéticos y proféticos.
A la manzana alude, por ejemplo, el libro de los Proverbios: “Manzana de oro con adorno de plata es la palabra bien dicha” (Prov 25,11). Esta sentencia supone que la manzana es un fruto noble y hermoso, y que sirve como modelo para fabricar adornos de oro engastados en plata (quizá pendientes, por el contexto en que se incluye la sentencia), de forma que ella que puede compararse con una sentencia hermosa. Da la impresión de que la manzana forma parte de la cultura de una población de cierta riqueza económica.
Más abundante es el empleo de la manzana como signo de belleza y amor en el Cantar de los Cantares, también en un contexto de dignidad y riqueza:
«Como el manzano entre los árboles silvestres, así mi amado entre los jóvenes. A su sombra apetecida estoy sentada, y su fruto me es dulce al paladar» (Ct 2, 3). «Confortadme con pasteles de pasas, reanimadme con manzanas, que enferma estoy de amor» (Ct 2, 5).
En ambos casos, la manzana aparece como fruto noble y perfumado que reanima, de manera que puede utilizarse en forma de comida y medicina, en un contexto poético de amor. Es muy posible que las clases nobles de Palestina hayan conocido manzanas de importación o las hayan cultivado en sus jardines.
Finalmente se habla de la manzana en un contexto profético de desolación, al lado de las plantas y los árboles que son más frecuentes en la Biblia:
«El grano ha sido arrasado, ha faltado el mosto, y el aceite virgen se ha agotado… Consternaos, labradores, gemid, viñadores, por el trigo y la cebada, porque se ha perdido la cosecha del campo… Se ha secado la viña, se ha marchitado la higuera, el granado, la palmera y el manzano, todos los árboles del campo están secos» (Jl 1, 10-12).
Significativamente, este pasaje recoge los árboles del gran canto que el Deuteronomio eleva a la tierra de Israel: «Tierra de trigo y de cebada, de viñas, higueras y granados, tierra de olivares, de aceite y de miel (de palmeras)» (Dt 8, 8). Entre ellos añade Joel el manzano, que así viene a presentarse como uno de los árboles más conocidos y cultivados por los agricultores de su tiempo. El hecho de que el manzano no aparezca en la lista de Dt 8, 8 puede deberse a que es menos frecuente o al hecho de que su cultiva generalizado se ha extendido en un tiempo posterior, pues las referencias citadas (Proverbios, Cantar de los Cantares y Joel) parecen relativamente tardías.
2. ¿Manzana del paraíso?
Hay finalmente otro árbol y fruto que, en forma popular se ha entendido como manzana. Se trata del árbol y fruto del paraíso, prohibido por Dios, del que Eva comió y dio de comer a su marido. Pero la Biblia no habla en este contexto de manzana, sino del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, un fruto hermoso para la vista y delicioso para la comida (Gén 2,9.17; 3,6).
El texto no especifica la identidad del árbol y su fruto, sino que lo presenta como un árbol y fruto simbólico, que cada uno puede interpretar a su manera; más que un árbol físico es un árbol simbólico, utilizado por la Biblia para indicar la hondura del deseo humano, el conflicto entre la ley de Dios y el riesgo de un tipo de desobediencia y de pecado.
Conforme a lo anterior, ese fruto bien podría ser el manzano, pero la Biblia, sabiamente, no lo dice (no puede decirlo, pues queda en un plano simbólico). De todas formas, dede tiempo antiguo son muchos los que han identificado el árbol del bien y del mal con manzano, porque su fruto es en occidente el más conocido y hermoso de los frutos de los árboles.
En esa línea, los grandes artistas, desde el siglo XVI, han pintado a Eva tomando la manzana que le ofrece la Serpiente para comerla y darle de comer a Adán. Ésta es una aplicación hermosa, que se puede mantener en un plano simbólico, pero no respondo al texto original de la Biblia, que no ha querido precisar la identidad del “fruto” del árbol del conocimiento del bien y del mal, sino que ha preferido dejarlo en un plano simbólico.