Francisco, Maoz y Aziz, lanzan en el Arena de Verona un grito: "¿Para qué sirve la guerra?" El abrazo de paz del Papa con un joven palestino y otro israelí, víctimas de la guerra en Gaza: "Nuestro dolor nos ha unido, y nos ha llevado a dialogar"

El abrazo del Papa y los jóvenes palestino e israelí
El abrazo del Papa y los jóvenes palestino e israelí

"Ustedes, tejedores de diálogo en Tierra Santa, piden a los líderes mundiales que escuchen su voz, que los involucren en los procesos de negociación, para que los acuerdos nazcan de la realidad y no de las ideologías: las ideologías no tienen pies para caminar, no tienen manos para curar heridas, no tienen ojos para ver el sufrimiento ajeno. La paz se hace con los pies, las manos y los ojos de los pueblos implicados"

"El primer paso es reconocer que no somos el centro, ni tampoco nuestras ideas y visiones. Y luego aceptar que nuestro modo de vida se verá inevitablemente afectado y cambiado. Cuando estamos al lado de los pequeños nos sentimos «incómodos». Caminar con ellos nos obliga a cambiar el paso, a revisar lo que llevamos en la mochila, a aligerarnos de muchos pesos y lastres y hacer sitio a cosas nuevas"

"Es el Evangelio el que nos dice que nos pongamos del lado de los pequeños, de los débiles, de los olvidados"

"La revolución digital de los últimos años nos ha permitido estar constantemente conectados, poder comunicarnos fácilmente con personas que están lejos, poder realizar nuestro trabajo a distancia. Deberíamos disponer de más tiempo y, en cambio, nos encontramos siempre con prisas, persiguiendo la urgencia de última hora"

"El enorme desafío que tenemos ante nosotros es ir contracorriente para redescubrir y preservar estos ritmos naturales. Para poder hacerlo, es importante construir los contextos en los que esto pueda experimentarse, es decir, las relaciones y los lugares"

"No tengas miedo si hay ideas diferentes que se enfrentan y tal vez choquen. En estas situaciones estamos llamados a un ejercicio diferente. A dejarnos interpelar por el conflicto, a dejarnos provocar por las tensiones, a ponernos en búsqueda"

"Para construir procesos de paz sólidos, la autoridad de hecho sabe valorar lo que hay de bueno en cada uno, sabe confiar y permite así que las personas se sientan capaces de aportar a su vez una contribución significativa"

"Papa Francisco, soy Maoz Inon, soy de Israel y mis padres fueron asesinados el 7 de octubre. Papa Francisco, me llamo Aziz Sarah, soy palestino y esta guerra me arrancó a mi hermano. Somos emprendedores y creemos que la paz es lo más grande que podemos conseguir". Y las decenas de miles de personas que abarrotaban el Arena de Verona para participar en el Encuentro "Arena de Paz - La Justicia y la Paz se besarán", se detuvieron, en un suspiro emocionado, y contenido. Que contenía un anhelo de paz de todo el mundo.

"En todas las plazas se hacen barras por la paz" dijo uno de ellos en hebreo. "Tus ojos bailarán, danzarán, y tus hijos jugarán todavía", dijo el otro en árabe. "Nuestro dolor nos ha unido, y nos ha llevado a dialogar", y se cogieron de la mano, y la alzaron al cielo. Y todos, Papa incluido, se pusieron en pie para aplaudir. 

Oración por la paz en Tierra Santa
Oración por la paz en Tierra Santa

"Ante el sufrimiento de estos dos hermanos, que es el sufrimiento de dos pueblos, no se puede decir nada. Ellos han tenido la valentía de abrazarse, y esto no solo es valentía y testimoio de paz, sino que es un proyecto de futuro. Abrazarse. Los dos han perdido familiares, la familia se ha roto por esta guerra. ¿Para qué sirve la guerra? Por favor, hagamos un espacio de silencio, porque no se puede hablar demasiado de esto, sino sentir el abrazo de estos dos jóvenes, que cada uno rece al Señor por la paz" pudo decir Francisco después de fundirse en un abrazo con Maoz y Aziz.

El viaje de tus sueños, con RD

En la oración, el Papa también recordó la pérdida de la sonrisa de los niños de la guerra de Ucrania; en los ancianos de esos dos países, "y ahora, una derrota". "Una derrota histórica, una derrota de todos nosotros. Recemos por la paz y digamos a estos dos hermanos que lleven este deseo nuestro, y esta voluntad de trabajar por la paz, a sus pueblos. Gracias, hermanos, por esto".

"Una derrota histórica, una derrota de todos nosotros. Recemos por la paz y digamos a estos dos hermanos que lleven este deseo nuestro, y esta voluntad de trabajar por la paz, a sus pueblos. Gracias, hermanos, por esto"

El Papa, en el centro del impresionante anfiteatro romano, atestado de actores de paz en el mundo, contestaba en su discurso final: "Ustedes, tejedores de diálogo en Tierra Santa, piden a los líderes mundiales que escuchen su voz, que los involucren en los procesos de negociación, para que los acuerdos nazcan de la realidad y no de las ideologías: las ideologías no tienen pies para caminar, no tienen manos para curar heridas, no tienen ojos para ver el sufrimiento ajeno. La paz se hace con los pies, las manos y los ojos de los pueblos implicados".

"Hoy nos podemos dar el Premio Nobel de Poncio Pilatos, porque somos maestros en lavarnos las manos"

Representantes de las distintas Mesas de Trabajo presentaron al Papa cinco preguntas, y un compromiso: "Imaginamos Arena 2024 como el inicio de un viaje generativo multifacético y permanente, conscientes de que la paz hay que promoverla, prepararla, cuidarla, vivirla y organizarla". Estas son, junto a las respuestas (que finalmente no siguieron el orden indicado inicialmente): 

Francisco, en El Arena Verona
Francisco, en El Arena Verona



1. LA PAZ DEBE FOMENTARSE (Tabla de migración)

Pregunta: Papa Francisco, soy Elda Baggio de «Médicos sin Fronteras» y estoy aquí con João Pedro Stédile (quien por cierto, citó a "nuestro obispo Pedro Casaldáliga"), que se ha unido a nosotros desde Brasil y trae consigo toda la sabiduría y experiencia de Movimiento de los Sin Tierra. Nosotros también nos preocupamos por construir la paz y hemos experimentado que el primer paso es ponerse del lado de las víctimas, escucharlas, dejar que cuenten sus historias y que sus voces sean escuchadas. Experimentar esto nos desarma el corazón, los ojos, la mente y hace evidentes las injusticias que existen. Pero no es un paso fácil de dar: ¿cómo vivir esta conversión de perspectiva? ¿Qué puede ayudarnos a hacerlo?

Elda Baggio y João Pedro Stédile, que citó a Pedro Casaldáliga
Elda Baggio y João Pedro Stédile, que citó a Pedro Casaldáliga


La respuesta del Santo Padre

Es el Evangelio el que nos dice que nos pongamos del lado de los pequeños, de los débiles, de los olvidados. Es Jesús con el gesto del lavatorio de los pies el que subvierte las jerarquías convencionales. Es siempre Él quien llama a los pequeños y a los excluidos y los pone en el centro, los invita a estar en medio de los demás, los presenta a todos como testigos de un cambio necesario y posible. Con sus acciones Jesús rompe convenciones y prejuicios, hace visibles a las personas que la sociedad de su tiempo ocultaba o despreciaba, y lo hace sin querer sustituirlas, sin instrumentalizarlas, sin privarlas de su voz, de su historia, de sus experiencias.

Elda Baggio
Elda Baggio

Como escribió en el documento de una de sus mesas de trabajo, para acabar con todas las formas de guerra y violencia, debemos estar al lado de los pequeños, respetar su dignidad, escucharlos y hacer que su voz pueda oírse sin ser filtrada. Conocer a los pequeños y compartir su dolor. Y tomar partido a su lado contra la violencia de la que son víctimas, saliendo de la indiferencia y de sus justificaciones.

Jesús rompe convenciones y prejuicios, hace visibles a las personas que la sociedad de su tiempo ocultaba o despreciaba, y lo hace sin querer sustituirlas, sin instrumentalizarlas, sin privarlas de su voz, de su historia, de sus experiencias

"Los pequeños, los pequeños sufren por culpa nuestra", improvisó. "Todos somos responsables de todos". "Hoy nos podemos dar el Premio Nobel de Poncio Pilatos, porque somos maestros en lavarnos las manos", señaló, para continuar con la respuesta.

Esta es la conversión que cambia nuestras vidas y el mundo. Una conversión que nos concierne a todos individualmente, pero también como miembros de las comunidades, movimientos, asociaciones a las que pertenecemos, y como ciudadanos. Y también concierne a las instituciones, que no son externas ni ajenas a este proceso de conversión. El primer paso es reconocer que no somos el centro, ni tampoco nuestras ideas y visiones. Y luego aceptar que nuestro modo de vida se verá inevitablemente afectado y cambiado. Cuando estamos al lado de los pequeños nos sentimos «incómodos». Caminar con ellos nos obliga a cambiar el paso, a revisar lo que llevamos en la mochila, a aligerarnos de muchos pesos y lastres y hacer sitio a cosas nuevas. Por eso es importante vivir todo esto no como una pérdida, sino como un enriquecimiento, una poda sabia, que quita lo que no tiene vida y potencia lo que es prometedor.

Un abarrotado Arena de Verona
Un abarrotado Arena de Verona

2. LA PAZ DEBE PREPARARSE (Mesa Trabajo y Economía)

Pregunta: Papa Francisco, soy Maoz Inon, soy de Israel y mis padres fueron asesinados el 7 de octubre. Papa Francisco, me llamo Aziz Sarah, soy palestino y esta guerra me arrancó a mi hermano. Somos emprendedores y creemos que la paz es lo más grande que podemos conseguir. Nos dirigimos a usted con Roberto Romano, del grupo de trabajo sobre economía. No puede haber paz sin una economía de paz. Una economía que no mate. Una economía de justicia. ¿Cómo podemos ayudar a los jóvenes a ser empresarios de paz cuando los lugares de formación están a menudo influenciados por el paradigma tecnocrático y la cultura del beneficio a cualquier precio?

El abrazo de paz de un joven palestino y otro israelí, víctimas de la guerra en Gaza: "Nuestro dolor nos ha unido, y nos ha llevado a dialogar"
El abrazo de paz de un joven palestino y otro israelí, víctimas de la guerra en Gaza: "Nuestro dolor nos ha unido, y nos ha llevado a dialogar"

La respuesta del Santo Padre (que dio por leída)

Los educadores -en las escuelas, en las parroquias, en las asociaciones- tienen una misión fundamental: crear las condiciones para el desarrollo integral de los jóvenes, como personas y como miembros de una comunidad. Y en la educación, la dimensión comunitaria es decisiva.

Necesitamos una «aldea» de la educación, que debe construirse invirtiendo en ella las mejores energías, manteniendo siempre en el centro a la persona vista en la comunidad, en una red de vínculos mutuos, alimentada por la fraternidad, la solidaridad, el servicio. Se trata de una tarea que concierne conjuntamente a adultos y jóvenes. La fecundidad y el carácter profético de este trabajo dependen precisamente de la capacidad de pasar de hacer algo para los jóvenes a caminar junto con los jóvenes, para comprender junto con ellos cuáles son las preguntas de hoy, los caminos que se abren, los engaños en los que se puede caer.

Se trata, evidentemente, de no limitarse al nivel de las nociones -que sin duda son necesarias-, sino ante todo de identificar las herramientas necesarias para poder leer lo que ocurre en la sociedad con conocimiento de causa; para desarrollar esa mirada que no excluye a los más frágiles.

En su documento de la Mesa de Trabajo y Economía, leemos: «Mirar los fenómenos económicos, sociales y laborales con los ojos de los últimos, partiendo de la situación concreta de trabajo y de vida de quienes más sufren las consecuencias de los desequilibrios y las desigualdades, nos permite ver mejor los mecanismos y procesos que rigen el sistema económico y producen aquellas cuestiones críticas que revelan su lógica. Además, mirar desde abajo también nos permite ver las alternativas, los signos positivos de cambio hacia un modelo diferente, que están presentes o están «germinando».

Papa Francisco en Verona
Papa Francisco en Verona

Es cierto que, hoy en día, existen impulsos realmente fuertes de reducir al ser humano a unas pocas dimensiones, a menudo ligados a la lógica de la utilidad, del beneficio, de la afirmación narcisista. Cada vez se extiende más la difusión de ritmos de vida antinaturales, la «rapidación» de la que hablaba en Laudato si'. El conjunto de la realidad está fragmentado y la especialización nos hace perder la visión de conjunto y el horizonte, así como la conciencia de las consecuencias de las decisiones tomadas.

Sin embargo, no enfrentamos a un hecho ineludible: el cambio es posible, pero requiere volver a tejer los lazos que se han deshilachado y recuperar una sana confianza en las posibilidades que tenemos. He aquí un reto para todos los educadores: dar confianza a los jóvenes, una confianza arraigada en el descubrimiento de formar parte de una comunidad, de una historia, de un futuro juntos.

Movimiento de las madres palestinas por la paz
Movimiento de las madres palestinas por la paz

3. LA PAZ DEBE SER CUIDADOSA (Entorno/Tabla creada)

Pregunta: Papa Francisco, soy Annamaria Panarotto de las Madres No-Pfas de Vicenza, un grupo de padres que luchan contra la contaminación del agua que mata a sus hijos. Estoy aquí con Vanessa Nakate, una joven y valiente guardiana de la casa común de Uganda. La paz se se hace juntos. No puede haber paz entre los seres humanos si los hombres y las mujeres no hacen las paces con la Creación. Construir relaciones de justicia entre todos los seres vivos lleva tiempo. ¿Cómo reencontrarla en esta época marcada por la rapidez y la inmediatez?

Vanessa Nakate y Annamaria Panarotto
Vanessa Nakate y Annamaria Panarotto

La respuesta del Santo Padre

"Vean ustedes que buen negocio es el del tráfico de armas. El negocio de la muerte"

En nuestra sociedad experimentamos esta tensión: por una parte, todo nos empuja a actuar con rapidez, estamos acostumbrados a tener una respuesta inmediata a nuestras peticiones y nos impacientamos si hay algún retraso. La revolución digital de los últimos años nos ha permitido estar constantemente conectados, poder comunicarnos fácilmente con personas que están lejos, poder realizar nuestro trabajo a distancia. Deberíamos disponer de más tiempo y, en cambio, nos encontramos siempre con prisas, persiguiendo la urgencia de última hora. Por otra parte, sentimos que esto no es natural. En nuestra sociedad se respira un aire cansado, muchos no encuentran motivos para realizar sus actividades cotidianas, agobiados por la sensación de estar siempre fuera de tiempo, como atrapados en la repetición de lo que se hace, porque no se tienen fuerzas ni tiempo para cuestionar los ritmos y los modos de acción. A veces es necesario saber ralentizar la carrera, no dejarse abrumar por las actividades y dejar espacio en nuestro interior a la acción de Dios.

«Ralentizar» puede parecer una palabra fuera de lugar, en realidad es una invitación a recalibrar nuestras expectativas y acciones adoptando un horizonte más profundo y amplio. Se trata de hacer una «revolución» en el sentido astronómico: el movimiento de un cuerpo celeste que vuelve a su punto de partida. La revolución a realizar consiste en reconocer de nuevo la existencia de ritmos y sus límites que están inscritos en nuestro ser hombres y mujeres (cf. Laudato si', 71). Reconocerlos y respetarlos sabiamente. El enorme desafío que tenemos ante nosotros es ir contracorriente para redescubrir y preservar estos ritmos naturales. Para poder hacerlo, es importante construir los contextos en los que esto pueda experimentarse, es decir, las relaciones y los lugares. Y no tenemos que inventarlo todo desde cero; al contrario, en muchas otras culturas podemos encontrar tesoros de sabiduría y experiencia que podemos aprovechar.

Artesanos de paz
Artesanos de paz

4. LA PAZ DEBE EXPERIMENTARSE (Desarme)

Pregunta:Papa Francisco, soy Andrea Riccardi y conmigo está Sergio Paronetto de Pax Christi. Junto a muchos hombres y mujeres buscamos la paz, estamos comprometidos con la paz. Lo hacemos con las realidades a las que pertenecemos, la Comunidad de Sant'Egidio y Pax Christi, lo hacemos junto a muchas otras realidades animadas por el mismo sueño. Hemos comprendido que la auténtica paz nace de la escucha de las personas, de las comunidades, con todas las diferencias y conflictos que existen. Pero en este punto luchamos: ¿cómo aprender a vivir el conflicto de manera sana y constructiva?

Andrea Riccardi y Sergio Paronetto
Andrea Riccardi y Sergio Paronetto

La respuesta del Santo Padre

Si hay vida, si hay una comunidad activa, si hay un dinamismo positivo en la sociedad, también hay conflictos y tensiones. Es un hecho: la ausencia de conflictos no significa que haya paz, sino que se ha dejado de vivir, de pensar, de gastarse por aquello en lo que se cree.

En nuestras vidas, en nuestras realidades, en nuestros territorios, siempre tendremos que contar con tensiones y conflictos. Siempre tendremos que entender qué polos están en juego en las tensiones que vivimos, en qué partes de los conflictos estamos implicados directamente o como testigos.

A menudo tenemos la tentación de pensar que la forma de salir de los conflictos y las tensiones es eliminarlos: los ignoro, los oculto, los margino. Al hacerlo, amputo a la realidad una parte incómoda pero también importante. Sabemos que el resultado final de esta forma de vivir los conflictos es aumentar la injusticia y generar reacciones de malestar y frustración, que pueden desembocar incluso en gestos violentos.

Andrea Riccardi, con el Papa
Andrea Riccardi, con el Papa

Otra respuesta miope es intentar resolver las tensiones haciendo prevalecer uno de los polos, reduciendo la pluralidad de posiciones a una única perspectiva. Una vez más, se trata de un callejón sin salida: se busca la uniformidad en lugar de la unidad, se teme infundadamente la pluralidad.

El primer paso para vivir las tensiones y los conflictos de forma sana es reconocer que forman parte de nuestra vida, que son fisiológicos, cuando no cruzan el umbral de la violencia. Por tanto, no hay que tenerles miedo. No tengas miedo si hay ideas diferentes que se enfrentan y tal vez choquen. En estas situaciones estamos llamados a un ejercicio diferente. A dejarnos interpelar por el conflicto, a dejarnos provocar por las tensiones, a ponernos en búsqueda. Buscar el orden de prioridades, lo que no significa suprimir uno de los polos, sino verlos juntos y captar su diferente peso. Buscar en un conflicto las razones de cada parte, las que emergen y, si se consigue, también las que se mantienen ocultas, de las que no se es plenamente consciente.

Artesanos de paz en Verona
Artesanos de paz en Verona

Esto es posible a través del diálogo, que está hecho de escucha atenta, de silencio que permite madurar lo vivido, de palabras reflexionadas. También es necesario crecer en el respeto, en el crédito que se da al otro. «Los verdaderos conflictos sociales, incluso los culturales, se resuelven dialogando, pero antes respetando la identidad del otro». Y el diálogo y el respeto pueden madurar cuando empezamos a hacer algo juntos, cuando unimos nuestras manos ante los pensamientos.

Mahbouba Seraj, de Afganistán
Mahbouba Seraj, de Afganistán


5. LA PAZ DEBE ORGANIZARSE (Mesa de Derechos de la Democracia)

Pregunta: Papa Francisco, soy Mahbouba Seraj: he venido aquí, a Arena 2024, desde Kabul, en Afganistán, y me dirijo a usted junto con Giulia Venia, del Grupo de Trabajo sobre la Democracia. «Si quieres la paz, debes preparar instituciones de paz». Pero no sólo instituciones políticas. En mi país, Afganistán, hemos visto fracasar la ilusión de una democracia fabricada. Construir un nosotros requiere instituciones educativas, económicas, sociales, es la convicción de los participantes en la mesa Democracia y Derechos. ¿Qué tipo de liderazgo puede llevar adelante esta tarea?

Respuestas del Papa
Respuestas del Papa


La respuesta del Santo Padre

La cultura fuertemente marcada por el individualismo corre siempre el riesgo de hacer desaparecer la dimensión de comunidad, de los vínculos vitales que nos sostienen y nos hacen avanzar. E inevitablemente tiene también consecuencias en el modo de entender la autoridad. Quienes desempeñan un papel de responsabilidad en una institución política, o en una empresa o en una realidad socialmente comprometida, corren el riesgo de sentirse investidos de la tarea de salvar a los demás como si fueran héroes.

La cultura fuertemente marcada por el individualismo corre siempre el riesgo de hacer desaparecer la dimensión de comunidad, de los vínculos vitales que nos sostienen y nos hacen avanzar. E inevitablemente tiene también consecuencias en el modo de entender la autoridad

Y ésta es una de las causas de la soledad que tantas personas en puestos de responsabilidad confiesan experimentar, así como una de las razones por las que asistimos a un creciente desenganche. Si la idea que tenemos del líder es la de un solitario, por encima de todos los demás, llamado a decidir y actuar en su nombre y a su favor, entonces estamos haciendo nuestra una visión empobrecida y empobrecedora, que acaba drenando las energías creativas de quienes son líderes y haciendo estéril a la comunidad y a la sociedad en su conjunto.

Está muy lejos de la visión expresada en el dicho bantú: «Yo soy porque nosotros somos». Aquí se hace hincapié en el vínculo entre los miembros de una comunidad. Nadie existe sin los demás, nadie puede hacerlo todo solo. Así pues, la autoridad que necesitamos es, en primer lugar, la que es capaz de reconocer sus propias fuerzas y limitaciones y, a continuación, la que sabe a quién pedir ayuda y colaboración.

Francisco escucha las preguntas
Francisco escucha las preguntas

Para construir procesos de paz sólidos, la autoridad de hecho sabe valorar lo que hay de bueno en cada uno, sabe confiar y permite así que las personas se sientan capaces de aportar a su vez una contribución significativa. Este tipo de autoridad favorece la participación, que a menudo se reconoce insuficiente tanto en cantidad como en calidad. Una buena participación que ustedes describen así: «Expresión de preguntas y propuesta de respuestas colectivas a cuestiones y aspiraciones críticas, productora de cultura y de nuevas visiones del mundo, energía civil que hace a los individuos y a las comunidades protagonistas de su propio futuro» (Documento sobre la Democracia).

Queridos amigos, un gran desafío hoy es despertar en los jóvenes la pasión por la participación. Debemos invertir en los jóvenes, en su educación, para transmitir el mensaje de que el camino hacia el futuro no puede pasar sólo por el compromiso de un individuo, por muy animado que esté de las mejores intenciones y con la preparación necesaria, sino que pasa por la acción de un pueblo, en el que cada uno hace su parte, cada uno según sus tareas y según sus capacidades.

La activista afgana, con el Papa
La activista afgana, con el Papa

Discurso conclusivo del Santo Padre

El mundo necesita mirar a las mujeres para encontrar la paz. Los testimonios de estas valientes constructoras de puentes entre israelíes y palestinos lo confirman.

Estoy cada vez más convencido de que «el futuro de la humanidad no está sólo en manos de los grandes líderes, de las grandes potencias y de las élites. Está sobre todo en manos de los pueblos; en su capacidad de organizarse y también en sus manos que riegan, con humildad y convicción, este proceso de cambio' (Discurso en el II Encuentro Mundial de Movimientos Populares, Santa Cruz de la Sierra, 9 de julio de 2015).

Ustedes, tejedores de diálogo en Tierra Santa, piden a los líderes mundiales que escuchen su voz, que los involucren en los procesos de negociación, para que los acuerdos nazcan de la realidad y no de las ideologías: las ideologías no tienen pies para caminar, no tienen manos para curar heridas, no tienen ojos para ver el sufrimiento ajeno. La paz se hace con los pies, las manos y los ojos de los pueblos implicados.

La paz nunca será fruto de la desconfianza, de los muros, de las armas apuntándose unos a otros. San Pablo dice: «Cada uno recogerá lo que sembró» (Gal 6,7). No sembremos muerte, destrucción, miedo. Sembremos esperanza. Eso es lo que estáis haciendo también vosotros, en esta Arena de la Paz. No os rindáis. No os desaniméis. No os convirtáis en espectadores de la llamada guerra «inevitable». Como decía el obispo Tonino Bello: «¡Levantaos constructores de paz!».

El Papa, en el Arena de Verona
El Papa, en el Arena de Verona

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