(AE)
Gracias a un querido amigo recibí hace ya algún tiempo un regalo que guardo con mucho cariño, un DVD con diferentes actuaciones de Les Luthiers, un grupo de música y de
humor argentino del que siempre me he considerado un entusiasta (a pesar de no haberlos visto en vivo en mi vida) y que en África me ha hecho pasar muy buenos ratos al final de un día en el que necesitaba una dosis extra de energía y alguna que otra oxigenante carcajada.
Hay una escena que me encanta, en la cual dos políticos corruptos encargan a un músico del país las reformas del himno nacional... y así como quien no quiere la cosa, le ofrecen los términos de su pacto: le permitirán hacer las reformas al himno si el autor les pasa el 20% de sus beneficios... Ante la corrupta propuesta, el músico reacciona airadamente y dice: “No, no, no. Un momentito, caballeros ¡Yo no puedo traicionar mi honestidad y mis principios! ¿Cómo les voy a dar el veinte por ciento de mis honorarios?” A lo que los políticos responden... "¿Cómo nos va a dar el veinte por ciento de sus honorarios? ¡El veinte por ciento es para usted!"
Bueno, pues una posición así de esperpéntica se produce ahora en Sudán. ¿Se acuerdan que mencioné en otro post que el partido gobernante en el Norte demandaba un 75% de “síes” en el referendum para aceptar la independencia del Sur? Pues los que entonces recibimos aquella información oímos mal, porque lo que de verdad han pedido es que el Sudán pueda ser independiente sólo y cuando haya un 90% de votos afirmativos en la futura consulta popular del 2011. Toma nísperos y toma comprensión árabe de la democracia, mayoría simple, cualificada y la ley D'Hont o como se llame el pollo... no sé en qué escuela de ciencias políticas han estudiado tales estadistas pero la legislación que se acaban de sacar del sombrero estos astutos prestidigitadores parece sacada de una república bananera o de una película surrealista.
Con normas así de rocambolescas, no es sorprendente que el pueblo llano del Sur Sudán no se canse de repetir frases como “nada bueno puede venir del Norte”, “con los árabes es inútil firmar un acuerdo”, “nos van a engañar de nuevo, así que mejor solos que mal acompañados”... frases políticamente poco correctas, pero perfectamente comprensibles en una situación donde la gente se ve engañada por una clase política del Norte que, después de hartarse de oprimir al Sur Sudán en todos sus aspectos, manipula ahora tanto la democracia simplemente porque no son tontos y saben lo que piensa la gente y lo que van a votar cuando llegue el día: Habrá un sí rotundo a la independencia. En el Sur de Sudán ya casi nada piensa en un futuro unido al Norte. Han sido demasiadas las promesas rotas, las palabras vacías, los desprecios hacia una población cuyo único pecado es no aceptar la hegemonía árabe-musulmana que les han querido imponer desde tiempos inmemoriales.
El Sur del Sudán quiere ser un pueblo como todos, con su historia, su cultura, su dignidad... lo que menos falta le hace es un estado sudanés que no hace más que engañarlo (no ha dicho la verdad sobre las verdaderas cifras de la producción petrolífera para no repartir más con el Sur), que lo humilla política y culturalmente y que no tiene reparos a la hora de sacarse de la manga regulaciones para evitar lo inevitable: que el Sudán Meridional tenga su voz propia y diga un claro 'basta ya' a la opresión, la discriminación y la prepotencia.