EJERCITAR LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL DEL SER HUMANO

EJERCITAR LA DIMENSIÓN ESPIRITUAL DEL SER HUMANO

El ser humano es un “ser espiritual” que tiene que desarrollar esta dimensión para realizarse como persona.
La “apertura incondicional al Misterio” constituye uno de los elementos más importantes de una vida auténtica, que enlaza perfectamente con la búsqueda de sentido global último para su existencia, la realidad como conjunto y el curso de la historia.
En nuestra andadura histórica necesitamos apoyos para caminar y no naufragar en nuestros pasos. …No son suficientes “alforjas materiales” que dan seguridad y estabilidad pero que no satisfacen de manera plena al alma.
Cuando parece todo tranquilo y la satisfacción se ancla en nuestro entorno, aparece la sombra del temor, la debilidad, la fragilidad y la pequeñez. El ser humano es un "animal generador de cultura" con capacidad de pensar y estrategias para aprender ante situaciones nuevas que van allá de su registro genético y el animal que ha recibido el "don de amar y ser amado"..
Aunque en el horizonte se vislumbra el “ocaso de Dios”, en el fondo en el corazón del hombre afloran deseos de bondad, de belleza, de justicia y perfección; elementos que hablan por sí mismos de que el hombre busca a Dios, el Totalmente Otro, sin saberlo ni esperarlo, porque, como bien sabemos los creyentes, “nada está vacío de su presencia, todo es señal de Él” (San Ireneo)

Hay momentos en que la sociedad tan pragmática y tan tecnificada, consumista y madraza, quiere ahogar la dimensión espiritual, pero apenas dura una prohibición. El mismo hombre saca de su propio centro esa “sed de inmortalidad” y “hambre de eternidad” que le contagia de una búsqueda ardiente, por pura iniciativa de Dios, a algunas almas ansiosas de Dios, y a otros les hace sentirse insatisfechos de lo que les rodean y de su agitada existencia, sin saber que esa misma insatisfacción es un reclamo para volver a Dios, para que de razones para vivir, para esperar y para confiar.

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