VII LUNES DEL TIEMPO ORDINARIO /CICLO B/21-05-2018

VII LUNES DEL TIEMPO ORDINARIO /CICLO B/21-05-2018

EVANGELIO DEL DÍA: Mc 9,14-29

En aquel tiempo, cuando Jesús y los tres discípulos bajaron de la montaña, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo.
Él les preguntó: «¿De qué discutís?»
Uno le contestó: «Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces.»
Él les contestó: «¡Gente sin fe! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo.»
Se lo llevaron. El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba, echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre: «¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?»
Contestó él: «Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua, para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos.»
Jesús replicó: «¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe.»
Entonces el padre del muchacho gritó: «Tengo fe, pero dudo; ayúdame.»
Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo: «Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él.»
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud decía que estaba muerto. Pero Jesús lo levantó, cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas: «¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?»
Él les respondió: «Esta especie sólo puede salir con oración y ayuno.»


COMENTARIO:

Celebramos el VII Lunes del Tiempo Ordinario. El amor de Dios, manifestado plenamente en Jesucristo, constituye toda la esencia misma de la Revelación Cristiana. “Dios nos ama en Jesucristo” es el clamor fundamental que recorre desde el origen hasta el final del Cristianismo.
En el Evangelio de este VII Lunes del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Marcos. San Marcos nos presenta cómo Jesús cura a un endemoniado epiléptico (Mc 9,14-29). Con este relato San Marcos enseña que el poder de Dios se manifiesta siempre que hay verdadera fe.
Comentando este texto, Charles de Foucauld (1858-1916), decía que “la virtud que el Señor recompensa, la virtud que él alaba es casi siempre la fe. Algunas veces, alaba el amor, como en el caso de Magdalena. Algunas veces la humildad, pero estos ejemplos son raros. Es casi siempre la fe que recibe su aprobación y su alabanza... ¿Por qué?... Sin duda porque la fe es la virtud, aunque no la más alta (la caridad le pasa delante), por lo memos la más importante, porque es el fundamento de todas las otras, incluida la caridad, y también porque la fe es la más escasa...”
Supliquemos a Dios que nos aumente la fe , y cojamos prestada esta preciosa oración de Carlos de Foucauld para dirigirnos al Padre: “ Padre, Padre, Padre, me pongo en tus manos. Haz de mí lo que quieras , sea lo que sea, te doy las gracias. Lo acepto todo con tal que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Padre. No deseo nada más. Yo te ofrezco mi alma y te la doy con todo el amor que soy capaz. Porque deseo darme, ponerme en tus manos, sin medida, con infinita confianza, porque tú eres mi Padre”. Amén.

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