XXIV SÁBADO DEL TIEMPO ORDINARIO/ CICLO B/22-09-2018

XXIV SÁBADO DEL TIEMPO ORDINARIO/ CICLO B/22-09-2018

EVANGELIO DEL DÍA: Lc 8,4-15

En aquel tiempo, se le juntaba a Jesús mucha gente y, al pasar por los pueblos, otros se iban añadiendo.
Entonces les dijo esta parábola: «Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso y, al crecer, se secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y, al crecer, dio fruto al ciento por uno.»
Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Entonces le preguntaron los discípulos: «¿Qué significa esa parábola?»
Él les respondió: «A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino de Dios; a los demás, sólo en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan. El sentido de la parábola es éste: La semilla es la palabra de Dios. Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven. Los del terreno pedregoso son los que, al escucharla, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan. Lo que cayó entre zarzas son los que escuchan, pero, con los afanes y riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no maduran. Los de la tierra buena son los que con un corazón noble y generoso escuchan la palabra, la guardan y dan fruto perseverando.»



COMENTARIO.

Celebramos el Sábado de la Vigésimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario. Cada día amanece para que vida se convierta en una oportunidad para llegar a la perfección, a la madurez humana y al conocimiento pleno de la realidad. Descubre por ti mismo que lo importante no es caerse sino levantarse, no es pecar sino arrepentirse, no es herir sino curar, no es molestar sino pedir perdón.
En el Evangelio de este Sábado de la XXIV del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 8,4-15).
Jesús se dirige a la gente congregada y les enseña en parábolas. Probablemente la parábola del sembrador es la más conocida de Jesús. En ella Jesús acentúa que hay un dinamismo entre la llamada y la respuesta. La semilla es la Palabra de Dios y espera del oyente una respuesta.
Lo ideal sería la actitud de la “buena tierra”, es decir, aquella actitud de quien “después de haber oído, conservan la Palabra con corazón bueno y recto, y dan fruto con perseverancia”. Pero hay otras actitudes: la “del borde del camino”, es decir, aquella actitud de quien “escucha, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones” al instante; la del “terreno pedregoso”, es decir, aquella actitud de quien “al escucharla, recibe la palabra con alegría, pero en el momento de la prueba fallan; la de “las zarzas”, es decir, aquella actitud de quien escucha, pero los afanes de la vida, las riquezas y los placeres, la ahogan y no maduran.
Oramos al Espíritu Santo para que nos conceda ser "buena tierra" y dar frutos que siempre permanezcan, frutos de amor. Amén”.

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