El profesor de la Ramón Llull acaba de ser nombrado asesor cultural del Vaticano Francesc Torralba: “No esperaba un reconocimiento de un órgano tan relevante. Ha sido una grata sorpresa”
(José Manuel Vidal).- Escritor, ensayista, filósofo y profesor de la Universidad Ramon Llull, Francesc Torralba ( Barcelona, 1967) fue distinguido ayer con el nombramiento de asesor del Pontificio Consejo para la Cultura del Vaticano. Gratamente "sorprendido", asegura que, en Barcelona y gracias al talante del cardenal Sistach, hay una "relación fluida y permeable entre la cultura y la fe". Tras reivindicar el que "la fe es creadora de cultura", invita a a dialogar con la modernidad "sin crítica corrosiva y sin apología irreflexiva" y alaba la iniciativa "audaz" del 'Atrio de los gentiles'. También reconoce que la Sagrada Familia "cautiva" y pide a los cristianos que sean creadores "de una cultura bella".
¿Qué sintió cuando le comunicaron su designación como asesor del Pontificio Consejo para la Cultura?
Gratitud y responsabilidad. Siempre he tratado de articular la experiencia cristiana a partir de los conceptos y categorías de la cultura contemporánea, me he preocupado por elaborar un pensamiento que fuera significativo e inteligible. Sin perder nunca de vista el espíritu crítico, he intentado explorar las semillas de verdad que hay en ella y los puentes de diálogo con la cosmovisión cristiana. Entrar en el círculo de los asesores del Consejo Pontificio para la Cultura es una ocasión para ahondar más en la cultura contemporánea e identificar los lugares de encuentro con la fe cristiana. Agradezco esta posibilidad que se me brinda y la vivo como un servicio eclesial.
¿Conoce personalmente al cardenal Ravasi?
He saludado al cardenal Ravasi en una ocasión en Barcelona. Fue invitado a disertar en la Fundación Joan Maragall en ocasión de su vigésimo aniversario y todos los miembros de Patronato tuvimos la ocasión de compartir mesa con él. También visitó la Sagrada Familia y elogió la genialidad de Antonio Gaudí. Elaboró una exposición que cautivó a todo el auditorio, por su belleza formal y su gran erudición. Sus constantes referencias a la cultura contemporánea, a la literatura y a la filosofía del siglo XX son una prueba de su interés por el pensamiento actual y una expresión de la voluntad de diálogo con él que está en la misma raíz del Consejo Pontificio que Ravasi gobierna.
¿Qué hay de reconocimiento a su labor personal en esta designación?
Me resulta incómodo responder a esta pregunta. Interpreto este nombramiento como un reconocimiento a una labor intelectual que desarrollo desde hace más de dos décadas al servicio de la iglesia y de la cultura. La verdad es que no esperaba un reconocimiento de un órgano tan relevante. Ha sido una grata sorpresa. Es un estímulo intelectual que me anima a continuar mi labor como docente y ensayista, mi presencia en los medios de comunicación desde una actitud de diálogo y de apertura; con la explícita voluntad de tender puentes y de comprender a fondo las razones de los que no creen, ni piensan como yo.
¿Una designación que también reconoce el esfuerzo de la archidiócesis de Barcelona y de su cardenal, monseñor Sistach, en el ámbito de la cultura?
En la archidiócesis de Barcelona gobernada por el Cardenal Martínez Sistach existe un gran número de instituciones de signo eclesial y académico que aportan gran riqueza cultural al patrimonio común. Con demasiada frecuencia se desconoce esta aportación en el campo teológico, bíblico y filosófico, porque es muy técnica y especializada y raramente se hace eco de ella en los medios de comunicación de masas. La relación entre el mundo eclesial y el mundo cultural es fluida y permeable y ello se debe al talante del Cardenal que entiende que estas dos esferas no deben permanecer incomunicadas e inconexas entre sí, sino que deben interrelacionarse, conocerse y respetarse mutuamente. Creo que en Barcelona, el diálogo entre la fe y la cultura es un hecho perceptible y varias instituciones eclesiales afrontan este reto, superando visiones maniqueas y aportando la propia identidad cristiana en el debate público.
¿Qué puede y debe hacer la Iglesia española para reconquistar la cultura?
No creo que debamos reconquistar nada. La misma expresión reconquista me genera mucha incomodidad. Tenemos que estar presentes en el ágora, ser significativos, capaces de mostrar nuestra identidad de un modo creativo, humilde y audaz. La pluralidad cultural es un fenómeno visible en nuestro mundo, una expresión de la libertad de pensamiento, de credo y de expresión que anida en ella. En este marco, la cultura de raíz cristiana debe expresarse con nitidez y competencia; tiene que aspirar a ser un interlocutor válido, debe tener la voluntad de comunicar, a través de ella, un mensaje que trasciende la historia. Debe ser un signo de eternidad, una ocasión para trascender.
¿Cómo tiene que ser esta nueva presencia cultural de los católicos en la sociedad actual?
A lo largo de la historia, el mensaje cristiano se ha expresado de maneras muy distintas. La fe es creadora de cultura. No es una vivencia puramente subjetiva o un sentimiento interior; tiene una dimensión racional y estética. La presencia de los católicos en la vida cultural debe caracterizarse por la seriedad y por la receptividad. Debemos entender que la cultura no es una mercancía para consumir; un pasatiempo para escapar del vacío o una dimensión más de la sociedad del espectáculo. Es la expresión del alma humana, la exteriorización de su creatividad personal, la manifestación de su esencia. Sólo se puede conocer el núcleo íntimo de una persona, el alma de un pueblo, si se analiza con seriedad y rigor sus manifestaciones culturales. También nos debe caracterizar la receptividad. Ser receptivo a las manifestaciones culturales del momento presente, tanto en el ámbito del pensamiento como de la pintura, la literatura o el cine, es una exigencia fundamental para poder comprender lo que José Ortega y Gasset denomina las palpitaciones del tiempo, el Zeitgeist, el espíritu del tiempo.
¿Se puede ser moderno y católico?
La Modernidad es un proceso que está íntimamente vinculado a valores como la libertad, el espíritu crítico, la defensa de la equidad y la separación entre la esfera religiosa y política. También forma parte del espíritu moderno la fraternidad, el tercer gran valor de la trilogía francesa, un valor inequívocamente cristiano. A lo largo de la Modernidad identificamos pensadores de gran valor intelectual que son una expresión fehaciente de la posibilidad de unir Modernidad y Cristianismo. Blaise Pascal y Soren Kierkegaard son ejemplos significativos. El mensaje cristiano trasciende cualquier época, no puede expresarse en su totalidad a través de ninguna categoría o concepto humano. El diálogo con la Modernidad es fundamental para superar aquel divorcio entre cultura moderna e Iglesia que ya detectó con gran lucidez Pablo VI. La lectura cristiana de la Modernidad debe evitar sucumbir en dos extremos: la crítica corrosiva, incapaz de identificar los valores positivos de la Modernidad y la apología irreflexiva que sacraliza la misma Modernidad.
¿Cómo van los preparativos del 'Atrio de los gentiles' a celebrar en Barcelona?
El atrio de los gentiles es una iniciativa inteligente y audaz. Benedicto XVI ha recordado la necesidad de establecer un doble diálogo en el presente: con las religiones no cristianas y con los no creyentes. Ambos diálogo son absolutamente necesarios. El atrio de los gentiles es una ocasión para escenificar el segundo diálogo, para trascender tópicos y romper prejuicios, para identificar las creencias no religiosas de los denominados agnósticos y ateos, y también para presentar lo esencial de la fe cristiana y hallar los puntos de encuentro con nuestros conciudadanos. El diálogo requiere transparencia, humildad y una voluntad explícita de conocer la verdad. Barcelona se ha tomado en serio esta iniciativa y las instituciones culturales y académicas de más alto nivel están implicadas en ella. El espíritu de diálogo y de unidad anima esta propuesta que despertará un gran interés entre la ciudadanía.
¿Su "sueño" navideño para el universo de la cultura católica?
No debemos perder nunca la facultad de soñar. Como dice Ernst Bloch, toda realidad viene precedida por un sueño. Creo que los cristianos debemos ser creadores de cultura; tenemos que expresar nuestra identidad a través de ella, debemos ser capaces de ser significativos y de crear una cultura que sea bella. La belleza causa admiración y eleva el espíritu. En medio del ensanche barcelonés se eleva, día tras día, la Sagrada Familia de Gaudí. Es una expresión paradigmática de este sueño. La belleza de las formas y los volúmenes de la citada Basílica en un marco tan cartesiano como el ensanche de Idelfonso Cerdá, cautiva, da que pensar, eleva la mirada del espíritu, despierta la semilla de eternidad que atesoramos en nuestro interior. Deberíamos ser capaces de crear una cultura que despertará los valores espirituales y trascendentes de todo ser humano.
Algunos titulares
"Agradezco esta posibilidad que se me brinda y la vivo como un servicio eclesial"
"La verdad es que no esperaba un reconocimiento de un órgano tan relevante. Ha sido una grata sorpresa"
"En Barcelona, la relación entre el mundo eclesial y el mundo cultural es fluida y permeable, gracias al talante del cardenal Sistach"
"En Barcelona, el diálogo entre la fe y la cultura es un hecho perceptible"
"Tenemos que ser capaces de mostrar nuestra identidad de un modo creativo, humilde y audaz"
"La cultura de raíz cristiana debe ser un signo de eternidad, una ocasión para trascender"
"La fe es creadora de cultura"
"La lectura cristiana de la Modernidad debe evitar la crítica corrosiva y la apología irreflexiva"
"El diálogo con la Modernidad es fundamental para superar el divorcio entre cultura moderna e Iglesia que ya detectó Pablo VI"
"Barcelona se ha tomado en serio el 'Atrio de los gentiles' una iniciativa inteligente y audaz"
"Los cristianos debemos crear una cultura que sea bella"
"La Sagrada Familia cautiva, da que pensar, eleva la mirada del espíritu, despierta la semilla de eternidad que atesoramos"