"Hacer memoria de las numerosas víctimas" Sacerdotes, religiosos y laicos de Gipuzkoa abogan por "una paz auténtica"
El colectivo Eutsi Berrituz, que está integrado por sacerdotes, religiosos y laicos de Gipuzkoa que en los últimos meses se han mostrado críticos con el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, han hecho público un manifiesto con motivo de la Navidad. En su escrito llaman a la sociedad a trabajar para alcanzar «una paz auténtica» ante lo que considera «un clima esperanzador que hemos de desarrollar y consolidar entre todos». Lo cuenta el Diario vasco.
Tras destacar la «anhelada noticia» hecha por ETA el pasado 20 de octubre de «silenciar las armas», Eutsi Berrituz cree que «quedan todavía muchos pasos» que dar.
En primer lugar, «hacer memoria de las numerosas víctimas, superar las situaciones de conculcación de los derechos humanos y de provocación de un sufrimiento injusto, y propiciar la mutua acogida y el reconocimiento de la dignidad humana».
Este colectivo, que el pasado mes de mayo recogió más de 2.700 firmas en apoyo a la obra teológica de José Antonio Pagola, aboga, asimismo, por «impulsar a nuestro pueblo a avanzar hacia la verdadera reconciliación y el reconocimiento del daño provocado y su reparación, ofreciendo una compensación justa».
Asimismo, considera imprescindible «poner el ser y la dignidad de la persona humana por encima de cualquier idea, proyecto u objetivo político, y por encima de todo que se respeten los derechos de las personas».
En su manifiesto, Eutsi Berrituz realiza una reflexión sobre el «origen del cruel y lamentable conflicto». Señala que «ETA no surgió de la nada» y que el «problema vasco» es anterior a la aparición de la organización. Advierte de que el final de la actividad armada «no conlleva, sin más, ni el final ni la solución del conflicto político».
Recalca que «los Estados han de respetar el derecho a la determinación de cada pueblo» y lo justifica en que «así lo afirma la doctrina social de la Iglesia». Agrega que para «poner en práctica» esto último «será necesario lograr un nuevo acuerdo o consenso, dar la palabra al pueblo y asumir lo determinado por la mayoría, sin poner veto alguno».
Subraya que «desde nuestra perspectiva cristiana, solamente Dios puede concedernos la auténtica reconciliación y pacificación, pero toca a los seres humanos acoger y construir en mutua colaboración esta paz».