Desayuna conmigo (viernes, 15.5.20) De Madrid al cielo
El colchón de la familia


Es curioso que el hecho de que en España haya un gobierno de un signo político y en la comunidad y el ayuntamiento de Madrid, de otro, ha dispersado y contrarrestado fuerzas que tenían que haberse unido para hacer frente a la pandemia con más determinación y fuerza. Madrid era un buen reto para que cada fuerza política tratase no solo de emular lo mejor que pudiera hacer otra fuerza política, sino también de superarlo. Pero la realidad es que, de forma soterrada e incluso descarada a veces, se han malgastado recursos personales y económicos en enfrentamientos que, si siempre son inoportunos, en las actuales dramáticas circunstancias son demenciales. Afortunadamente, parece que ya ha pasado lo peor de este horrible tsunami y que los madrileños comienzan a levantar cabeza, lo cual es sumamente importante para todos los españoles porque ellos, a su vez, son cabeza de España, mal que le pese a muchos.

Todo esto viene a cuento de que hoy, día de la gran fiesta patronal de Madrid, la de San Isidro, desde este blog queremos felicitar a todos los madrileños, sean de la tendencia política que sean, y manifestar, al mismo tiempo, las más sinceras condolencias a los muchos madrileños que ni siquiera han podido enterrar debidamente a sus seres queridos, fueran familiares o amigos. Por otro lado, hoy es un día propicio para aplaudir con entusiasmo y agradecer, una vez más, la labor de tantísimos madrileños, profesionales de la sanidad y de otras empresas o entidades de servicios que se han empleado a fondo, con riesgos más que evidentes para sus propias vidas, para atemperar los destrozos causados por el virus y dulcificar, en lo posible, la terrible soledad de quienes no han podido ser acompañados por sus familiares y amigos ni en su enfermedad ni en su muerte.

Sin la menor duda, todo ello viene a cargar de razón el conocido refrán “de Madrid al cielo”. Se trata de un curioso refrán que Madrid luce orgulloso, de origen confuso, que bien pudo deberse al cambio de una sola vocal para plasmar la gran obra llevada a efecto bajo el reinado de Carlos III, valorado como su mejor alcalde, pasando del “de Madrid, el cielo”, por la pestilencia de sus calles, al “de Madrid al cielo”, por el saneamiento realizado entonces. De cualquier modo, es una expresión que define claramente la verdadera esencia de los encantos de Madrid y da cuenta de la gran hospitalidad de sus gentes. En las circunstancias presentes, seguro que los madrileños pasarán pronto del infierno del coronavirus al cielo de una vida social bien recuperada y de una comunidad ejemplarmente solidaria.

Por otro lado, la Asamblea General de la ONU determinó en 1993 que el día 15 de mayo se celebre el día internacional de las familias con el objetivo de “crear conciencia sobre el papel fundamental de las familias en la educación de los hijos desde la primera infancia”, tema que desafortunadamente algunos políticos lenguaraces han comenzado a cuestionar últimamente en España. Los objetivos más importantes de una celebración como esta se dirigen a examinar y orientar las tendencias recientes en materia de políticas de familia, los aspectos de la protección social relacionados con las cuestiones de género, la conciliación de la vida laboral y familiar, la igualdad de género y las familias sin hogar.
Sin duda, la familia es la célula básica de todo el entramado social de cualquier nación que se precie. Encauzar debidamente cualquier desarrollo político requiere tener las ideas claras sobre qué es la familia, cuyos naturales lazos de unión deben implantarse de alguna manera en toda la sociedad. Las asociaciones vivas y las naciones bien dirigidas tienen estructuras que las hacen funcionar como si de una gran familia de ciudadanos se tratara. En una familia bien organizada, los padres se sacrifican por sus hijos y se enorgullecen de sus logros. Es esa una forma de proceder que deberían adoptar todos los dirigentes sociales, sean religiosos o políticos: que los ciudadanos estén bien servidos y se sientan apoyados por sus dirigentes para llevar una forma de vida satisfactoria y digna, y no, como ocurre muchas veces, que los dirigentes, que son la cabeza de la familia social, se “emborrachen” de poder y despilfarren el dinero que los ciudadanos necesitan para vivir.

Un día como hoy de 1928, se presentó en sociedad Mickey Mouse en “Plane Creazy”. Se cuenta que “la versión más verosímil sobre el origen de Mickey es que fue creado por el dibujante Ub Iwerks, a petición de Disney, para compensar la pérdida de los derechos de Oswald, el “conejo afortunado”, a manos de la Universal. Lo cierto es que Mickey no es más que una variación del personaje Oswald”. Lo que importa, en definitiva, es que muchas generaciones de niños se han divertido de lo lindo contemplando sus diabluras y su consustancial buen humor en las pantallas de cine y de los televisores y que para muchísimos niños el ratón Mickey es un personaje familiar muy divertido.

En este día internacional de la familia no está demás que tengamos un recuerdo especial para una familia de científicos excepcional, ya que un día como este de 1859 nacía Pierre Curie, que obtuvo el premio Novel de Física junto con su mujer, Marie Curie, en 1903. Su hija, Irène Joliot-Curie, continuó la labor de sus padres y consiguió, también junto con su marido Frèderic Joliot-Curie, el premio Nobel de Química de 1935. A ninguno de los lectores de este blog se les escapa que la familia Curie, merecedora de tantos reconocimientos como ha recibido del campo de la investigación y de la ciencia, es un modelo de cohesión, de trabajo y de austeridad para las familias de nuestro tiempo, ese colchón de relax y reposición de fuerzas que muchos ciudadanos necesitan tanto en estos tiempos de tensiones sociales, de paro laboral e incluso de hambre.

Aunque suene tan apagado como hoy tenemos el día en Asturias, con las nubes bien cargadas y casi a ras de suelo cuando le doy cuerpo a esta reflexión, desde este blog damos la enhorabuena a todos los madrileños en su fiesta patronal, la de las chulapas y los chulapos, la de las manolas y los manolos, la del casticismo más sabroso y señero. En el contexto en que hemos celebrado este desayuno, les deseamos que todos ellos se comporten realmente como una sola familia, sobre todo en las actuales circunstancias de esfuerzo y sufrimiento; que sean tan eficientes como lo fue la familia Curie y que tengan tantos éxitos en el campo de la investigación sanitaria y en el de tirar de la sociedad como tuvo esa familia, y, finalmente, que sigan siendo tan divertidos, aunque ahora pinten bastos, como el ratón Mickey. Seguro que el cielo ha oído la oración por la que abogábamos ayer hasta el punto de que podamos darle la vuelta a su más famoso refrán para asegurarles que el cielo visita Madrid y que en él hay ciertamente un agujero para mirarlo y admirarlo.
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