Fe atea: la ciencia avanza, la ética retrocede

"Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que

nuestra preocupación por los demás es mayor que la que

sentimos por nosotros mismos"

Albert Einstein





1.-¿Por qué creemos en Jesús Resucitado? No hay ningún hecho conocido en la historia que se pueda comprar con la resurrección de Jesús, como tampoco hay nadie que lo haya visto resucitar, porque pertenece a una esfera del mundo totalmente nueva. Nosotros creemos en Jesús resucitado:



- porque tenemos el testimonio de sus discípulos y discípulas, que descubrieron en El una nueva dimensión existencial que les llevó a un compromiso total con los grandes valores de su mensaje.

-porque El anunció repetidas veces que resucitaría al tercer día, que no moriría para quedar muerto.

-porque su testimonio de vida fue siempre totalmente coherente con sus palabras.

-porque liga su resurrección a nuestra resurrección, y esto responde a la aspiración más profunda de todos los seres humanos a lo largo de la historia: la búsqueda de la inmortalidad o el ansia profundísima que sentimos de vivir para siempre.



¿Jesús ha resucitado de verdad? Durante muchos siglos nos hemos preocupado mucho de Jesucristo como Dios, pero nos hemos olvidado demasiado de Jesucristo como Hombre, y por eso, aun después de 20 siglos, no ha resucitado de verdad en la mayor parte de la humanidad que no puede vivir dignamente. Esto nos llevó a una religiosidad verticalista y ritual, centrada mucho más en Dios que en el hombre. Nos llevó a una fe atea, casi exclusivamente centrada en ritos, ceremonias, templos, catedrales, basílicas, santuarios, cámaras "santas", museos, relicarios, asimetrías jerárquicas, procesiones lujosas para un Jesús que era un esclavo (dos hombres en Sevilla se lían a tortas por ver la procesión, en Gijón -dice textualmente una crónica- "catorce manolas, elegantemente ataviadas" en otra, en el Vaticano se gasta no sé cuanto en poner 35.000 plantas y flores para la misa de pascua mientras Jesús sigue crucificado en los que no tienen ni pan, ni agua), otros asisten tranquilamente a ellas mientras cometen fraudes millonarios, etc.; todo porque nos hemos olvidado del hombre, del ser humano y de la misma naturaleza, porque una fe sin incidencia socio-política en la transformación del mundo mediante la justicia y fraternidad de todos, no es fe cristiana, es fe atea. Pronto vamos a tener un ejemplo más y hasta escandaloso en las Primeras Comuniones (que para la mayoría será la última): Niños y niñas vestidos lujosamente y luego el banquete correspondiente, mientras Jesús está muriendo al mismo tiempo de hambre y frío en millones de niños que no tienen qué comer ni vestir: ¿qué clase de comunión es esa sin el más mínimo compromiso con la construcción del Reino de Dios para este mundo? Así nos pasa que tenemos un mundo lleno de problemas: injusticias asombrosas, inmoralidades políticas y económicas, desahucios, recortes sociales básicos, ambiciones insaciables de dinero y poder, desigualdades económicas y sociales cada vez mayores, guerras recurrentes una y otra vez, genocidios crueles y sanguinarios como el de Ruanda hace 20 años, que en unos meses se llevó por delante 800.000 muertos. Casi 50 genocidios, algunos enormes, se contabilizan solo en pleno siglo XX, algunos de millones de personas.



Pero el genocidio más grande son los 25 millones de muertos por hambre que tenemos cada año
, sobre todo en el Tercer Mundo. Estamos en un mundo muy convulso, tenso, lleno de sufrimientos. Este no es el mundo del Reino de Dios que Jesucristo nos enseñó y por el que El se comprometió hasta ser asesinado.



En España estamos asistiendo a una ola impresionante de asistencialismo imprescindible, provocado por una crisis y unos gobernantes totalmente ineptos e inmorales al servicio exclusivo de los grandes bancos y banqueros y sus grandes empresas, a quienes se entregaron miles de millones, usurpados y robados al pueblo inicuamente, al que al mismo tiempo se le recortan los más elementales derechos a educación, sanidad, asistencia social, trabajo, vivienda, etc.



¡Oh Madre Tierra! El mundo no puede seguir así. Hay que romper con un sistema autosuicida que de tanto explotar al hombre y a la naturaleza los está conduciendo aceleradamente a su ocaso. Estamos repasando este escrito en el día de la Tierra. ¡Oh Madre Tierra, te quiero como a mi madre porque de ti salió ella: quiero tratarte como a ella, para que cada día tengas más plenitud de vida, de grandeza, de belleza, de fuerza generadora y regeneradora de vida, capaz de recuperarte de los daños que con nuestra agresividad depredadora te causamos por no tratarte como a la mejor Madre de los mil pechos, de la cual dependemos todos!



Afortunadamente la ciencia está avanzando a gran velocidad: pronto va a ser posible potabilizar el agua del mar de forma que quedará exenta de sal e incluso de virus, las placas solares que hoy rinden solo un 30 % van a hacerlo casi al 100 por 100 y colocadas en nuestras ventanas podrán generar energía para nuestra casa o mover nuestros coches, cargar nuestros móviles, etc. Pero esto solo será una realidad si la sociedad despierta y se moviliza, pues de la contrario las intereses de las petroleras, de las eléctricas y otras multinacionales, serán capaces de bloquear no solo estos avances sino otros que van a surgir, como pasó con algunos modelos de coche muy eficientes en EE.UU. Otro ejemplo son los medicamentos, pues sin duda se pueden elaborar medicamentos más eficaces, con menos efectos secundarios que sanen de verdad, pero no interesan a las multinacionales farmacéuticas, porque son más rentables los que cronifican que los que curan. Por eso decimos que la ética va muy por detrás de la ciencia, e incluso está retrocediendo como pudimos comprobar con la crisis y sus enormes desfalcos bancarios y desahucios, las corrupciones políticas, el escoramiento de los gobernantes a favor de los grandes poderes económicos y en detrimento implacable de los débiles, como estamos viendo a diario en el gobierno español, etc. Si hacemos caso al pensamiento de Einstein, nuestros gobernantes, muchos políticos, y no poca gente ingenua, estamos casi completamente inmaduros, porque pensamos solo en nosotros mismos.



Resucitar hoy a Jesús: Volvamos a creer en el mensaje de Jesús aplicado a la realidad de la vida, o sea, inexorablemente vinculado a la justicia, la igualdad, la unidad del genero humano, la solidaridad, el compromiso con todo ser humano y la Madre Naturaleza, el amor de todos a todos y a toda la Creación, porque eso es Jesús hecho Hombre hoy, eso es resucitarlo hoy en cada ser humano, y mientras no lo consigamos su resurrección no será plena. Eso es fe, lo demás es otra cosa.



Un cordial abrazo a tod@s.-Faustino
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