Ateos e incrédulos: ¿ni el pan ni la sal?

Como tantas veces hemos dicho, no somos ni “a-teos” (negadores de Dios) ni in-crédulos (que no creen en nada).

Primero afirmamos a Dios según el concepto de Dios que "otros" nos han transmitido, que lógicamente propugnamos y defendemos, concepto que no coincide con las organizaciones al uso. Segundo porque sí creemos. No sólo, por supuesto, en las verdades demostradas (todo cuanto estudiamos en las clases de Ciencias, Aritmética, Historia, Lengua…), sino también en aquello que se solapa con la fe:
creemos en el amor, en la paz, en la concordia, en la solidaridad, en la justicia, en la igualdad de las personas, en el buen gobierno de la sociedad, en el trabajo bien hecho, en la responsabilidad, en el poder de la educación, en el respeto a los profesores, en la autoridad, en la justicia retributiva y distributiva…

Esto es algo humano, por más que la religión quiera hacer bandera de ello.

La Religión, por principio, no admite oposición. Está en posesión de “la verdad”. Eso sería cierto si la religión no formara parte de “lo humano”, pero la religión es “del” hombre y “para” el hombre. Y hombres hay muchos.


Desde luego es el mamífero más prolífico: 7 mil millones el martes pasado, cuando en 1950 eran 2 mil quinientos millones.A este propósito, no creo como Malthus decía, que el problema de la superpoblación sea el alimento. El problema mayor es que el hombre se está convirtiendo en el mayor depredador de la Naturaleza: está acabando con todo. Quizá sea un efecto de aquel "creced y multiplicaos y someted la tierra". Cada día están desapareciendo especies por culpa del depredador humano. A la larga la especie humana terminará consigo misma.

Pero no es éste el asunto que nos trae hoy aquí sino la razón de ser de un BLOG escrito por personas cuyo credo no concuerda con el de los así llamados “creyentes”, especialmente creyentes católicos y cada vez más musulmanes. Hablamos de la razón de ser de un “Humanismo sin credos” dentro de la casa "RELIGIÓN DIGITAL" que propugna la liberación de los mismos.

Ya no es sólo cuestión de opinión (“nos sentimos más identificados con la línea editorial de unos más que de otros”), lo es también de convicción y lo es, a fin de cuentas, de “razón”. Es decir, quién tiene razón en lo que afirma, el creyente cuando sostiene que “resucitó al tercer día y bajó a los infiernos”, o la persona normal cuando pretende hacer ver que todo el Credo cristiano es un trasunto mitológico.

Ciertamente hay mucho de “oposición” en los contenidos de este blog (antes de construir el edificio nuevo hay que derribar el antiguo y limpiar de restos el solar). Pero no es ésa nuestra primera pretensión, sino presentar un punto de vista de la vida o del discurrir vital, "humano", sin credos, partiendo de la razón, "razón pura" kantiana. Y creo que esto no debería ir contra nada ni contra nadie.

Decir humanismo ya es decir “sin credos”, es algo tautológico. Y por lo mismo hablar de "humanismo cristiano" es pura “contradictio in términos”. Otro intento de apropiarse de determinadas corrientes ideológicas. El humanismo hace referencia a la persona. Lo otro son añadidos, por más que pretendan decirnos que el “credo”, la fe, es algo esencial a la persona, a su sentido vital y a su existencia. Y no es así. Nadie nace con los credos puestos o presupuestos. Si no fuera exageración, diríamos que la fe es un concepto geográfico. Piense Ud. por qué. En cambio sí nace con una razón que desarrollará a lo largo de su vida.

Nos quieren echar de cualquier reducto que haga relación a la creencia. Denigran, denuestan, lanzan improperios, insultan, se quejan; hablan de la tolerancia que debemos tener hacia los que creen, rugen con eso de “qué nos importa esto o lo otro de las prácticas religiosas”…

En verdad, curiosa forma la suya de poner en práctica su propia doctrina de amor y perdón. En el fondo hacen buena la idea de que toda religión es intolerante (en realidad la religión es tolerante y acogedora, no así sus fieles).

Digamos, en primer lugar, que a muchos nos interesa “el hecho religioso” bien porque hemos topado en nuestros estudios con el hecho religioso, bien porque en otros tiempos estuvimos inmersos en ese mundo de “escogidos de Dios”. Y siempre, en cuanto hecho humano. Y nos interesa posiblemente más que a la mayor parte de los crédulos. E interesados en ello, estamos por afirmar que poseemos una cultura teológica mayor que la de muchos sermoneadores dominicales que a duras penas pueden hilvanar un sermón.

En segundo lugar, nos interesa el hecho religioso por tratarse de “cultura humanística”. Una cultura repleta de hechos humanos: arte, literatura, música; valores; relaciones culturales; historia… De ahí que propugnemos, no la asignatura de religión (en cuanto catequesis) sino la de cultura religiosa. Dan pena esos turistas que a la vista de un cuadro o un capitel tienen que preguntar quiénes eran Judith, Job o Isaías y que no saben que El Cantar de los Cantares es un libro de la Biblia y no un libro erótico.

En tercer lugar, nos interesa el hecho religioso precisamente por tratar de encauzarlo, por interpretarlo, por aportar verdad sobre el mismo, por ayudar a las personas a conocerse… Y así, con nuestras aportaciones (imposible hablar de imposiciones), equivocadas o no, quizás ayudemos a algunas personas que, aunque creyentes, puedan vivir con dudas o perplejidades. Para vencer al enemigo –decía el estratega— hay que conocerlo. Y no hace falta ser economista o político para hablar de economía o política.

En el fondo de todo, lo que intentamos es inducir a los “creyentes/crédulos” no a que “no crean”, sino a que "no crean", si creen, en lo que sea INCREÍBLE.

Dice la copla: “El ciego que nunca ha visto – y que no sabe qué es ver, nunca tiene tanta pena – como el que ha visto y no ve”. Aplicado a nosotros: no es lo mismo la crítica del simple interesado por el hecho religioso que la crítica de aquellos que vivieron dentro de la fe y han visto la vacuidad de todo eso.

¡Si encontráramos algo de esto en los comentaristas que acceden aquí! Se presupone que defienden su fe. ¿Pero defienden también al hombre? No. Se agradece la presencia de quienes polemizan con argumentos, con razones, explicando su postura contraria a la del blog. Otros hay de todos conocidos (nec nominentur in vobis), fieles al blog como entrañables “animales de compañía” catalogables entre Arniches y Valle Inclán, o sea, entre el sainete y el esperpento. Dieron título a la obra de Apuleyo.

No está de más decir que aquí caben todas las opiniones que respeten la tolerancia, por una y otra parte, presuponiendo, asimismo, la seriedad y no el diletantismo sobre algo tan serio como es el sentido de nuestro vivir.

Se nos reprocha la crítica continua de la Iglesia Católica (en especial). Para hacerla, recabamos información de páginas WEB escritas por católicos. Es curioso comprobar cómo se tiran los trastos unos a otros;, cómo afilan los dientes los integristas contra los progresistas; cómo las propuestas de regeneración de unos son tildadas de herejía por los otros... Es de suponer que el río suena para todos. Sin embargo nosotros hacemos crítica destructiva: la suya es constructiva, cuando nuestro mirar es bastante más elevado: apelamos al hombre, a la persona, no al reducto creyente.
Estamos en un portal de Religión, por tanto hablamos de ella. En un blog político o económico hablaríamos de política o de economía. Quienes frecuentan esta página suponemos que son personas a quienes les interesa la religión y mayormente son cristianos bautizados. Para ellos escribimos. No caigamos en el tópico de que “todo es debido a este furibundo ataque laicista de nuestra sociedad”. Ya ha quedado trasnochado.
Todos tenemos esperanza de que el mundo sea “otro”. Pero no sólo desde el punto de vista cristiano. También desde el laicismo. El amor, en lugar de odios, el respeto en lugar inquinas, la solidaridad, la paz, el perdón en lugar de injusticias,… no es perspectiva creyente. Es humanista. El “amor” a los demás lo demuestran también quienes, desde el agnosticismo o la increencia, emplean su tiempo “desinteresadamente” a favor de los demás de la manera que sea. Y eso no es “manipular las palabras”. La manipulación estaría en considerar el “amor” como una característica “exclusivamente” cristiana.
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