Dios (13), caracteres insostenibles y contradictorios.


Con palabras recargadas, enfáticas y en general arcanas y untuosas, el ya varias veces citado Catecismo de la Iglesia Católica sugiere determinadas características referidas a Dios que, dicho de manera escueta, lo hacen imposible. Ese Dios que la Iglesia Católica predica no puede existir… y por lo tanto no existe. Y no lo puede aceptar cualquiera que se detenga a pensar en las contradicciones que lo acompañan.

Si hablaran de otro, el sugerido por deístas de todo tipo, quizá una mente crítica pondría menos obstáculos a su aceptación. Ya esa expresión de “algo tiene que haber” dice mucho en el sentido de aceptar un numen por encima de los humanos que no se sabe muy qué pueda ser. En el Dios que han fabricado los cristiano se cree por otros motivos, motivos que cualquier inteligencia despierta adivina.

El Dios cristiano es la respuesta crédula a “esas preguntas” que de vez en cuando se formula una persona normal. ¿De dónde surge todo lo que nos rodea, todo lo que existe, el Universo entero? Respuesta del creyente: de las manos de Dios. ¿Cuál es el sentido, el designio de todo esto? Dios lo sabe, incluso lo ha revelado a los hombres. ¿Qué hace el hombre, un ser producto final de la evolución, en este mundo? Cumplir la voluntad de Dios.

Dios creador, Dios omnisciente y sabio, Dios providente. Y un largo etcétera de atributos con que el creyente “puede” responder a las inquietudes humanas: omnisciente, omnipresente, benevolente, absoluto, justo y ecuánime, misericordioso… todo en grado sumo. Atributos, como decimos, que lo adornan de manera tan preeminente que al hombre le es imposible vislumbrar. Y también perfección absoluta: todo lo que hace, piensa y dice es perfecto.

Atributos en cascada, cada uno con su parcela, independientes unos de otros… porque si se ponen en parangón se dan de patadas entre sí. Basta desmenuzarlos y aplicar un poquito de racionalidad al picadillo.

Dios es en grado sumo absolutamente justo y absolutamente misericordioso”. ¿Cuándo se dice que una persona es justa? Cuando aplica la ley estrictamente de tal modo que refulja la justicia en sus decisiones. Es justo el que aplica premios o castigos según lo que una acción merece, en el caso del castigo dentro de los límites de la severidad y la tolerancia. En otras palabras, el castigo debe estar en proporción con la falta, teniendo en cuenta atenuantes y agravantes.

Una persona es misericordiosa cuando se rige por un sentimiento de compasión ante las miserias ajenas. Dicen que Dios es misericordioso porque perdona los pecados y las miserias del ser humano.

Podrán decir lo que quieran, que Dios es justo pero a la vez misericordioso, pero si es lo primero no puede ser lo segundo: una falta, un delito, incluso un error si produce daño a terceras personas debe tener el condigno resarcimiento, la sanción correspondiente. La misericordia, sin embargo, comprende las faltas, reconoce los motivos, disculpa los errores… y perdona. La misma persona no puede aplicar la justicia y la misericordia a la vez. Resultaría una contradicción insostenible. Un Dios justo y misericordioso no puede ser presentado en una sociedad que se precie, es decir, que piense.

Dios es perfecto, Dios es la suma perfección, dicen. El concepto de perfección aplicado a Dios debería significar que cualquier característica que encontramos en los hombres, se da en Dios en su máxima medida posible. Resulta difícil calibrar tal perfección, pues como dice el Catecismo citado , “nuestro conocimiento de Dios es limitado, nuestro lenguaje sobre Dios también lo es… …Las múltiples perecciones de las criaturas (su verdad, su bondad, su belleza) reflejan la perfección infinita de Dios”.

La pregunta es lógica: “Si Dios es perfecto, ¿no deben ser también perfectas las obras de sus manos?” Dicen que el Universo manifiesta la perfección de Dios –y vio Dios que era bueno, dice el Génesis--; que puede ser conocido por sus obras; que Dios dispuso todo “con medida, número y peso” (Sap. XI, 20). Pues ahora la pregunta va dirigida a quienes predican la suma perfección de Dios: “¿Es el Universo perfecto? ¿Esta obra suya expresa el grado máximo de perfección en cualquiera de sus características?”

No creo que ningún creyente que piense pueda afirmarlo. No se puede decir que sea perfecto desde el momento que está en continuo cambio. El mundo está sometido a las leyes de la evolución hacia formas más perfectas o equilibrios más estables; los seres vivos han seguido una pauta en su transformación, cual es la adquisición y consolidación de caracteres que se adapten mejor al medio o que satisfagan del mejor modo posible las necesidades vitales; los elementos de la Tierra, asimismo, están en continuo cambio, unas veces a mejor, otras a peor.

Unos leves ejemplos de imperfección. El agua es vital para el hombre, sin embargo en unos lugares produce catástrofes (v.g. los monzones), en otros no llueve en absoluto (en los desiertos) y en otros se desaprovecha totalmente (en los océanos). El dolor como alerta y síntoma de una dolencia: hay dolores insoportables que no suponen nada serio para la salud (v.g. dolor de muelas) y en otras ocasiones el dolor aparece cuando ya no hay remedio (v.g cáncer).

Ejemplos de imperfección en el mundo se podrían aportar a miles: desastres naturales, fallas en la corteza terrestre, desbordamientos, dolencias incomprensibles en recién nacidos… Si esto es así, que lo es, difícil es sostener que el Universo sea obra de las manos de un Dios perfecto. Y si Dios no es perfecto –por sus obras lo conocemos--, Dios creador no se puede mantener. Universo imperfecto es contradictorio con un creador perfecto. Busquen otro dios.

Pero de nuevo... Ya sabemos las respuestas de un creyente: ¿de qué sirve pensar en Dios si Dios es un ser que hay que sentir? ¿De qué sirven argumentos para convencer a otro si éste se rige por convicciones?
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