Una de HISTORIA: "La Donación de Constantino" en el año 315 (2/2)

Además, a nuestro santísimo padre Silvestre y a sus sucesores les damos autoridad de ordenar a quien quiera que desee ser clérigo, o de agregarlo al número de los religiosos. Nadie actúe con arrogancia respecto a esto. También hemos decidido que él y sus sucesores lleven la diadema, o sea la corona de oro purísimo con gemas preciosas, que de nuestra cabeza le hemos concedido.
Pero porque el mismo beatísimo Papa no quiso llevar una corona de oro sobre la corona del sacerdocio, que lleva a gloria de san Pedro, Nos con nuestras propias manos hemos puesto sobre su santa cabeza una tiara brillante de cándido esplendor, símbolo de la Resurrección del Señor y por reverencia a san Pedro le sostuvimos las riendas de su caballo, cumpliendo para él el oficio de caballerizo: establecemos que también todos sus sucesores lleven en procesión la tiara, con un honor único, como los emperadores.
Y para que la dignidad pontificia no sea inferior, sino que tenga mayor gloria y potencia que la del Imperio terreno, Nos damos al mencionado santísimo pontífice nuestro Silvestre, papa universal, y dejamos y establecemos en su poder gracias a nuestro decreto imperial, como posesiones de derecho de la Santa Iglesia Romana, no solamente nuestro palacio, como ya se ha dicho, sino también la ciudad de Roma y todas las provincias, lugares y ciudades de Italia y del Occidente.
Por ello, hemos considerado oportuno transferir nuestro imperio y el poder del reino hacia Oriente y fundar en la provincia de Bizancio, lugar óptimo, una ciudad con nuestro nombre, y establecer allí nuestro gobierno, puesto que no es justo que el emperador terrenal reine allí donde el Emperador celestial ha establecido el principado de los sacerdotes y la Cabeza de la religión cristiana.
Decretamos que todas estas decisiones que hemos sancionado con un sagrado decreto imperial y con otros divinos decretos, permanezcan inviolables e íntegros hasta el fin del mundo. ...
...Si alguno —cosa que no creemos— despreciase o violase esto, sea alcanzado por las mismas condenas y les sean adversos, tanto ahora como en la vida futura, Pedro y Pablo, príncipes de los Apóstoles, y con el diablo y con todos los impíos sean precipitados a quemarse en lo profundo del infierno.
Hemos puesto éste, nuestro decreto, con nuestra firma, sobre el venerable cuerpo de san Pedro, príncipe de los Apóstoles.
Aclaraciones:
Fecha del documento,30 de marzo del 315. La Leyenda de San Silvestre dice que este papa curó de lepra a Constantino y éste, en agradecimiento, firmó tal Donación. Los humanistas del siglo XV descubrieron la falsificación y lo fecharon en la época del Papa Esteban II (752-757). El humanista Lorenzo Valla, ¡canónigo de Letrán, secretario pontificio!, por análisis lingüístico, anacronismos, hechos históricos... demostró en 1440 que era una falsificación. Tuvo que huir de Roma para no ser ejecutado.
¡La Iglesia no reconoció su falsedad hasta el siglo XIX!
La primera utilización condujo a la alianza entre el rey franco Pipino y su hijo Carlomagno para combatir a los longobardos, que amenazaban las posesiones papales. Pipino, convencido, "devolvió" al Papa todas sus posesiones en Italia.
Con el tiempo y las continuas citas del mismo, eso sí, sin publicar dicha Donación, se fue creando una jurisprudencia interesada. Con Gregorio VII (1073-1085) tales "derechos" pasaron al corpus del Derecho Canónico.
Por tal Decreto la Iglesia romana se consideró jurídicamente capacitada para someter bajo su dominio prácticamente toda Italia y sentirse árbitro de todo el Imperio de Occidente, influyendo incluso en la elección de príncipes y la anexión de territorios. De bien poco valió la denuncia que hizo de él Otón III (983-1002). Significativo el usufructo que sacaron de él Urbano II (1088), Inocencio III (1198), Gregorio IX (1227) o Alejandro VI (1492).
Fundamento teológico Pablo de Tarso, Romanos III 5-7.
III.5."Y si nuestra iniquidad encarece la justicia de Dios, ¿qué diremos? ¿Será injusto Dios que da castigo? (hablo como hombre). 6. En ninguna manera: de otra suerte ¿cómo juzgaría Dios el mundo? 7. Empero si la verdad de Dios por mi mentira creció a gloria suya, ¿por qué aun así yo soy juzgado como pecador?"
En palabras no tan arcanas: Puedo mentir lo que me dé la gana si el reino de Dios aumenta y es propagado(o sea, los palacios, las catedrales, las posesiones, las C/C, los territorios... de la Iglesia)