Tertulias de Navidad (2)

Segunda reflexión sobre este tiempo dichoso, tan "apropiado" de la religión cristiana, que aprovechan los grandes complejos comerciales para hacer su "agosto" y que lo han secuestrado para dejar en guiñapo el contenido religioso. 

Respondamos a la pregunta que quedó en suspenso el día anterior, recogiendo aquí y allá y añadiendo nuestro parvo entender. ¿Qué se celebra realmente en Navidad, descontado lo que aquel primer advenedizo de turno dijo arriba? [Yo celebro el nacimiento de Cristo].

Y lo dice tan campante, “de Cristo”. Más propiamente podría haber dicho el nacimiento de Jesús, que éste sí era personaje real. ¿Pero de Cristo?]

Volvamos a lo dicho y según dicen: opinan las gentes que, ahora, lo que prima en el subconsciente colectivo es otra “apoteosis” bien distinta [en griego, deificación, glorificación, separación]:

1) El renacer de la luz, como se celebraba hace milenios, cuando todavía el cristianismo no había usurpado creencias más ancladas en lo humano, en la naturaleza y en la astronomía. Muchos artículos hemos dedicado a este asunto entre otros propósitos para dejar más claras las cosas. Nochebuena, Nochevieja van recobrando su contenido astronómico y despojándose de adherencias religiosas, usurpaciones crédulas, secuestro de la vida. En esta noche se fragua la ascensión del Sol en el horizonte. El día 25 tendrá un minuto más "de vida". Es algo importante para el subconsciente colectivo, motivo de festejo y celebración. No es propio hablar de la celebración el solsticio de invierno, como algún ignaro pretende, que sucede el 22 de diciembre y no el 25.

2) El fin de un tiempo, el tiempo viejo, y la renovación que propicia el nuevo año. Esa es la razón por la que la fiesta de Fin de Año ha desbancado definitivamente a la "Nochebuena". "La Nochebuena se viene, la Nochebuena se va..."  Y se fue ella, porque lo que sigue... No haremos filosofía de la retranca subsiguiente del "nosotros nos iremos", porque la mayor porción de Nochebuena se ha perdido en el camino y ya no acude al reclamo. Celebración festiva de un final y un comienzo: la muerte de lo viejo y la vivencia anticipada de mil pronósticos y deseos que se pueden hacer realidad.

3) El cumpleaños anual de la sociedad. Cada persona celebra su cumpleaños. De igual modo las sociedades han convenido en celebrar un cumpleaños colectivo el primer día del Año Nuevo. Es motivo de celebración. La cultura occidental lo festeja el 1º de Enero; para los chinos, con calendario lunar, su año nuevo oscila entre el 21 de enero y el 21 de febrero; los musulmanes a finales de enero y comienzos de febrero, el 2 de Muharram; en Tailandia, Camboya, Birmania y Bengala, se celebra entre el 13 y 15 de abril; el Rosh Hashanah, celebración del Año Nuevo Judío, se suele celebrar en septiembre; los hindúes a mediados de noviembre...

4) Los deseos de renovación individual que la muerte de lo viejo y el nacimiento de lo nuevo propician. Acompañando a festejos y celebraciones colectivas, parece que las mismas fechas de "fin y comienzo" invitan al propio individuo a renovarse: se hacen explícitos los propósitos, se recaban energías, se hace balance del año, aunque sea en el ambiente relajado de una comida...

Voy a hacer, voy a reparar, voy a comprar, voy a visitar, voy a leer; tengo que cambiar esto o lo otro; los fines de semana los voy a dedicar a.…; tengo que cultivar la amistad de... Año nuevo, vida nueva... O al menos "élan vital" de nuevas ilusiones, sin que tal palabra tenga algo que ver con "iluso". 

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