Vocación religiosa, suicidios en el Opus Dei, J.A.GUEDES.

Acantilados y playa de Magoito
Las consideraciones que provoca el caso del P. Danilo Eterovic son de muy diversa índole y cada uno puede tomar este oscuro asunto según los criterios que rijan su vida y sus creencias. Las autoridades del Opus Dei tienen y manejan todos los datos y obran en consecuencia. Los demás, sin embargo, podemos y queremos ver las cosas bajo un punto de vista “mundano” ajeno totalmente a las razones que mueven a tan alta Institución.

Hay cosas, sin embargo, que producen estupefacción o que sugieren preguntas no del agrado de estamento clerical de marras:
• ¿Por qué en las notas que publican y que emanan de las autoridades opusdeístas se tergiversa o se oculta información?
• ¿No caen en la cuenta de que la verdad, más pronto o más tarde, saldrá a la luz?
• ¿No son conscientes de que hoy la luz de internet se cuela por todos los resquicios de la vida?
• Y, por otra parte, ¿por qué se ven abocados al suicidio personas de alta cualificación intelectual, como lo son los casos del P. Danilo y del que hoy traemos a colación?
• ¿Cómo encaran las autoridades vaticanas los casos flagrantes de desatención, ocultamiento, abandono, tiranía, mobbing, lavado de cerebro... que se denuncian dentro de la "Obra"? No se olvide que el Opus Dei es una "prelatura personal" (depende del Papa exclusivamente).




JOSÉ AFONSO GUEDES (1959-2013).Nació en Évora(Portugal) el 5 de febrero de 1959. Terminados sus estudios primarios y secundarios en el liceo de dicha ciudad, entró en la Universidad de Lisboa donde se licenció en Lenguas y Literatura Moderna en 1990. Ingresó en el Seminario del Opus Dei en Roma y, poco después, siguió estudios de doctorado en la Facultad Eclesiástica de la Universidad de Navarra doctorándose en Filosofía con una tesis sobre David Hume (se puede leer en Internet). En 1998 fue ordenado sacerdote pasando a ejercer su ministerio en Lisboa. En los últimos años ostentó la dirección del Oratorio de San Josemaría de Lisboa.

De su personalidad todos recuerdan su jovialidad y buen humor, su delicadeza y su disponibilidad continua para lo que fuese menester.

Respecto a su labor pastoral, dedicaba muchas horas al Sacramento de la Reconciliación (vulgo “confesión”). Cuantos recibieron sus consejos recuerdan de él su prudencia y comprensión. Asimismo resaltan de él el amor a su sacerdocio y la presencia de Dios en su vida.

En el año 2013 puso fin a su vida arrojándose por un acantilado. Tenía 55 años.

Poco que se sabe de las circunstancias de su muerte. Como dato testimonial, traemos aquí la carta de Agustina L. de los Mozos, muy relacionada con “la Obra”, ex numeraria:

Me escribe un amigo: Hola, buenos días. No sé si habéis sabido del suicidio del sacerdote del Opus Dei José Alfonso Guedes. Hace ya un año que se mató, lanzándose desde un acantilado, en Lisboa. Era muy bueno, culto, sensible. Quería abandonar pero, claro, no le dejaron. Es muy raro porque nadie en Portugal ha publicado nada de la forma en que murió. Era gran amigo mío.

Envió un mensaje a un amigo despidiéndose. Era muy bueno y no se quería ordenar - me lo dijo a mí hace algunos años. Han dicho que murió “de muerte sobrenatural” ¿Qué es eso?, ¡por favor! En la prensa no hay mucha cosa, algo entre líneas se puede leer aquí (1) Controlaron bien que no se publicara la verdad. Incluso la familia aceptó que estaba muy deprimido y "que no era él". Tomaba pastillas... Saltó del acantilado. Agustina L. de los Mozos


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(1)
Dios en el misterio insondable de su diseño de Amor, permitió que el Padre José Guedes pasara por momentos de enfermedad que le impedían realizar su habitual y considerable trabajo pastoral. En los últimos tiempos, acompañado por quienes vivían junto a él y al cuidado del médico, vivía en el dolor de no poder reconocer a la gente; oraba por todos y celebraba misa con gran esfuerzo, ya que no podía coordinar plenamente la atención. Hasta el último día vivió entregado a la oración. Amaba su vocación como el don más preciado. El 5 de marzo envió un mensaje diciendo que estaba en Magoito, donde solía salir a caminar, solo o acompañado. Al tratar de llamarlo para ver si necesitaba algo, no hubo respuesta. Su cuerpo finalmente fue encontrado en un acantilado. Nadie sabe a ciencia cierta lo que ocurrió.
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