¿Y si el "más allá..."? Breve consideración para el año que entra.

La entrada de un año nuevo no es sino un pretexto cultural --producto de la cultura-- para hacer consideraciones, propósitos, proclamas de buenas intenciones y formular deseos... si los vapores del cava lo permiten y en medio del entontecimiento general provocado en muchos casos por credos políticos o religiosos que inducen a la anoxia de la inteligencia.

Decimos pretexto cultural por no decir matemático o astronómico. A la vez, ágora temporal para una multitudinaria, planetaria, infinita manfestación de ansia y deseo de felicidad para todos.

¿Hemos dicho también "felicidad"? He aquí otro concepto por el que Pilato bien podría haber preguntado a Jesús "¿Quid est felícitas", o en términos crédulos "¿Quid est beatitudo?".

El sentido helicoidal de la historia, y dentro de ella la historia de la salvación, conduce a consideraciones escatológicas sobre la existencia que el paso de los días y de los años agudiza. El único coto a ello es el pensamiento.

Argumento ya antiguo para creer y que mi adlátere en asuntos de credulidad no cesa de repetirme:

¿Y si fuese cierto que hay un más allá?
¿Y si fuese cierto que hay un lugar donde se purgan las malas acciones cometidas? ¿Y si fuese cierto que puedo perder una felicidad eterna, ésa que ni siquiera parcialmente aquí tengo?


Primera contestación: ¿y toda mi vida, la única que tengo, pendiente de un “quizá”, de un supuesto, de una quimera?

Esa misma razón que esgrimen para tenerme sujeto es la que yo tengo para decir “no” a todo ese tinglado.

Segundo argumento que fundamenta aún más mi contestación negativa no es la duda, es la evidencia: lo único que con certeza poseemos es la propia vida que intenta hacerse vida propia.

Disfrutar de ella, alimentarla, perfeccionarla, tratar de vivirla en plenitud, saborear el día a día... Es un ánimo vitalista por poner todos los días en el lugar adecuado el granito de arena personal dentro de la obra que la sociedad está construyendo...

¿Cómo hipotecarla a meros supuestos? ¿Cómo desperdiciar una hora de esa vida en contemplar quimeras? ¡Cuánto más supeditarla a practicar lo que exigen y a desviar las energías hacia intereses espurios!

Tercera contestación: ¿con qué base y bajo qué presupuestos inducen a creer que aquí no disfrutamos de felicidad? ¿Quiénes son los que así nos obligan a pensar? ¿No será una mera proyección de su propio desmayo, el desmayo de una pseudo-sociedad con base en la quimera?

Aún dentro de la imperfección de todo lo humano, sí somos felices, sí encontramos motivos para el contento... precisamente porque los buscamos y los encontramos entre las cosas imperfectas: lo perfecto de lo imperfecto se hace uno con nuestro propio ser imperfecto.

El paso de un número a otro no es algo a tener excesivamente en cuenta; dentro de la misma sociedad en que vivimos hay muchos que comienzan el año en otras fechas. Asunto de cultura, como decíamos arriba. Bueno es si sirve para reunirse la familia, limar asperezas, gozar de unos momentos de alegría común, disfrutar de una conversación distentida y jovial... La vida, en suma.

Y de paso consumir algo más, para levantar la economía de los "surtidores", de los que nos surten de productos, incluso catalanes, que éstos no tienen la culpa del "descerebramiento" de sus rectores políticos.
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