¿Por qué ese "plus de credibilidad" de las religiones?


Hago relación de tres situaciones distintas referidas a la credibilidad que se otorga a quienes "demuestran" o hacen ver que tienen un poder, supuesto o real, para adivinar así como de la capacidad de convicción que tienen otras para convencer con proclamas gratuitas y nunca demostradas, pero que se aceptan sin mayor oposición.

Situaciones que en cierto modo hacen relación a si se cree o no en "poderes", como ellos gustan llamar, para interpretar situaciones, para prever acontecimientos o para adivinar el porvenir. No digamos ya para trabar contacto con los antepasados.

A) Durante unos años tuve contratada una señora que ayudadaba en las tareas domésticas, con “dotes” especiales para adivinar e interpretar, cuyas afirmaciones no podrían considerarse meras coincidencias: cuando emitía un juicio personal sobre hechos pasados o asuntos sincrónicos no conocidos por ella, siempre atinaba en lo esencial. Doy fe de que lo que digo es verdad.


El tiempo ha quitado importancia a algo que en su momento me dejó perplejo. Acertó en muchísimas interpretaciones --diagnósticos-- sin tener idea del sustrato vital de los que teníamos relación con ella.


¿Mi actitud? Tanto antes como ahora, agnóstica totalmente: como no sabía la explicación de esa “cualidad”, no podía decir ni sí ni no. Mi única postura posible fue, y es, la de dejar constancia de ello. Esperaremos tiempos mejores para que nuevos conocimientos aporten claridad sobre éste y otros hechos.

B) Cuando un astrólogo, adivino o "medium" , afirma por televisión que los astros o los naipes influyen en la vida, su credibilidad roza el cero absoluto. El auditorio los juzga saltimbanquis de la profecía. Otros, por su parte, hacen "pronósticos para el año entrante" confiando en que el olvido de lo dijeron les conceda carta de veracidad.

Ante hechos que eluden la comprensión normal la persona razonante, como mucho, no dirá ni sí ni no, esperará alguna explicación plausible o científica. Y el científico dirá más o menos algo así como que“en igualdad de condiciones y con un número suficiente de verificaciones, tiene que suceder lo mismo para todos los casos”. Esa debería ser la actitud normal ante los supuestos milagros.


Cuando tales personas afirman que “adivinan” porque “tienen poderes”, hay que deducir que o son pobres hombres y que, en el 100% de los casos, tratan de obtener beneficio a costa de la credulidad de un público predispuesto.

C) Y viene ahora lo sorprendente, la credibilidad que se le da al sacerdote que aparece los domingos por la mañana en TV (medio de propaganda masivo y en teoría regulado por leyes estatales)esparciendo salvaciones y remedios para la debilidad humana.


Para muchas personas que "pasen" por casualidad por ese programa y se queden viéndolo un momento, lo que tal "funcionario del rezo" pregona son asertos que venden como "verdades" pero que chocan frontalmente con el sentido común. Nadie las pone en solfa porque la inmensa mayoría no para mientes en lo que dicen.


Son afirmaciones jamás comprobadas ni comprobables. Y son afirmaciones que bajo manto de seriedad, difunden errores y falsedades. Y lo tremendo también es que se insta a los televidentes a conducir su vida en función de ellas. Afirmar lo que afirma sería motivo de denuncia, amén de calificar al sujeto que las propala como ingenuo, estafador o delincuente de la razón, siendo todas esas cosas a la vez.


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Pues bien, a tal grado ha llegado la "costumbre" y la "aclimatación" de la "mente social" a la presencia de pregoneros de la credulidad, de mensajeros de lo divino, de intérpretes de los dioses, que a éstos se les concede, sin más y sin discusión, carta de veracidad.

¿Por qué se otorga credibilidad nula a los propagandistas de algo tan poco fiable como las afirmaciones de videntes, magos, iluminados, agoreros, adivinos, hechiceros o astrólogos y sin embargo por qué tienen plus de veracidad los otros que, en el fondo, son lo mismo?

Abusando del sustrato histórico-social y con el respaldo de la Organización Mundial del Rezo, fundamentan lo que dicen en algo también discutible: “revelación” y “autoridad”. Pues la una es puro subjetivismo contestado por la misma exégesis bíblica y la otra no va más allá de la de los nigromantes citados en los párrafos anteriores.
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