COMO UN NIÑO
(Salmo 130)
Señor: soy como un niño en tu presencia.
Desnudo de arrogancia, chico y débil,
me abandono a tus brazos y al calor de tu pecho.
Haz de mí lo que quieras.
¿Podrá dejar de ser cuanto suceda
la ventura mejor
para ti y para mí
y una fiesta de amor tu voluntad divina?
Señor, mi corazón sí es ambicioso.
Pero, elevado el vuelo,
¿en qué riqueza habrá de descansar
mejor que en tu riqueza?
Mis pensamientos son desmesurados,
altaneros mis ojos;
¿mas dónde crecer más, ganar altura,
que refugiado en ti
y haciéndome pequeño?
A ti me acojo, oh Dios,
hacia tu corazón modero y guío
mi tropel de deseos.
Descanso bien seguro en tu presencia
como un niño en los brazos de su madre.
(“Salmos de ayer y hoy”, p. 128,
Obra poética, p. 348).