Discutidas decisiones de Pío XI.

Lo he colgado en el Foro JAI por lo que el lector quer tenga interés lo puede encontrar en cualquiera de las dos páginas citadas.
Creo que debe leerse con atención crítica. Dando al artículo lo que es del artículo y al Papa lo que es del Papa. Pero plantea cuestiones muy interesantes. Alguna incluso sobre España.
El Pontífice Ratti fue persona de firmes convicciones y duro carácter. Algunas de las más importantes encíclicas tienen su firma. A él se le debe también la independencia vaticana tras los acuerdos de Letrán firmados con Mussolini. Sin embargo, el autor del artículo en cuestión le reprocha tres graves errores de su pontificado.
El primero fue la liquidación del movimiento cristero en Méjico en medio de un baño de sangre católica. Si dos obispos miserables engañaron al Papa pues al menos tiene la responsabilidad de haberse dejado engañar. Cierto que la situación de la Iglesia en Méjico era espantosa, que los cristeros no conseguían hacerse con el poder, aunque el Poder tampoco conseguía derrotarles, pero el Papa respaldó una entrega, aceptada con fidelidad martirial por el catolicismo cristero, que no resolvió nada. Es más, que dejó a la Iglesia en peor situación de la que estaba.
La segunda cuestión controvertida fue la condena de la Action Française. En la que hubo también notables falsedades, que el Papa amparó, no sé bien si engañado o encantado de dejarse engañar. No es este el lugar para desarrollar lo que fue Maurras y su movimiento. Tenemos en España a quien seguramente es uno de los primeros especialistas en la cuestión: Estanislao Cantero. Es evidente que Maurras era agnóstico, también que había escrito algún libro, hacía ya años, que bien podía ser considerado incluso blasfemo. Pero seguramente una de las causas del espectacular hundimiento de la Iglesia católica en Francia, ocurrida años después, esté en esa condena, en mi opinión equivocada, de la Action Française. Tan equivocada que Pío XII se apresuró a levantar nada más llegar al Pontificado.
No quiero con ello santificar el movimiento maurrasiano. Era un movimiento político. Discutible como toda política. Pero que había dado a la Iglesia un prestigio como el que no había gozado desde la Revolución de 1789. Interesado en Maurras pero muy sentido en la gran mayoría de sus seguidores.
Queda, por último, el tardío reconocimiento de la España nacional frente a la republicana. Pese a los innumerables asesinatos de obispos, sacerdotes, religiosos, monjas y seglares que habían ocurrido ya. El Papa, en eso, era de un frialdad llamativa. Había ocurrido el holocausto cristero y ahora estaba viendo el español. Como si nada. O como si casi nada. Algunas palabras de afecto con rebajas diplomáticas.
El Papa que escribió la extraordinaria encíclica sobre el comunismo parecía mucho más alarmado por los excesos nazis y fascistas. Que sufría en su Iglesia católica. Los otros estaban muy lejanos y afectaban sobre todo a los ortodoxos. Porque los ejemplares uniatas, también masacrados, siempre parecieron los hermanos pobres de nuestra Iglesia.
El Papa de la gran encíclica contra el nazismo y de las graves advertencias contra el fascismo, parecía temer mucho más a estos que a un comunismo que todavía no había invadido media Europa. Y en la España nacional veía, con razón, preocupantes muestras nazifascistas.
Y, como he apuntado, seguramente fue el Papa menos Padre de cuantos hubo en la edad contemporánea. Era una cabeza pensante y calculadora. Pero a veces los inteligentes no aciertan.
Estas líneas no pretenden ser un estudio del pontificado del Papa Ratti. Sólo simples apuntes a vuela tecla de lo que me ha venido a la mente tras la lectura de un artículo que tampoco es un estudio científico. Si debo rectificar algo de lo que he manifestado no tendré el menor problema en ello.