Parece que es deporte eclesial muy extendido meter la hoz en mies ajena. Se multiplican los casos.
Obispos austriacos que le dicen al Papa como tiene que nombrar los obispos, obispos suizos y alemanes que critican su actuación con los lefebvristas, Casaldáliga que le instruye sobre lo que tiene que hacer como Papa, no sé cuantos cardenales y obispos que se creen pastores de Cartagena y disponen de ella...
Ahora un francés, Gérard Daucourt, obispo de Nanterre, que a saber como tendrá su diócesis, dirige una carta abierta (Cfr Diocese de Nanterre) poniendo a caldo al arzobispo de Olinda y Recife por haber excomulgado a quienes participaron en un aborto.
Es sin duda el ministerio pastoral de este obispo que tal vez se aburra en su diócesis y quiere gobernar las de los demás. Me parece una de las manifestaciones episcopales más absurdas, impertinentes y entrometidas que he visto. Y desgraciadamente he visto unas cuantas.
Un bobo de Nanterre dando lecciones a un arzobispo brasileño sobre como tiene que gobernar su diócesis. Y eso sí, mucho amor. Al padrastro violador, a la violada, a los médicos abortistas, a los familiares idem. Para este genio, el único que no merece amor parece ser que es el arzobispo brasileño. Pues dejemos constancia de este nuevo rebuzno episcopal. Y gracias, amigo Bernard, por añadirme un necio más a la lista de obispos impresentables.