La Universidad Pontificia de Salamanca.

La crisis postconciliar afectó a Salamanca y a Comillas de modo notabilísimo. Y fue su ruina. Hoy mal sobreviven ambas cuando los obispos, en gran parte, se niegan a enviar allí a sus sacerdotes. Para salvaguardar, acertadamente o no, su ortodoxia. Lo que yo pienso sobre ello es meridiano y no necesito repetirlo.
Yo viví, desde fuera, la defenestración del espléndido profesorado salmantino. A Comillas la he seguido menos. Pero supongo que seguiría cauces parecidos.
En ambas aparecieron, en sustitución de los defenestrados, clérigos en el umbral de la heterodoxia. Y no faltaron quienes aseguraron que se había atravesado ampliamente ese umbral. Lo que se dijo, con razón o sin ella, incluso de personas que hoy llevan mitra. De secularizados posteriormente no digamos.
Todo ello llevó a que, una vez que Juan Pablo II condujo a la Iglesia a unas aguas mucho más tranquilas, ambas instituciones comenzaran a verse sin alumnos. Los nuevos obispos, alguno de ellos salido incluso de allí, cortaron el suministro de presentes en sus aulas.
Comillas tiene un gran colchón de seguridad que es ICAI-ICADE. Excelentes estudios profesionales en materias civiles sustentan la ruina de los religiosos. La "Ponti" lo tiene más crudo. Aunque también intenta sobrevivir con enseñanzas seglares.
Las dependencias son distintas y en Salamanca, más dependiente del episcopado, ha habido una notable rectificación. Una vez que han cambiado los obispos. Pero la quiebra en la confianza ha sido tan notable que dudo mucho pueda sobrevivir.
Los jesuitas se lo han montado mucho mejor. E ingenieros, abogados, economistas y tal vez algunos más, cubren con creces la ruina sacerdotal. Pero es algo así como si al Banco de Santander le diera por montar un comedor para pobres en un barrio chabolista. Dinero para ello sobra. Aunque vayan sólo tres pobres a comer.
Hoy, 21rs, espacio de información religiosa de notable interés, nos da cuenta de que a un doctorando le han echado a abajo su tesis. Parece que por discrepancia con la doctrina de la Iglesia.
El estudio académico había estado dirigido por Julio Lois, en el Instituto de Pastoral de Madrid. Dependiente de la "Ponti". Mi paisano creo que es el actual presidente de la "Juan XXIII". Pues, la Pontificia de Salamanca, mucho más vuelta al redil, aún arrastra rémoras que son muy difíciles de tragar.
Lo que el doctorando opine sobre las Comunidades Cristianas Populares es cuestión suya. Y pienso que bastante intrascendente. Como la aprobación de Lois, el director de la tesis. Naturalmente no he leído, ni pienso leer, un escrito sobre tan prescindible objeto. No admitido por la Pontificia como tesis de doctorado. Puedo suponer que por discrepancias notables con la doctrina de la Iglesia. Sería absurdo que una Universidad Pontificia aprobara, cun laude o sin él, algo contrario a la doctrina eclesial.
Repito que la Universidad salmantina ha corregido muchos de sus pasados errores. Pero acaba de ponerse de manifiesto que todavía quedan reliquias del pasado. Graves reliquias del pasado.
Todo eso llevó a que esté en peligro de extinción. Creo que no perderíamos gran cosa.