Esta muchachita, de nombre Ana María Schlütter, se dedica al zen. Pero no ella, que cada cual en su vida particular puede hacer cualquier tontería, sino que ha fundado un escuela de aprendizaje y práctica del zen. Pues, que quieren que les diga. A ésta no se le ha apagado la lámpara y se ha quedado sin aceite. Esta ni tiene lámpara. Luego habrá quien diga que soy un machista y no aprecio a las monjas. Mentira, las aprecio muchísimo. Por eso lamento que algunas se dediquen a chorradas. A chorradas desde el punto de vista católico. Si fuera una monja budista me parecería bien que se dedicara al zen. ¿Por qué no probará a rezar el rosario y a hacer ejercicios espirituales? Pero ignacianos.