Un genio desconocido

Por fin llega Castellani a nuestras librerías. Magnífica ocasión para que los españoles se encuentren con él. Y seguro que ese encuentro va a llevar a no pocos a querer leer más de este sacerdote argentino indescriptible.
Inteligente, brillante, desmesurado, genial, provocador, tal vez con un punto de locura que no falta en muchos de los grandes hombres, irritante a veces, sugerente siempre... Y libre, sobre todo, libre.
Esta aproximación a su pensamiento que hace Libros Libres no es una antología aunque pueda parecerlo. Porque a Castellani es imposible antologizarlo. No se pueden escoger sus mejores escritos. Todos son los mejores. El libro recoge cuarenta y nueve artículos que se leen con entusiasmo y desasosiego. Todos interpelan, destruyen, abren ventanas, animan, hacen pensar.
Castellani (1899-1981) es una fuerza de la naturaleza que chocaba con todo. Hasta consigo mismo. Sebastián Randle le escribió una extensa biografía que interrumpió con la tormentosa salida del sacerdote argentino de la Compañía de Jesús. Se devora como una apasionante novela de aventuras. Y deja una inmensa insatisfacción. Por no saber que le aconteció después a este sacerdote incapaz de respetar lo mediocre, lo vulgar, lo zafio. Y otras muchas cosas. La moda, las figuras que no lo son o lo son sólo en la credulidad de los necios, hasta el lenguaje. Como si el respeto sólo lo mereciera Dios Nuestro Señor. Y algún lector necio pensará tal vez que ni Él. Pero eso sería problema del lector y no de Castellani. En eso no tiene quiebra.
Habla de todo. Y mal de mucho. Con qué pluma, qué cultura, qué brillantez, qué inteligencia. No se compartirán todos sus juicios pero todos interpelan, hacen pensar, irritan, entusiasman... ¿Es el Chesterton español? Yo no me atrevería a asegurarlo. Pero es tan grande como el genial converso. Tan gigante.
Yo hay un pecado que desconozco: la envidia. Dicen que los vanidosos carecen de ella pues no se van a envidiar a sí mismo. Pues a mí, de mayor, me gustaría ser como Castellani. No porque anhele su vida, tan rota, sino su personalidad, su libertad, su pluma, su desgarro, su amor a la Iglesia pese a haber peleado tanto con tantos eclesiales, su entrega a Dios, tan luchada, tan probada y siempre vencedora.
A todos os recomiendo su lectura. Y me atrevería a deciros que no devorarais el libro. Un artículo al día. Leído con calma. Aprendiendo de él e incluso hasta peleándoos con él. Seguro que termináis enriquecidos. Y fortalecidos. Frente a la basura hoy imperante.
Es un libro apasionante. Como Castellani.