Con inusitada rapidez ha recibido el Papa al P. Nicolás.

Acababa de ser nombrado Prepósito General de la Compañía de Jesús cuando Benedicto XVI concedió su primera audiencia al P. Nicolás. No recuerdo si hubo algo parecido tras las elecciones de los PP. Arrupe y Kolvenbach pero no me suena. Seguro que algún lector nos ilustrará al respecto.

Una llamada al Vaticano tan inmediata indica sin duda la importancia que el Sumo Pontífice concede al nombramiento del jesuita palentino. No quiso esperar el Papa a la anunciada audiencia que va a conceder al P. Adolfo Nicolás y a los participantes en la XXXV Congregación General en los próximos días.

El Papa es quien concede las audiencias. Hay quien las solicita y no le llegan nunca, los hay que esperan un tiempo y algunos son recibidos enseguida. Es pues Benedicto XVI quien marca los tiempos y no la persona que es recibida por el Papa. Y tampoco parece verosímil que el P. General recién elegido haga llegar inmediatamente a los palacios vaticanos el deseo de ser recibido con suma urgencia.

No sabemos de momento nada del encuentro. Y es posible que no lleguemos a conocer lo que ocurrió. El Papa no dirige un discurso que luego publique cuando recibe en su despacho a una persona individual. La conversación queda reservada pues si el Papa no la hace pública no la va a hacer el jesuita. Salvo que haya salido con instrucciones del Papa a los miembros de la XXXV Congregación General. En cuyo caso se las tendrá que comunicar.

Yo me imagino que la entrevista habrá empezado con la enhorabuena del Papa al recién nombrado y con el agradecimiento de éste, que le habrá expresado su adhesión personal y la de la Compañía de Jesús al Santo Padre.

Pero para ese viaje parece que no se necesitaban alforjas. Y que se podía esperar perfectamente al 21 de febrero, que creo es la fecha de la audiencia a la Compañía de Jesús, para que el Papa expresase felicitaciones y el Padre Nicolás prometiera obediencias.

Por eso pienso que debió haber algo más. Aunque no sepa lo que fue. En estos momentos la Congregación, habiendo realizado ya su acto más espectacular, la elección de P. General, está marcando las líneas de lo que debe ser su generalato. Señalando prioridades, proponiendo cambios, indicando conductas a seguir...

Yo no me creo que el Papa le llamara y le dijera: Como no le conocía, P. Nicolás, y hoy no tenía mucho que hacer me dije. Voy a llamarle así nos vemos y hasta nos podemos tomar una cerveza.

Tampoco sé si lo que ocurrió fue de esta otra manera: Quisiera decirle P. Nicolás que procure la Congregación no prepararme sorpresas que luego tendría yo que desautorizar con el consiguiente descrédito de esa Compañía, tan benemérita de la Iglesia y siempre tan cercana al corazón del Papa. Más o menos.

Pues si se filtra algo ya nos enteraremos. Y si no a esperar a la audiencia general. Pero a mí eso del nos conocemos y echamos unas risas me da que no.

Veo por la fotografía que el P. General acudió al Vaticano de clergyman. Me parece, aunque tampoco lo pueda asegurar, que tanto el P. Arrupe como el P. Kolvenbach se presentaron siempre de sotana ante el Papa.
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