La liturgia y Andrés Pardo.

¿Cómo osas? ¿Criticar a Andrés Pardo? Pues estoy ya hasta las narices de ese tipo de gente que permiten, gozándolas, además, todo tipo de críticas al Papa, a la Iglesia, a los mejores de sus obispos y se rasgan las vestiduras como se toque a uno de sus amigos.

Yo de Pardo creo que no he hablado nunca. Salvo alguna mención incidental. O, si hablé, no me acuerdo. Pero, si queréis que hablemos, hablamos. Me parece cursi e hipócrita. Lo de cursi es una impresión personal. A mí me lo parece. A otros les parecerá otra cosa. Y sobre los pareceres no cabe discutir. Unos coicidirán conmigo y otros no.

Lo de hipócrita tal vez sea más objetivo. Me baso para decirlo en lo siguiente. Quien le vea al lado del cardenal en una celebración litúrgica, se quedará asombrado de su impecable atuendo y hasta de su unción ceremonial. Sotana, fajín, roquete, espectacular cuello sacerdotal... Diez minutos depués, en la misma puerta de donde acaba de hacer de maestro de ceremonia, camisa floreada o corbata última moda, zapatos in, todo de marca. Cara, por supuesto.

Yo no dudaría en darle el título de arbiter elegantiarum del clero maduro de Madrid. Aunque ciertamente tirando a cursi. Pero es que el clero que ha venido de menos a más, quiero decir que del arado a la ordenación, suele tender, si les da por lo fashion, a la cursilería.

Yo no soy liturgista. Jamás me las di de tal. Pero tengo mis opiniones, mis gustos y mis impresiones. Que jamás he considerado dogmas de fe ni pretendo imponérselas a nadie. Y las expondré, aunque esta nueva Inquisición quiera impedirlo.

He dicho que me parece sumamente original el modo de concelebrar en Madrid. Que ciertamente no es el que vemos al Papa en el Vaticano. Tal vez el influjo, que yo digo es pardiano pero en lo que me puedo equivocar, se haya extendido a otras diócesis. Pero como no las frecuento, no lo he visto. El domingo anterior, en Guadalupe, no fue así.

Eso de un primer plano del concelebrante principal, en este caso el cardenal Rouco, uno segundo, en exclusiva para Andrés Pardo, y un tercero totum revolutum en el que está lo mismo un cardenal de la Iglesia que un obispo auxiliar, el nuncio de Su Santidad, el presidente de la Conferencia Episcopal y un gigantesco obispo germano no sé si será lo litúrgico, en verdad o en pardismo. Si lo fuera, siempre en su opinión, que no hay porque compartir, no me gusta.

Me da la impresión que el modelo pardista es Piero Marini. Pero Piero es mucho más discreto. Aunque no simpatice demasiado con él. Los concelebrantes están al mismo nivel que el Papa y él es un discreto intruso, sin tapar a nadie, en los momentos en los que tiene que intervenir. Lo más contrario a lo que hace Andrés Pardo.

Seguramente un queridísimo amigo, todavía mucho más amigo de Pardo, si me lee, fruncirá el ceño. Lo siento, Manolo. Pero sabes bien que siempre he dicho lo que pienso. Y quienes tengan afectos a personas a las que yo no se los tenga, poco o nada, que piensen que salir en una estúpida defensa puede ser contraproducente. Las defensas que se hacen con razones van muy lejos. Las que salen sólo de un corazón sin argumentos suelen ser penosas para el defendido.
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