Como se está viendo las medidas adoptadas no sirven para nada. En este año ya van cincuenta o cincuenta y una mujeres asesinadas por sus maridos, ex maridos, parejas de hecho, novios o exnovios. La órdenes de alejamiento no sirven para nada. Muchas de las muertas gozaban -¿gozaban?- de ese alejamiento. Pero como si no.
Bien sé que es políticamente incorrecto. Que nuestras laicas autoridades no lo admiten. Pero no hay otro camino, si se quiere evitar esa trágica sangría, que volver a la moral cristiana. Al santo temor de Dios. Aún así se preoducirían algunos hechos lamentables.Pero seguro que muchísimos menos.
Se ha perdido el respeto por la vida. La sociedad vive al margen del Decálogo. El no matarás ha dejado de considerarse un valor cuando son millones los niños asesinados en el vientre de sus madres. y pronto serán cientos de miles los ancianos eutanasiados porque son un estorbo. Si se educa así a los humanos, ¿cómo pretender que se respeten otras vidas?
Soy absolutamente pesimista. Esa violencia de género aumentará. Más todavía si el asesino sabe que su permanencia en la cárcel será breve. Menos mal que algunos se suicidan. Esos, al menos, no repetirán.
Estamos contabilizando los casos más extremos. Sin contar a las miles y miles de mujeres agredidas aunque no hayan perdido la vida. De momento. Lo dicho. La única solución sería volver a la religión. Pero esa ni se va a intentar. No quedará otro remedio que acostumbrarse a que un día sí y otro también nos enteremos de que una mujer ha sido asesinada.