Lo de los obispos catalanes me parece una vergüenza.

La ausencia de algunos estaba cantada pero algún otro pudo venir. Ya sé que el miedo es libre pero es que estos se han ido por la pata abajo. Y no hay disimulos que valgan porque huele muy mal.

Con los que les odian no han ganado nada. Van a seguir poniéndoles a parir. Y con ese modo de agenciarse amigos corren el riesgo de perder los que tenían. Si no quieren saber nada del resto de España pues que no pongan la mano para que seamos los católicos de otras regiones los que les aportemos el dinero que los suyos no les dan.

No faltará quien piense que todos los catalanes son iguales. Se llamen Montilla u obispos. Yo no apoyo lo que algunos ya sostienen de no poner la cruz en la declaración de renta, asqueados como están de las Iglesias vasca y catalana. Pero si hubiera forma de exigir que ni un euro mío fuera a esos lugares inmediatamente me apuntaba. Y tal vez fuera el modo de hacerles cambiar. Porque eso parece que les interesa mucho. Tal vez lo único.

Leo hoy en un Blog catalán algo que retrata al autor. No sé si es periodista pero sí es un ejemplo claro de que la inmersión linguística ha arruinado su castellano. No le leo a diario pero las veces que lo hago me rechina la gramática. Siempre. En esta ocasión nos cuenta como celebró cristianamente el día de la Sagrada Familia. Fue a visitar a un familiar enfermo y llevó a sus hijos a la representación de "Els Pastorets". Nada dice sobre si acudió o no a la misas de la catedral aunque es un forofo del cardenal de Barcelona. La obrita teatral la vio "al" (sic) Centro Católico de Sants. En castellano se va al teatro pero se se ve Hamlet al teatro sino en el teatro.

El caso es que lo pasó muy bien ese señor ayer. Y concluye: "Además, nos ha invitado mi prima y, así, me ha salido más barato que pagar un AVE hasta Plaza Colón". ´Si es que son así. La pela es la pela. Lo malo es que también quieren las mías. Lo mismo los políticos que los obispos.

Ya sé que no todos los catalanes son así. Mis amigos son generosos, acogedores, valientes... Y habrá más. Pero la imagen que están dando los que salen en los papeles, obispos incluídos, me parece penosa.
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