Pues, qué quieren que les diga. O lo que va de un arzobispo a otro.

Un comunicante de este Blog parece que me retaba a que hablara del silencio del arzobispo de Toledo que también es pastor de Extremadura. Pues, ¡toma silencio!
Yo ya soy muy mayor como para picar en lo que alguien me diga sobre lo que tengo que hablar. Hablo de lo que me da la gana. Faltaría más. Estoy ya muy resabiado para embestir a cualquier trapo que me pongan delante. Se pueden ahorrar semejantes argucias pues no van a darles resultado alguno. Pero el reto, tan infantil y queriendo dejar en mal lugar a quien sabe perfectamente lo que tiene que hacer, ha tenido la más contundente de las respuestas. En la catedral de Toledo, con toda solemnidad, Don Antonio Cañizares ha estado una vez más de diez. Eso es un arzobispo. Y un arzobispo primado.
Sobraba por completo que yo animara a quien tiene clarísimo lo que debe decir. O que le reprochara silencios. A un arzobispo tan poco silencioso. Tan empeñado siempre en instruir a los fieles. Y tan bien. Aprovechó una ocasión solemne, en su catedral, para acabar con tantas mediocridades episcopales. Habló además de otras cosas. También muy importantes. Pero yo ahora estoy a lo de Extremadura. Sus palabras fueron las que los católicos españoles necesitábamos oir. Las que la Iglesia tenía que decir. Si alguien ha quedado con sus vergüenzas al aire pues que aprenda a no mostrarlas.
Monseñor Cañizares, creo que no me arrogo representaciones ajenas cuando le digo, en mi pobre nombre y en el de la mayoría de los católicos, gracias. Ya sabemos que nuestra indignación es la de la Iglesia. Ya sabemos que la Iglesia ha sufrido por las vergonzosas fotografías. Y que protesta. Los paños calientes de otros, las protestitas enseguida acalladas con excusas vergonzantes y vergonzosas, de aceptación apresurada y también vergonzante y vergonzosa, han quedado en su lugar. Nosotros, con nuestra protesta, también. En el que tenemos que estar. ¿Qué se aprovecha el Partido Popular? Ese ya no es mi problema. Se han encontrado con un chollo que les ha brindado el Partido Socialista extremeño.
Y que tiene además en su mano, este partido, el acabar con la polémica. Destituye al consejero, al responsable de la Editora Extremeña y recoge los infames catálogos, o lo que sean, y queda como los ángeles. Pero que lo haga. Mientras no lo hace está en la mierda. Y mucho me temo que el arzobispo de Mérida-Badajoz también. Del obispo de Plasencia no diría tanto. Su respuesta no fue heroica. Pero me parece mucho más aceptable. Y no la jorobó todavía más con declaraciones en la COPE, ni aceptando, al menos que sepamos,las excusas inaceptables de Rodríguez Ibarra.
Yo no creo que Don Juan José Asenjo con lo de la cruz de la catedral cordobesa ni García Aracil con las blasfemas fotografías sean dos réprobos. Pero no supieron estar a la altura de las circunstancias. Y no comparo lo uno con lo otro. Lo de Extremadura es mucho más grave. Pues que vayan aprendiendo. O les vamos a poner a caldo.