Cristo rey no significa poder monárquico, sino Buen Pastor de las ovejas más pobres

Pantocrator

  1. Fiesta de Xto rey.

         Terminamos hoy el año litúrgico con la fiesta de Xto rey, Señor del Universo. (El próximo domingo, 29 de noviembre, comenzaremos el nuevo año litúrgico con el tiempo de Adviento)

         Esta fiesta de Cristo como señor del Universo y de la historia es una celebración relativamente reciente, ya que la instituyó el papa Pío XI en 1925, como queriendo mostrar la dimensión social del cristianismo. (Pío XI fue el papa que fundó la Acción Católica).

         No obstante en algunos países, como España, esta fiesta y este título de Cristo rey fue cargado de connotaciones políticas muy poco, nada cristianas, y más bien ultraconservadoras, cuando no violentas. Cuando el Nuevo Testamento habla de Xto Rey, no tiene nada que ver con las monarquías intramundanas que conocemos, y ¡menos mal!

Una curiosidad: el evangelista Juan nunca habla del Reino de los cielos, del Reino de Dios. Juan habla de “vida”: pan de vida, agua de vida, etc. Sin embargo, dado su estilo, Juan es el único que pone en palabras de Jesús ante Pilatos: Yo soy rey, aunque mi reino no es como el de este mundo, (Jn 18,37). Y lo dice cuando ya está condenado a muerte. Hay alguna diferencia entre las realezas del “Hola” y la tv y la de Cristo.

         El título de rey se lo ponen a Jesús en la cruz (Jn 19,19: inri: Jesús Nazareno, Rey de los Judíos).

         Cuando Jesús se muestra como rey o habla del Reino de Dios no está hablando de un régimen político, ni aunque este fuese de cristiandad, sino que está pensando e iniciando un mundo de valores, de criterios que tienden a sembrar una situación de justicia, de libertad, de paz en la historia de la humanidad.

         Toda manipulación, toda utilización de este universo simbólico del Reino de Dios con matices de aprovechamiento político, de poder, etc., no es cristiana. Ninguna ideología, ningún partido tiene derecho a apropiarse y aprovecharse del Reino de Dios.

  1. Xto señor del universo da sentido a la vida.

         Respetando y acogiendo de buen grado la simbología sobre el Reino empleada por Jesús, podemos también entender esta fiesta en el sentido de que jesuCristo es señor del universo.

         En el principio existía laPalabra, Cristo, y la Palabra era Dios, (Jn 1,1) y al final será Cristo quien dé plenitud a la historia: cuando venga el Hijo del Hombre;[1] Cristo es el final de la historia.

         En la liturgia lo celebramos en la noche pascual cuando “inscribimos” en el cirio: Cristo alfa y omega, principio y fin.

         El arco del cosmos, del Universo, el recorrido de la historia humana y de nuestra historia personal se encuentra en la longitud de onda de Cristo. Venimos de la Palabra creadora y terminaremos en Él. La vida tiene sentido. Es lo que Teilhard de Chardin, teólogo de mediados del siglo XX, denominaba: cristofinalización: estamos llamados a finalizar en Cristo. La evolución llegó a la hominización y la hominización concluirá en la cristofinalización.

         No somos seres erráticos (Nietzsche), que vamos de aquí para allá medio deambulando en este divertimento que pretende construir la postmodernidad, sino que somos una flecha. Nuestro pasado nace en Cristo y se dirige hacia un “punto focal y final”, que es el mismo Cristo.

         No somos seres que giramos y giramos en la noria de un cierto placer. Nuestro tiempo no es un eterno retorno que gira y gira sin nada que esperar del futuro, porque no hay futuro. Somos una flecha que venimos del Génesis, nuestro origen es Dios y caminamos hacia el final, finalización, en Dios

         La vida tiene sentido. Vivir la vida con sentido y con la mirada oteando el futuro deseado, infunden una profunda paz y serenidad.

  1. transcurrir en la historia con los demás como sacramento de Dios

         Todas las religiones y culturas merecen respeto y tienes valores, pero no todas las religiones son iguales. El cristiano no encuentra a Dios en los ritos religiosos, en un éxtasis, en un nirvana, etc. El hombre religioso busca -quizás encuentra- a Dios en los ritos, en el culto, en los templos. El cristiano encuentra a Dios en el hambriento, en las pateras, en los encarcelados, en los enfermos…

         El cristianismo no es una suma de principios dogmáticos, sino éticos: ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, enfermos, desnudo, en la cárcel…?

         Posible, probablemente el yoga, la meditación transcendental, el zen el eneagrama, etc. sean terapias buenísimas, pero no es el eje cristiano. No quiero decir que sean malas, simplemente que no son cristianas. El budismo, el sintoísmo, el hinduismo son religiones excelentes, pero tienen perspectivas diversas al cristianismo.

Es como si nosotros, cristianos, fuésemos a India o Japón y les dijéramos que la Eucaristía es buenísima porque relaja un montón. El asunto es otro. El cristianismo es otra historia, más bien otra ética.

¿Cuándo te vimos o no te vimos a ti, Cristo – Dios? Cada vez que lo hicisteis con un pobre, un enfermo, un extranjero, un encarcelado, un necesitado, un refugiado …

         Para Jesús el “otro”, especialmente el débil es sacramento, presencia de Dios para nosotros. El cristiano encuentra -ve- a Dios en el ser humano, especialmente en el pobre.

         El reinado de Jesús se comenzó a realizar no en grandes apariciones, éxtasis, hierofanías, catástrofes cósmicas o en grandes concentraciones y celebraciones religiosas. El Reinado de Jesús comenzó a realizarse en los necesitados y en los pobres: curando dolencias y enfermedades.

         Estas ideas de fondo son las que el papa Francisco subraya en su última encíclica Fratelli tutti. Quienes tienen ganas de “meter el dedo en el ojo” dicen de Francisco que no es teólogo. Eso es más que discutible. La teología de Francisco está en su ética cristiana-evangélica. Lo que es indiscutible es que Francisco es cristiano.

  1. Conclusión.

         JesuCristo es señor del Universo y de la historia.

Él es el sentido de nuestra existencia: es nuestro pasado, nuestra esperanza y nuestro futuro.

Pero su realeza no es como las de este mundo, sino que es una relación de servicio y ayuda al ser humano, los débiles y pobres.

A nuestro Dios le veremos en la misericordia para con los demás.

venid benditos de mi padre.

[1] La Parusía no será un hecho espectacular, apocalíptico, sino que significa que todo terminará en Cristo Jesús. No nos quedemos en el lenguaje apocalíptico, sino en el Señor de la historia.

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