Jesús de Nazaret, referencia universal y permanente

En ocasiones, Jesús se convierte en punto de referencia, de comparación o de controversia en boca de personas no creyentes

Una de las cosas más llamativas de la vida del profeta Jesús de Nazaret era que su persona y su doctrina no dejaban a nadie indiferente, hasta el punto de que sobre él se tomaban las posturas más extremas: según unos, actuaba por el poder de Satanás; otros decían que era el poder de Dios el que le sostenía. Este tipo de afirmaciones sólo las provocan las personas más llamativas y sorprendentes. La persona de Jesús ha trascendido su momento histórico. También hoy sigue siendo una bandera discutida. De modo que, en ocasiones, sin que los creyentes lo provoquen, Jesús se convierte en punto de referencia, de comparación o de controversia en boca de personas no creyentes o indiferentes (a veces simpatizantes con el cristianismo y a veces no tanto).

En una plaza de La Habana se puede encontrar un pequeño monumento a los mártires irlandeses que lucharon por la independencia de su país. Fue en 1981 cuando un grupo de prisioneros irlandeses hicieron una huelga de hambre en Irlanda del Norte, reivindicando la independencia de esta provincia aún británica. 10 de ellos murieron. Pues bien, en este monumento hay una inscripción en la que, tras homenajear a estos hombres capaces de morir por sus ideas, se formula siguiente pregunta: “al lado de este ejemplo, ¿qué fueron los tres días de Cristo en el Calvario, símbolo durante siglos del sacrificio humano?”. Resulta cuando menos llamativo que para exaltar el sacrificio de los mártires irlandeses la mejor comparación que se encuentra es la del sacrificio de Cristo. Cierto, parece que en esta comparación salen mejor parados los irlandeses. Esto me parece secundario, al lado de la referencia que se busca para resaltar la heroicidad de unos patriotas.

Lo cierto es que de esos mártires irlandeses solo quedan vagos recuerdos en algunos lugares, mientras que el recuerdo de Cristo tiene una universalidad indiscutible. Por otra parte, no hay que reducir la obra de Cristo a lo ocurrido en su pasión. Pues este final de su vida cobra sentido a la luz de la globalidad de todo lo que fue e hizo. Es el conjunto de la vida de Cristo lo que explica y da sentido a su pasión y a su resurrección. Es la vida de aquel que “pasó haciendo el bien” lo que se manifiesta en la hora de su muerte. No son tres días al lado de los 60 de la huelga irlandesa lo que hay que considerar, sino la vida entera de Jesús.

Los cristianos también comparamos el martirio de los testigos de Jesús con el martirio de Jesús. Pero no pretendemos sustituir a Jesús por ninguno de sus testigos. Jesús es punto de referencia universal, referencia que permanece, mientras los comparados con él se olvidan. Ahí está la grandeza de Jesús de Nazaret: es referencia universal y permanente, porque algo había en su persona que trascendía incluso las circunstancias de su propia vida.

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