La oración no mueve a Dios, sino a nosotros

Cuando pedimos a Dios que suceda alguna cosa, ¿qué podemos esperar? ¿Será la oración el equivalente a la varita mágica de los cuentos de hadas, que consigue lo que toca a gusto del peticionario? Cuando algunos textos de la Escritura suscitan la impresión de que Dios cambia gracias a las peticiones del orante, se trata de expresiones figuradas con las que los hombres atribuyen el cambio de su situación a un cambio en la actitud de Dios.

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