Liturgia del 14º DOMINGO ORDINARIO 2025 (C)

14º DOMINGO ORDINARIO 2025 (C)
El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu están con todos vosotros.
Y con tu Espíritu
MONICIÓN DE ENTRADA
A tal mérito tal medalla. El mundo nos tiene tan acostumbrados al agasajo o trofeo por lo que se realiza, que resulta difícil emprender una gesta, sea pequeña o grande, sin correr el riesgo de pensar en el premio correspondiente.
Cuando uno se acerca al Evangelio, en este domingo de verano, sabe de antemano que el anuncio del mensaje de Jesús conlleva (sobre todo en estos tiempos que nos toca vivir) no precisamente distinción, privilegio, clase, sino todo lo contrario: rechazo. Vamos que, el que pretenda lucir hoy una medalla en su pecho, el camino del Evangelio no es precisamente un podium para conquistarla ni merecerla a los ojos de la sociedad.
Pero Jesús, que siempre tiene palabras de ánimo, nos orienta y empuja de nuevo hacia la misión. ¡Poneos en camino!
Reafirmemos en esta Eucaristía nuestra adhesión a Él y nuestra fraternidad y unión para juntos continuar la misión.
ACTO DE RECONOCIMIENTO
Nunca estamos solos en el camino de la vida y de la misión. Dios nos acompaña siempre dentro de nuestro corazón donde habita, dándonos las cualidades y dones que tenemos para ponerlas al servicio de nuestro crecimiento personal y de la misión a la que estamos convocados.
Démosle gracias por ellas, comprometiéndonos a ponerlas al servicio de TODOS.
Queremos vivir el don de la PAZ, la interior que nos da tu presencia y la exterior que tenemos que construir todos juntos. Nos comprometemos a vivirla cada día diciendo:
Nos comprometemos Señor
Queremos vivir el don del AMOR, el que tú nos manifiestas en nuestro interior y en todo lo que nos das, y el que nosotros queremos vivir y dejar rebosar hacia los OTROS.
Nos comprometemos Señor
Queremos vivir los dones de la BONDAD y la AYUDA preocupándonos de nuestro desarrollo personal y de ayudar a los demás en todo lo que podamos. Por eso decimos:
Nos comprometemos Señor
Dios Padre amoroso TIENE siempre MISERICORDIA de nosotros, conoce nuestras limitaciones y nos guía de su mano a la vida eterna.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo….
Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ tienes piedad de nosotros...
Tú que quitas el pecado del mundo, TÚ atiendes nuestras súplicas
Tú que estás sentado a la derecha del Padre, TÚ tienes piedad de nosotros
ORACIÓN COLECTA
Señor, «Dueño de la mies»,
escuchamos tu llamada.
Queremos ir por el mundo
anunciando tu Palabra.
En la fuerza de tu amor
ponemos nuestra confianza».
No nos asustan, Señor,
los «lobos» de la montaña.
Renunciamos a los ídolos:
dinero, poder y fama.
Queremos caminar «libres»,
«sin alforjas ni sandalias».
Rechazamos la violencia
y la fuerza de las armas.
Llevamos, Señor, tu «paz»,
cuando entramos en las casas.
Nos esperan los «enfermos»
en las calles y en las plazas.
Queremos curar a todos
con el poder de tu gracia.
«Es abundante la mies»
y nos ponemos en marcha.
Siempre se llega a buen puerto,
si Tú vienes en la barca.
Quita, Señor, nuestros «miedos»,
alienta nuestra «esperanza».
Nuestro gozo es trabajar
por tu «Reino», por tu «causa».
Lectura de la profecía de Isaías (66,10-14c):
Festejad a Jerusalén, gozad con ella, todos los que la amáis; alegraos de su alegría, los que por ella llevasteis luto; mamaréis a sus pechos y os saciaréis de sus consuelos, y apuraréis las delicias de sus ubres abundantes.
Porque así dice el Señor: «Yo haré derivar hacia ella, como un río, la paz, como un torrente en crecida, las riquezas de las naciones. Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán; como a un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo, y en Jerusalén seréis consolados. Al verlo, se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos florecerán como un prado, se manifestará a sus siervos la mano del Señor».
Palabra de Dios
Salmo 65
R/. Aclamad al Señor, tierra entera.
V/. Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R/.
V/. Que se postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R/.
V/. Transformó el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos en él,
que con su poder gobierna eternamente. R/.
V/. Los que teméis a Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica,
ni me retiró su favor. R/.
Lectura de la carta de san Pablo a los Gálatas (6,14-18):
Hermanos: Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.
Pues lo que cuenta no es la circuncisión ni la incircuncisión, sino la nueva criatura.
La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios.
En adelante, que nadie me moleste, pues yo llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu, hermanos. Amén.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,1-12.17-20):
R/Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles:
“El reino de Dios ha llegado a vosotros”.
Pero si entráis en una ciudad y no os reciben, saliendo a sus plazas, decid: “Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado”.
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad».
Los setenta y dos volvieron con alegría diciendo:
«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».
Él les dijo:
«Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».
Palabra del Señor
R/Gloria a tí Señor Jesús
HOMILÍA
Comienzo hoy con dos citas. La primera es un recuerdo personal que me ha acompañado desde niño:
La profesora que teníamos (en la escuela unitaria donde comencé) nos enseñó una breve cita que dice: “No hay reloj sin relojero, ni mundo sin creador, el reloj lo hizo el relojero y el mundo lo hizo Dios”.
La segunda cita es de un científico cristiano, creo que Luis Pasteur, inventor de la penicilina, y dice: “El primer sorbo de la copa de la ciencia nos aleja de Dios, pero cuanto más profundizamos más necesaria es su presencia”.
Ateniéndonos al relato científico hace 13.700 millones de años surgió el cosmos como resultado de una gran explosión cuya causa desconoce la ciencia. La radiación de energía que surgió de ella dio lugar a la materia inerte, aparecieron las estrellas, luego los planetas y hace 4.500 millones de años se formó la Tierra.
En un principio la Tierra presentaba un medioambiente hostil para el desarrollo de la vida, pero más tarde bajó su temperatura, se condensó el vapor de agua que la cubría, se formaron los océanos y apareció la corteza terrestre.
En este nuevo escenario, ciertos elementos químicos se combinaron para crear compuestos orgánicos, y estos evolucionaron hasta formar una estructura celular capaz de albergar vida.
Hace 3.500 millones de años, la vida se coló —Dios sabe cómo— en el seno de una bacteria rudimentaria, que comenzó a vivir y a transmitir a su descendencia el “principio vital” que ella había recibido y que alienta la vida de todo ser vivo…
Y así empezó la gran aventura que ha culminado en nosotros, y que podemos llamar la aventura de Dios
La ciencia es capaz de explicar bastante bien todo el proceso basándose en las Leyes Naturales, pero ignora de donde surgieron dichas Leyes.
En buena lógica, de alguna parte tuvieron que surgir, y lo más razonable es pensar que fueron establecidas para producir el efecto que han producido; es decir, para que al final del proceso surgiese —contra toda lógica probabilística— el ser humano. Y es que, como se afirma unánimemente desde la comunidad científica, el mundo podía haber sido de infinitas formas distintas, pero en ninguna de ellas habríamos estado nosotros.
Y ante este enigma podemos abrazarnos a la metafísica del azar, o podemos pensar que el mundo es un proyecto de Dios, y que, para llevarlo a buen término, estableció unos cauces inexorables que nosotros llamamos leyes físicas (o más genéricamente, Leyes Naturales).
Galileo Galilei decía que «las matemáticas son el lenguaje en el que Dios escribió el universo», y la propia evolución del cosmos nos invita a pensar que las Leyes Naturales son el nexo de unión entre Dios y el mundo; las que propician la acción de Dios en el mundo; en definitiva, el lenguaje de Dios para dirigir el mundo.
Entre estas leyes está una que pocas veces se cita, la Ley de la Causalidad, que viene a decir: A tal causa tal efecto, toda acción tiene su reacción.
Pongamos un ejemplo: Si yo fumo tengo muchas papeletas para tener un cáncer de pulmón y no puedo echar las culpas más que a mí mismo.
Pero no tiene demasiado sentido que el fin último de todo este despliegue sea la simple aparición del ser humano sobre la Tierra (o sobre otros diez mil millones de planetas; lo mismo da), sino de éste en plenitud; plenamente humano.
Y nuestra grandeza está en que Dios nos ha dotado de amor, de tolerancia, de conciencia, de libertad y de voluntad para que asumamos la tarea de culminar con éxito su proyecto.
Su Espíritu —el espíritu de Dios que alienta en nosotros— nos muestra el camino, pero es en Jesús, el hombre lleno a rebosar de ese Espíritu, donde hemos visto palpablemente los planes de Dios. Hace dos mil años envió a aquellos setenta y dos para que fueran por delante, y hoy es nuestro turno de continuar esa misma misión.
CREDO
Sacerdote.- ¿Creéis en Dios , que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?.
Todos.- Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios?.
Todos.- Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia para hacer un mundo mejor?.
Todos. Sí, Creemos.
Sacerdote.- ¿Creéis en la resurrección y la vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí, y que disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por la vida?
Todos. Sí, Creemos.
ORACIÓN UNIVERSAL
La dimensión misionera de nuestra vida es seña de identidad del seguidor de Jesús. No es posible ser discípulo de Jesús y no vivir hacia afuera, junto a los más desfavorecidos de este mundo. Oremos.
Queremos ser testigos de Jesús
• La Iglesia será referente, maestra, en apostar por un mundo más justo; en entregar la vida junto a aquellos que más necesitan; en crear relaciones saludables y posibilitadoras.
Queremos ser testigos de Jesús
• Los creyentes viviremos implicados con las causas e instituciones que persiguen la justicia, la dignidad de las personas, el reconocimiento de los invisibles de este mundo.
Queremos ser testigos de Jesús
• Todos nosotros queremos reconocer la llamada a la misión en el rostro de los sufrientes de este mundo, que definitivamente optemos por el Reino.
Queremos ser testigos de Jesús
• Queremos ofrecer a nuestros jóvenes y niños oportunidades para crecer en solidaridad, para conocer otras realidades distintas y más desfavorecidas que las nuestras.
Queremos ser testigos de Jesús
• Queremos crecer en sentido de comunidad, de unidad, de corresponsabilidad, de pertenencia a una humanidad llamada a caminar en fraternidad, buscando el bien de todas las personas.
Queremos ser testigos de Jesús
Padre bueno, queremos dejarnos afectar por la dimensión misionera de nuestro discipulado a Jesús, optando con valentía por los más pequeños y trabajando en favor de los olvidados de este mundo. Gracias por la vida y el testimonio de tu Hijo Jesús, que vive por los siglos de los siglos.
En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso
El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…
ORACIÓN OFRENDAS
Te ofrecemos, Señor, el pan y el vino. Junto a ellos ofrecemos, también nuestras vidas: vidas llenas de ilusiones y fracasos, vidas llenas de alegrías y tristezas, vidas llenas de esfuerzos y sacrificios, pero vidas llenas de amor y de amistad. Tú lo convertirás todo en Pan de Vida y Bebida de salvación. PJNS
PREFACIO
El Señor está con vosotros
Y con tu Espíritu
Levantemos el corazón
Lo tenemos levantado hacia el Señor
Damos gracias al Señor nuestro Dios
Es justo y necesario
Te bendecimos, Padre,
te damos gracias por todos aquellos
que escuchan tu voz sin conocerte,
y por los que se mantienen fieles a Ti.
Te damos gracias,
porque nos has creado libres,
responsables, justos y solidarios.
Te damos las gracias por llamarnos.
Nosotros intentamos seguirte en tu Hijo Jesús.
Reconocemos que nuestra fe es débil
y nuestro compromiso sencillo.
Pero, hoy, nos reunimos en tu nombre
para alabarte y darte gracias.
Ahora, nos unimos a los Profetas,
Enviados, Apóstoles y Misioneros,
y a todas las personas de buena voluntad,
para entonar juntos el himno de alabanza diciendo :
SANTO, SANTO, SANTO
CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA
Te alabamos, Padre Santo, porque estás con nosotros en el camino de la vida, sobre todo, cuando tu Hijo Jesús nos congrega para el Banquete Pascual de su Amor y comparte con nosotros el vino y el pan.
Recibimos tu Espíritu con alegría
para que santifique este pan y este vino y
se conviertan para nosotros
en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús, en la Persona y la Vida de Jesús aquí significadas.
El mismo Jesús, la víspera de su Pasión y Muerte,
cuando estaba reunido a la Mesa con sus amigos, tomó un pan, lo bendijo, y se lo repartió, diciendo...
Tomad y comed todos de él,
porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por vosotros
Y lo mismo hizo con una Copa de vino: al terminar de cenar, alzó una copa, brindó por el triunfo a su Padre del cielo, y se la pasó a sus amigos, diciendo...
Tomad y bebed todos de él,
porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres
para iluminar vuestras vidas.
Haced esto en conmemoración mía.
Éste es el Sacramento de nuestra fe.
Anunciamos y proclamamos tu resurrección. Ven Señor Jesús.
Por eso, Padre de bondad,
celebramos ahora
el memorial que Jesús nos encargó,
y proclamamos la obra de tu amor:
Cristo, tu Hijo, a través del servicio
y la entrega de su vida
ha resucitado a la vida nueva y ha sido glorificado a tu derecha.
Señor, Padre de misericordia, Tú derramas sobre nosotros el Espíritu del Amor, el Espíritu de tu Hijo.
Fortaleces a tu pueblo con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y nos renuevas a todos a su imagen.
Derramas tu bendición abundante sobre el Papa León, sobre nuestro Obispo N… y sobre todos tus hijos.
Para que todos los miembros de la Iglesia sepamos discernir los signos de los tiempos y crezcamos en la fidelidad al Evangelio; preocupándonos de compartir en la caridad las angustias y las tristezas, las alegrías y las esperanzas de los hombres, y mostrándoles así el camino de la salvación.
Gracias una vez más porque
has acogido en tu casa del Cielo
a nuestros hermanos difuntos ...
todos nuestros familiares, amigos
y fieles difuntos de esta Comunidad
Y ahora, Padre santo, nos unimos a toda tu creación para brindar por tu mayor gloria y por la germinación de tu Bondad en nuestro mundo,
en la feliz compañía de tu hijo Jesús,
unidos a nuestra Madre María, a su esposo San José a los apóstoles, a los santos y a todas las personas de buena voluntad diciendo
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén
PADRENUESTRO
PADRE Y MADRE NUESTRA
EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.
Santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
TÚ NOS DAS HOY
NUESTRO PAN DE CADA DÍA.
TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS
Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR
A LOS QUE NOS OFENDEN.
No nos dejes caer en la tentación.
Y líbranos del mal. Amen
CORDERO DE DIOS
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ TIENES piedad de nosotros
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, TÚ NOS DAS la paz
Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.
ORACIÓN FINAL
MANDA, SEÑOR, OBREROS A TU MIES.
Quiero ser trabajador de tu campo porque tú eres para mí, Señor, una buena noticia.
Tus palabras y tus gestos me hacen bien, me quitan el miedo a Dios y me hacen sentir su misericordia y su amor.
Es una suerte encontrarse contigo y experimentar, día a día, que mi nombre, que nuestros nombres, están escritos en la palma de tu mano, Señor.
MANDA, SEÑOR, OBREROS A TU MIES.
Quiero ser altavoz de tu Palabra allí donde eres desconocido o ignorado.
Porque en esta tarea, no estoy solo, somos muchos.
Pero no siempre tenemos el valor suficiente para dar razón de tu presencia, para ser tus testigos con todas las consecuencias.
Pero hoy me encuentro con más ánimo y entusiasmo, porque siento que mi nombre, que nuestros nombres, están escritos en la palma de tu mano, Señor.
MANDA, SEÑOR, OBREROS A TU MIES.
Quiero ser trabajador de tu campo.
¡Ansío, Señor, ponerme en camino! Sin más amparo que el ancho cielo, sin otro apoyo que tu Espíritu, sin más aliento que tu Palabra.
Quiero ser reflejo de tu amor y de tu paz llevando al mundo esperanza, ilusiones y alegría a los hombres y mujeres que carecen de ellas.
Porque experimento, cada día, que mi nombre, que nuestros nombres, están escritos en la palma de tu mano, Señor.
Que sea un jornalero de tu tierra en la que crece el pan de la fraternidad. Amén.
Bendición
El Señor os bendice, os guarda
y en sus palmas os lleva tatuados.
Os acompaña en todos los caminos.
Y hace prósperas las obras de vuestras manos.
Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado,
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Amén.