Dejar

Pescador de hombres
El evangelio de San Marcos en el capítulo primero recoge la reacción de los primeros discípulos de Jesús, que al reconocerle como el que tiene que venir, el Salvador, dejan cuanto tienen entre manos, cuanto poseen y le siguen.Pedro, Andrés, Santiago o Juan, dejaron la barca y se fueron con Jesús, una parte de su vida había terminado al tomar la decisión de seguir al Maestro, emprendían una vida nueva, una vida que estará llena de riesgos y contradicciones y que les llevará hasta dar el máximo testimonio entregando sus propias vidas en el martirio.

El hecho de “dejar” es una gracia, es un don de Dios, los apóstoles dejaron sus barcas, su forma de vida y por Jesús emprendieron algo nuevo, una vida diferente. “Dejaron” la barca, pero mantuvieron su oficio de pescadores. Su vida cambió porque “dejar” para seguir a Jesús significa tener otras claves, otras motivaciones,quizás se repitan los mismos hechos que se realizaban antes, pero su valor será totalmente distinto.

Las personas solemos tender con mayor a conservar o mantener aquello que nos parece nuestro, la forma de vida, las costumbres, los modos de actuar. “Dejar” nos resulta difícil aunque las motivaciones para realizarlo sean de gran valor. Sólo quienes procuran o intentan “dejar” son capaces de seguir a Jesús, de dejarse transformar por Él, de tener el corazón, el alma disponible para poder vivir con Jesús una verdadera relación de amor y mistad. Texto: Hna. Carmen Solé
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