Hijos amados de Dios

La invitación a la confianza en este amor del Padre por el hombre es una constante en la Sagrada Escritura. Ya desde los inicios del Génesis vemos como Dios no abandona al hombre a su suerte y esta llamada a la confianza total en de Dios se hace más viva en el Nuevo Testamento: “Mirad los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?” (Mt. 6,26). Sí, ciertamente valemos mucho más que un pajarillo. Que las palabras y hechos de Jesús, que el pensamiento de ser hijos amados de Dios nos ayuden en nuestras horas bajas a continuar nuestro camino sin desfallecer. Texto: Hna. María Nuria Gaza.