Gabriel Celaya, cien años de poesía (1). Su religiosidad

El poeta vasco Gabriel Celaya estrenó pulmones y llanto en Hernani (Gipuzcoa) un 8 de marzo de 1911. Así que nos encontramos en plena celebración de su centenario. Item más: el próximo lunes, 18 de abril, se conmemora el vigésimo aniversario de su óbito en Madrid a la luminosa edad de ochenta años. Como es costumbre, nos asomaremos muy brevemente a su biografía, preguntándonos específicamente, desde Religión Digital, por su religiosidad. Y transcribiremos un par de interesantes poemas que nos acerquen la honda, sencilla escritura de sus desenfadados versos.
En el seno de una familia bien acomodada, realiza Gabriel primeros estudios en un colegio marianista de San Sebastián. Me vais a permitir, de entrada, la narración de un suceso que le aconteció en este centro educativo. Nos lo transmite Ángel Vivas entrevistando al poeta en 1984. Quien habla es un Gabriel Celaya de 73 años como el de la imagen, un fragmento de la placa conmemorativa de la casa de Madrid en la que vivió el escritor hasta su fallecimiento:
"Yo he tenido problemas siempre con los colegios. Y luego en la Escuela de Ingenieros Industriales, también. En el colegio, recuerdo un día que me debí caer en el patio, y debía estar llorando. Y me vino un profesor, llevaban levita y bombín en aquella época los marianistas, levita y bombín, figúrate, y me dijo que sólo las niñas lloraban. Y yo, que soy muy colérico, agarré un cabreo que le salté al cuello y le dejé la cara como un cristo de arañazos. Entonces me expulsaron del colegio. Y luego me perdonaron y me dejaron volver..."

"NUNCA HE TENIDO PROBLEMAS DE ESE TIPO, RELIGIOSOS"
Por problemas de salud pierde dos años de estudios, recuperándose en Pau (Francia) y El Escorial (España). Termina el bachillerato en Donosti como alumno libre. Y se traslada a Madrid en 1928 para estudiar Ingeniería Industrial que es lo que le exigía su padre. Tuvo la fortuna de vivir cinco añosen la Residencia de Estudiantes.

Obtenido el título de ingeniero en 1935, viajó a San Sebastián para trabajar en la empresa de su familia. Pero estalla la guerra civil y participa como voluntario en el ejército republicano, siendo capitán de gudarisen Bizcaia. Hecho prisionero al caer Bilbao, se libra de una posible ejecución aceptando un matrimonio de conveniencia con Julia C., con quien tendrá dos hijos. Cuando le pregunta Ángel Vivas en la entrevista si tuvo de joven alguna crisis religiosa, contesta con rotundidad nuestro protagonista (la fotografía adjunta está tomada de la portada de su libro):
"No, que va. De los marianistas me fui a los catorce años y no volví a ir a misa... Cuando estuve enfermo en Pau y en El Escorial, tampoco me llevaban a misa. Mi madre era católica, como todas las mujeres españolas; mi padre era impasible. Y en la Residencia me parecía lo más normal no ir a misa. Como no iba casi ninguno. Éramos chavales de dieciséis años; pero, a pesar de todo, no sé cómo nos escogían. Malos, evidentemente, je, je. Nunca he tenido problemas de ese tipo, religiosos. Con la primera mujer sí iba como un cordero a cumplir los ritos de la burguesía, de ir a misa el domingo a la una; pero no más."
Una de las preguntas más duras que creyentes, agnósticos y ateos formulan sobre Dios es su silencio. Me vienen al recuerdo versos del amigo de Gabriel Celaya, poeta bilbaíno, Blas de Otero:"Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte, / al borde del abismo, estoy clamando / a Dios. Y su silencio, retumbando, / ahoga mi voz en el vacío inerte..." ¡El silencio de Dios! Pregunta el periodista a Celaya:
–Tus relaciones con Dios nunca han sido muy estrechas. Hace tiempo ya pensabas que "Dios, allá en su cielo, sigue siendo un Dios mudo".
–No creo en un Dios personal ni trascedente. Creo en esto, en esta unidad del cosmos, en este ritmo...


A TODO EL MUNDO LLAMO "SEÑOR" HUMILDEMENTE

Vivía sumido en una terrible crisis personal y matrimonial, vocacional también, porque lo que le hacía de verdad feliz era la creación literaria,no la dirección como ingeniero gerente de la empresa de su padre. En 1946 conoce, fortuitamente, al verdadero amor de su vida, Amparo Gastón. Y con ella descubre el placer de vivir. Vuelve a sonarle la risa (le llamaban de pequeño "cascabel"). Son años de alegría, de combate y de fe. En 1947 publica "Tranquilamente hablando"en la editorial "Norte" que acababa de fundar con su nueva compañera.
De este delicioso poemario elegimos un provocador título: "No hay duda de que tengo un temperamento religioso". Juega el poeta con la palabra "Señor", que, si al principio parece un suspiro del alma hacia el Señor del Cielo, en el desarrollo del poema adquiere otro sentido. "Señor" es cualquier ser humano con el que establezco comunicación, comunión, verdadera. Diríamos que vive, de cabeza y corazón, la tesis fundamental de Feuerbach:"Homo homini Deus"(el Hombre es Dios para el Hombre).Hay que amar y adorar, pero no al Dios personal de los cristianos, sino a la Humanidad en su conjunto...

NO HAY DUDA DE QUE TENGO UN TEMPERAMENTO RELIGIOSO
¡Señor!, ya no resisto.
¡Señor!, me siento roto.
("Señor" no tiene nombre,
es un simple pretexto
para alargar dos puntos de admiración vacía.)
Me siento solo, loco
de soledad absoluta,
me siento un poco tonto
de dolores vulgares
(compartidos serían la grandeza del hombre).
Porque yo tengo un nombre,
tengo un peso, una sangre
y una historia -palabras-
que a nadie interesan
("Señor" debería ser un tú, ser humano).
A todo el mundo escucho
(no lo entiendo -confieso-);
a todo el mundo ofrezco
mis cordialidades cálidas y amargas;
a todo el mundo llamo "Señor" humildemente.



"CANTAR ES ALABAR Y ABRIR CON UN ¡OH! EL MUNDO"

En la etapa de poesía social, veíamos, invitaba Gabriel Celaya a disolver el yo individual en el yo colectivo. Pero ahora da un paso más y sugiere disolver la conciencia colectiva en conciencia universal y cósmica. La poesía es experiencia de salvación, vía de penetración en el misterio y la verdad de la existencia.

En la entrevista de Ángel Vivas nos aclara el poeta de Hernani el significado de la conciencia órfica; o, más sencillamente, de la conciencia ecológica“que consiste en comprender que el hombre forma parte de un conjunto que no son sólo los hombres, sino que es la naturaleza y, a otro nivel, el cosmos, los planetas; que dependemos de todo y que todo es un conjunto. Y lo llamo muy pedantemente conciencia órfica por la leyenda de Orfeo, que hablaba con las plantas, hablaba con los animales, con las aguas; que, al fin y al cabo es ecología pura...”
Lo hermoso de “Esto es cantar”, que reproducimos a continuación, es que se ha tomado conciencia de integración, de unidad con el cosmos total.Cantar es “abrir lo celeste y encontrar, ciego, en él, / al dios que espera al hombre para poder creer...” Acaso la palabrapanteísmonos facilite algo la comprensión de este texto...

ESTO ES CANTAR
Cantar es más que hablar.
Cantar es alabar y abrir con un ¡oh! el mundo.
Cantar es admirar; no explicar, no decir.
Cantar es saludar lo que no es explicable,
mostrar la maravilla de la realidad,
vivir en el asombro del mundo de los dioses
que es también nuestro mundo, según vemos de pronto :
el que descubrimos como tontos con amor, al besar.
Cantar es percibir y quedar fulminado,
y dar con las palabras que, al decir, son lo que es
sin charlatanerías, ni adornos de oropel.
Cantar es descubrir el misterio del hecho
que aunque está ante nosotros no sabemos ver.
Cantar, no, no es hablar, es ganar y perder,
es abrir lo celeste y encontrar, ciego, en él,
al dios que espera al hombre para poder creer.
