Hace dos meses falleció en Madrid, a la edad de 93 años, el notable poeta, sobrino del Nobel Vicente Aleixandre, José Javier Aleixandre. Nacido en Irún (Guipúzcoa) en marzo de 1924, se avecindó, adolescente, en la capital, hasta el pasado 27 de marzo. Galardonado con más de sesenta premios por obras en verso y prosa, solo en poesía, en más de medio siglo de ediciones, nos entregó 24 poemarios de gran riqueza humanística y literaria.
Conocedor de que había sido Presidente, y Socio de Honor, de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles, que había editado con elegancia cuatro títulos de su poesía, me acerqué a su sede social y pude conseguir seis de sus últimos libros. Para dar noticia y conocimiento de alguno de sus poemas, me he permitido iniciar hoy una entrega que me gustaría prolongar algunas semanas más, para admiración y regocijo, espero, de gustadores de la buena poesía.
SONETOS EN EL TIEMPO (1953-2003)
Con casi ochenta años, recopiló el poeta vasco un ramillete de cerca de cien sonetos seleccionados de toda su aventura lírica. Reconoce el escritor su “adicción al soneto”. Y hay que atribuirle con justicia un excelente oficio, un meritorio abandonarse a la fluencia del corazón por el tobogán de los catorce versos. La sección 3 de “Sonetos en el tiempo (1953-2003)”, titulada “La primavera hacia el amor”, incluye tres sonetos que a continuación presentamos: “No vuelvas la cabeza”, “Madrigal de la flor abierta” y “Bodas de oro”, sobre todo el tercero, cuando, en un lejano 20 de mayo de 1952, un hombre y una mujer generosos comprometieron sus vidas rebosantes de amor y de esperanza.
COMO UNA COPA DE BUEN VINO
El poema “Bodas de oro” nos revela un íntimo coloquio con la esposa, evocando el pasado y ensoñando el futuro. El poeta de los símbolos piropea a su amada en los versos finales: “eres como una copa de buen vino / que yo sigo bebiendo cada día.” No es infrecuente, en la cultura mediterránea, describir líricamente como “colgado” al que ha perdido la cabeza con el vino… o con el amor.
En el soneto aleixandriano “Cántico al vino” (presente también en esta antología), dirigiéndose al vino como aquí a su esposa, escribe José Javier: “cuando vienes / llega contigo libre y presurosa / mi juventud…” Y así clausura los tercetos refiriéndose a la recobrada juventud: “Y en su presencia sumo / fragancia y aventura, porque tienes / alma de río y corazón de rosa.”
BODAS DE ORO
Con una siempre renovada seda
fuimos, esposa, nuestro amor tejiendo.
Y hemos vencido al tedio recorriendo
juntos, muy juntos, singular vereda.
En este viejo mundo que nos queda
y poco a poco se nos va muriendo,
para comprar la dicha sigue siendo
nuestro amor la más válida moneda.
Espejo tú, que muestra reflejada
por más años que pasen mi mirada;
refugio tú de amante compañía
que sigue recreando mi destino,
eres como una copa de buen vino
que yo sigo bebiendo cada día.
NO VUELVAS LA CABEZA
Deliciosos versos sobre la comunicación en la pareja. En la salud y enfermedad, en la pobreza y la riqueza, en la alegría y en el llanto… Llora si estás triste. Pero no te ocultes. Comunicación verdadera, no solo de pensamientos, también de sentimientos. Con un lenguaje directo y entrañable: verbal y no verbal. “Que tu río / se cobije en el mar de mi mirada…”
NO VUELVAS LA CABEZA
Has vuelto la cabeza. Tú no quieres
que te vea llorar y de tu vida
piense que es una lágrima prendida
siempre en tu corazón con alfileres.
No vuelvas la cabeza. Si prefieres
llorar porque has perdido la partida,
pon como dulce bálsamo en la herida
tu llanto. Como todas las mujeres.
Llora. Que el agua más consoladora
bautice tu camino junto al mío;
ahogue tu pisada en mi pisada.
Pero no vuelvas la cabeza. Llora
mirándome a los ojos. Que tu río
se cobije en el mar de tu mirada.
CUANDO COMO UNA FLOR TE ABRAS
En una verbena de madrigales nos emociona y sorprende el poeta con títulos como “Madrigal de la recién venida” (su nieta Leticia), “Madrigal con reproche”, “Madrigal en amarillo”, “Madrigal de la niña y el rocío” (soneto por seguidillas) … Y el presente –atrevido y amatorio– “Madrigal de la flor abierta”. Se barajan símbolos naif, como llave y barco, nido y abejas, mar y flor, en un voluptuoso juego de imágenes…
MADRIGAL DE LA FLOR ABIERTA
Quiero en tus senos apresar la suave
pendiente de tu piel estremecida.
Y abrir el miedo de tu dulce herida
con la herida más dulce de mi llave.
Quiero ser navegante de tu nave
bajo el acoso de mi mar tendida,
y en tu arena mejor amanecida
anclar mi barco que en tu vientre cabe.
En un nido de labios juntos quiero
que nuestras lenguas ávidas encuentren
el idílico idioma sin palabras
con el que conquistar tu gozo espero,
y que mis tactos como abejas entren
en ti, cuando como una flor te abras.