El Escudo para Monseñor Elizalde Obispo de Vitoria

Si bien es una reminiscencia medieval, la confección de un escudo se mantiene y, partiendo de los datos que ya conocemos de la persona, aun a riesgo de no acertar en las interpretaciones o de cometer algún error técnico en materia de heráldica, ofrezco el escudo del nuevo obispo de Vitoria y una primera interpretación de los elementos que en él encontramos.

Como es de norma en la heráldica eclesiástica episcopal el escudo está enmarcado por un sombrero de sable, de ala ancha (capelo) de color verde adornado con doce borlas, seis a cada lado, que indica que es el escudo de un obispo (y no de un arzobispo o de un cardenal con 15 borlas a cada lado, o del Papa que lleva en lugar de sobrero la tiara, una borla a cada lado, que van en rojo, y las llaves del Reino, o los de un abad seis borlas que va en negro, así como el de un canónigo pero este solo con tres borlas negras a cada lado).
El campo del escudo es del tipo partido en dos cuarteles. Lado izquierdo sobre fondo verde, color episcopal. El lado derecho sobre fondo rojo o gules.

En el lado izquierdo con fondo verde encontramos:

El castillo del escudo, que pertenece a la heráldica del apellido de los Elizalde. Bajo el castillo se encuentran los dos leones en la misma posición que en el escudo de Vitoria. Esto podría significar entroncar su apellido Elizalde con su diócesis Vitoria.

En la parte inferior una concha. La concha suele evocar el Bautismo, pero también, y más en este caso, es una referencia a la concha del peregrino del camino de Santiago. La concha es una vieira y el color amarillo es el usado en la ruta Jacobea para señalarlo. Juan Carlos Elizalde ha realizado en dos ocasiones el Camino de Santiago y su vida sacerdotal está muy ligada a Roncesvalles, uno de los puntos emblemáticos de esta ruta de peregrinación.

En el lado derecho sobre fondo rojo vemos:

La Hostia consagrada y el Cáliz símbolos de la Eucaristía. Un ajedrezado o taqueado en oro y negro que se antoja una referencia a todo el románico que salpica la geografía del norte y especialmente la ruta jacobea. Y por último un libro con dos “E” que interpreto representa a los Evangelios, la Palabra de Dios.
La cruz y báculo fundido en un único icono detrás del escudo completa la iconografía.

El lema.

“Tu es filius meus dilectus” Tú eres mi hijo amado, está tomada del Evangelio de Marcos (Mc 1, 11) y corresponde a la voz que viene del cielo cuando Juan Bautista bautiza a Jesús en las aguas del río Jordán. En euskera: Zu zaitut neure Semea, neure maitea.

El diseño de un escudo para un eclesiástico otrora podría estar cargado de simbolismo y ser un elemento necesario. Hoy es un hecho anecdótico por un lado y que no tiene más trascendencia que la que el protagonista quiera adjudicarle.

Un escudo puede ser un intento de condensar en una imagen lo que identifica a una persona, un grupo de personas, o una familia, o una institución. Del Escudo de monseñor Elizalde algo nos dice de él, pero como de todos, al final, “por sus obras los conoceréis”. El Papa Francisco también tiene su escudo, pero a estas alturas nadie repara en él porque sus obras han dicho más desde el primer día.


Faltaba el non solum sed etiam



Errar es humano y corregir de sabios.
Agradezco las anotaciones hechas por varios amigos que ayudan a completar este ejercicio de interpretación del escudo del nuevo obispo de Vitoria.
El castillo y los leones son homenaje al escudo de la ciudad y solo ha sustituido los cuervos por una estrella blanca que representa a la devoción de la Virgen Blanca “que también guarda la ciudad”; y las dos “E” que figuran en un libro son la referencia a los Ejercicios Espirituales de San Ignacio que han marcado la vida de D. Juan Carlos y de tantos a los que a ellos e han confiado.
Y por último alguno apunta que el acabado del báculo en punta es makila y no espada, bordón de peregrino añadiría yo.
Y otros amigos me invitan a añadir en esta glosa del futuro obispo de Vitoria la traducción de su euskérico apellido Elizalde, Eliza alde, “al lado de la iglesia”. De hecho uno de esos amigos quiso ver la expresión más patente del apellido en la imagen de D. Juan Carlos junto al Papa Francisco el pasado 2 de marzo en Roma.
Hechas las matizaciones el artículo, con ayuda, queda listo para ser servido.
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