Entrevista al Obispo de Bilbao sobre la Carta Pastoral Conjunta Monseñor Iceta: “  Dios llega incluso donde no llegan los sacramentos”

Monseñor Iceta: “  Dios, ni siquiera se ata a los sacramentos, siempre los desborda”
Monseñor Iceta: “  Dios, ni siquiera se ata a los sacramentos, siempre los desborda”

“Al igual que en Pentecostés, con las puertas cerradas, el Espíritu Santo se ha hecho presente en las casas”

“hay que recuperar ese carácter vocacional del ejercicio de la política”

 “Tenemos que crear una nueva pedagogía del duelo, una nueva praxis”

“Nos creíamos dioses y viene un poquito de dna encapsulado  en proteínas y lípidos que se llama coronavirus y nos manda todo al traste. Ese es el momento de darnos cuenta que Dios es el centro de nuestra vida.”

En una amplia entrevista monseñor Mario Iceta, obispo de Bilbao, desgrana algunos puntos de la carta pastoral conjunta de los obispos de las Diócesis de Pamplona-Tudela, San Sebastián, Vitoria y Bilbao.  Esta carta lleva por título “Bienaventuranzas en tiempos de pandemia” 

La entrevista íntegra pueden verla en el siguiente vídeo

Ante la pregunta de ¿Cuándo decidieron poner por escrito una palabra sobre la situación de la pandemia? Monseñor Iceta respònde que “las primeras acciones estuvieron más encaminadas a paliar y a responder a la situación que a la reflexión. Más tarde la Semana Santa fue un tiempo de oración y de reflexión desde esa clave de dolor, pero también con la esperanza pascual. Así, a partir del domingo de Pascua, en la habitual comunicación que tenemos los obispos por esas fechas, comenzamos a ver la necesidad de ofrecer una reflexión. Siendo conscientes de que llevamos aún poco tiempo, poco más de dos meses como para tener perspectiva de algunas cosas.” Iceta recalca que esta carta ha sido elaborada con una celeridad poco común, ya lo normal es preparar estos textos conjuntos con varios meses de antelación. También comenta que hace años decidieron publicar cartas conjuntas cuando los hechos, la ocasión, lo demandase, decir algo cuando haya algo que decir. 

En el caso concreto de esta carta Iceta señala que el deseo de los obispos era “decir algo con peso, pero a la vez asequible a todo el pueblo de Dios” trataban de responder a respuestas que les estaban llegando como la de “¿por qué Dios permite todo esto?”

“La pregunta de cómo compaginar la bondad de Dios con los males de este mundo está presente a lo largo de toda la historia de la humanidad, por eso traemos referencias que nos llevan hasta Sócrates y Platón.” Recorriendo la historia, los autores clásicos y la Biblia van dando respuesta hasta concluir en que la clave está en la libertad del ser humano, capaz de hacer el bien y el mal. 

Los obispos recogen en la carta esa acusación que suele hacerse en momentos difíciles y duros de la vida, donde se responsabiliza a Dios de todos nuestros males. El obispo de Bilbao dice que “el misterio del mal no anula la bondad de Dios que nos restaura” y respecto de esa reacción señala que “es muy normal. La psicología reconoce varias fases en el proceso de enfrentarse a un  hecho doloroso: negación, rabia, negociación, diálogo, … Es frecuente también que a quien más queremos le hagamos pagar las culpas de nuestros males. Por eso proponemos el ejemplo de Job, un hombre justo que a pesar de recaer sobre él todos los males, él nunca culpa a Dios y clama contra él.” Por eso Iceta piensa que tras una primera fase de culpar a Dios puede llegar otra de exculparle. 

El título de la carta y la mayor parte del cuerpo de la misma se construye desde las bienaventuranzas, ¿por qué?

“Tienen un carácter paradójico - señala Iceta-  y que se cierra cada una con una promesa. Por eso nos parecía que podían ayudar a entender lo que estamos viviendo. El Papa acababa de tener hace poco un ciclo de catequesis sobre las bienaventuranzas, y eso fue inspirador. 

En otro momento de la carta, y teniendo el testimonio de tantas personas que en el ejercicio de su profesión se han sacrificado, en algunos casos hasta dar la vida, los obispos recuperan el valor de esta palabra, “sacrificio”. 

“No era fácil meter a todo el mundo, pero sí hemos querido poner una palabra de agradecimiento porque hemos visto gestos admirables de entrega y sacrificio desde los agricultores, hasta el que nos ha cobrado el producto en la caja del supermercado. Cuántos sanitarios, sacerdotes, personas que han atendido a otros enfermos han asumido el riesgo de contagiarse, y algunos han fallecido víctimas de esa enfermedad. 

En la carta, cuando aborda el tema de la gestión pública de esta crisis, los obispos optaron, no por pedir responsabilidades de los errores, sino por poner en valor la vocación del servicio público, del ejercicio de la política. 

“ quisimos poner en valor una nueva forma de vivir la caridad social. La iglesia ha ofrecido una especie de trilogía con las encíclicas de Benedicto XVI, “Caritas in veritate”, y la continuidad en la “Laudato sí” y “Querida Amazonía” de Francisco. En estos documentos se habla de la interacción del ser humano con todo lo que le rodea y con su actividad. En ese marco se entiende el concepto de caridad social de la Iglesia, que no es un mero asistencialismo. La doctrina de los últimos papas hablan de la política como una altísima forma de caridad al servicio del ser humano y del bien común. Por eso hay que recuperar ese carácter vocacional del ejercicio de la política. 

La imposibilidad de asistir a las parroquias para asistir a la celebración de la misa ha creado conflictos, incluso en el seno de la Iglesia. La carta pastoral aborda el tema. 

“Cada día los sacerdotes hemos celebrado la Eucaristía. Primero por los difuntos. por sus allegados, por las familias, hemos puesto en el altar todas las necesidades de la Iglesia. Aunque no ha sido posible la asistencia física a las celebraciones, la Iglesia ha seguido celebrando y teniendo multiplicada su acción sacramental. Pero es que la Iglesia ha tenido su presencia trascendental en la familia, en las iglesias domésticas de las que tanto se profundizó en el Sínodo de África. Al igual que en Pentecostés, con las puertas cerradas, el Espíritu Santo se ha hecho presente en las casas.  Dios ni siquiera se ata a los sacramentos, siempre los desborda. Dios llega incluso donde no llegan los sacramentos. Por lo tanto, aunque el modo ordinario sea asistir a la Eucaristía, en tiempos extraordinarios nos hemos podido unir espiritualmente. POrque el Señor es capaz de desbordar sus propios límites. Gracias a todos los medios de comunicación y redes sociales quien ha querido unirse espiritualmente lo ha podido hacer.”

Entre las tareas de futuro de la Iglesia, una, que exigirá su presencia es el acompañamiento en el duelo de las personas. 

“Más allá del momento presente, y en todo caso, creo que hemos de repensar en un modelo nuevo de gestión y acompañamiento del duelo. El duelo requiere un tiempo largo para elaborarlo. Todos hemos vivido la experiencia de no saber qué decir al familiar de una persona fallecida. Tenemos que crear una nueva pedagogía del duelo, una nueva praxis. Y no solo cuando la persona fallece,  no solo en ese intervalo de 48 horas que pueden pasar desde la muerte al entierro. Hay que estar presentes, si se puede, en la fase terminal, en el momento de las exequias, y también más adelante. Necesitamos una amplia formación en el duelo y una nueva praxis.” Esta situación ha venido a acelerar una reflexión sobre este tema en el seno de la Iglesia. 

Recordamos que el funeral por las víctimas en las diócesis de Navarra y País Vasco se llevará a cabo el 25 de julio en sus respèctivas catedrales. 

Una de las pastorales que quizá se vea más afectada, por estar muy sustentada en el encuentro, en la fiesta, sea la pastoral con jóvenes. ¿Cómo se mantendrá viva la llama de la fe en los jóvenes ahora?

“Para empezar creo que la pastoral con jóvenes si es una pastoral del encuentro, y de la realidad, no tanto como de la fiesta. La primera causa de fallecimiento entre la gente joven es el suicidio. Hay jóvenes que sufren de tal manera que prefieren la muerte. Pero parodiando al papa “jóven es el que sabe amar. La pastoral con jóvenes no es una pastoral de diversión, sino de conversión. De encuentro con la realidad. Ha de ser una pastoral que engarce con el resto de las pastorales de la diócesis. Todos los domingos tienen que ser misas de familia, con todos los miembros de la familia. No es una pastoral para aportarles algo, sino para cuestionarles qué aportan ellos a la parroquia, a la comunidad, a la diócesis.”

¿Esta situación es una oportunidad para reivindicar que es mejor un mundo con Dios que un mundo sin Dios?

“Alguien dijo que el mundo puede dar placer pero no felicidad. A riesgo de que sea un poco exagerada ceo que alberga algo de verdad. Lo que nos hace felices son las personas, y ¿cosas? las que necesitemos para cuidar a las personas. Hay dos frases muy gráficas del Papa Francisco: “el sudario no tiene bolsillos” y “nunca he visto un coche de mudanzas siguiendo a un coche fúnebre”. Dios no es un elemento que estorbe en la vida sino al contrario. Hemos tratado de hacer una invitación estos días a repensar cuál es mi relación con las cosas. Seguramente me sobran muchísimas.Mi relación con los amigos, la familia, y retomar una relación con Dios. Nos creíamos dioses y viene un poquito de dna encapsulado  en proteínas y lípidos que se llama coronavirus y nos manda todo al traste. Ese es el momento de darnos cuenta que Dios es el centro de nuestra vida.”

Para terminar una curiosidad. en una entrevista dijo que se ofrecería si fuese necesario para ejercer la medicina, (recordamos que D. Mario Iceta es Dr. en Medicina y Cirugía y su tesis versó sobre los cuidados paliativos). ¿En qué área de la medicina se vería usted en condiciones hoy de echar una mano? 

“Cuando empezó todo esto se reclutó a mucho personal sanitario retirado, porque inicialmente se necesitaron muchas personas. Bueno, la propuesta nació de un periodista inicialmente y yo mostré mi disponibilidad. Aunque no ejerzo la medicina desde hace 25 años no he dejado de estar en contacto mediante la lectura e incluso la asistencia a congresos. Procuro estar al día sobre todo en algunos temas. Recuerdo en un viaje en avión que al ponerse mala una persona y tras solicitar la presencia de un médico y no salir nadie yo levanté la mano y la azafata muy amable me dijo, no padre no son sus servicios los que necesitamos, y yo le expliqué que, además, también era médico y atendí en una primera instancia a la persona. Por eso si se precisa una ayuda exponiendo mis carencias y mi situación si en algo puedo servir …” 

Non solum sed etiam

Solo decir que merece la pena escuchar los 47 minutos de la entrevista. Y que cada cual encuentre su Bienaventuranza en tiempos de pandemia.

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