El Pan y la Sal, mucho más que una acogida.

La última entrada del blog de los jóvenes de Vitoria que participan en la JMJ deja evidencias del impacto que ha tenido en ellos la acogida que les han dado en Polonia, merece la pena leerla: https://vitoriaenlajmj2016.wordpress.com/


Entre los gestos de bienvenida les ofrecieron “el pan y la sal” una tradición eslava, que se repite en otros países del Este, y que es un signo de bienvenida a un invitado al que se considera importante. También es usado en las ceremonias de matrimonio para expresar buenos deseos y que no les falte ni la comida ni el trabajo.

La jornada de ayer fue todo un sinfín de detalles y un compartir de culturas y tradiciones. El pueblo polaco ha recibido a estos jóvenes de Euskadi, en cuyo seno ya existe una diversidad cultural y de origen, y también a grupos que peregrinan desde la India o Venezuela o Italia. Todos ellos se dieron cita en la eucaristía de la mañana en la iglesia parroquial de san Maciej.


Hoy visitarán el santuario de Jasna Gora en la localidad Czestochowa. Han madrugado para recorrer los 15 kilómetros que les separan de este santuario de la Virgen Negra. Otro punto de encuentro para compartir la fe con jóvenes de los cuatro puntos cardinales.


Non solum sed etiam.



Me llamó la atención el gesto de acogida con el ofrecimiento del pan y la sal, y buscando información encajan las cosas. Nuestros enviados a Polonia se han sentido importantes y quienes les han acogido así se lo han hecho sentir. El pan y la sal no se lo dan a cualquiera, es un gesto para las visitas importantes.
Leyendo la crónica de Asier descubres el esfuerzo que estos pueblos están haciendo. Mañana el santoral nos recuerda la figura de Santa Brígida de Suecia, una de las patronas de Europa, una Europa que vive como asignatura pendiente su capacidad de acogida. Nuestros jóvenes están viviendo en carne propia muchas de las Obras de Misericordia a las que el Papa Francisco está dedicando tantas palabras en este año Jubilar.

El pan y la sal, son sin duda dos productos de la tierra cargados de simbolismo, dos signos de bienvenida y buenos deseos, dos detalles a tener presentes. El Pan y la Sal para nuestros jóvenes ha sido esta vez mucho más que una acogida. Quizá una de las muchas semillas que irán recibiendo a lo largo de este peregrinar y que cuando regresen de la JMJ acaben dando su fruto en esta diócesis de Vitoria.

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