“Sin trabajo digno no es posible la vida familiar.”

Este Domingo 17 la HOAC, Hermandad Obrera de Acción Católica, celebraba su tradicional Jornada, la agrupación de Vitoria lo hacía con una eucaristía en la iglesia de Ntra. Sra. De Belén y en la misma se invitaba a los asistentes a participar el martes 19 en la charla programada en la sala diocesana Juan XXIII, en la que Maite Valdivielso, militante de la HOAC en la Diócesis de Bilbao hablaría sobre el tema elegido para la Jornada de este año “Trabajo y Familia, sin trabajo digno, no es posible la vida familiar.


Adelantándome a esta exposición he charlado con Maite Valdivielso:

Txenti.- ¿Por dónde vas a empezar tu exposición?

Maite.- Hablando de la familia y de su importancia. Hoy todavía es una de las instituciones más y mejor valoradas en las encuestas, independientemente de que la institución familiar de hoy, o como hoy se entiende, difiere de cómo se entendía hace años. Pero en cualquier caso sigue siendo ese ámbito cercano donde realizamos los primeros aprendizajes que nos van configurando como personas. Posteriormente enlazaré con los problemas que las diversas situaciones laborales de hoy acaban incidiendo en ese rol de la familia de la construcción de las personas. El problema va mucho más allá de la simple conciliación laboral y familiar. Hay que tener presente que en el seno de la familia se dan una serie de relaciones basadas en la gratuidad, en la solidaridad que por mor de la situación económica y laboral se acaban viendo muy afectadas e incluso anuladas.

T.- ¿Pero es posible una alternativa?

M.- Sí claro que es posible, y en ello se desarrolla nuestra reflexión desde la HOAC, desde nuestra interpretación cristiana de la economía, de la sociedad capitalista, de la relación de las personas con el mercado laboral.

T.- Un gran obstáculo a salvar será combatir contra los efectos que esa ideología ha provocado en la educación dentro de las propias familias, dentro de la propia base trabajadora. En las familias es donde se enseña que quien más tiene más es.

M.- Por eso es importante el revalorizar otras experiencias que van más en la línea de la solidaridad, de la comunión de desarrollar nuevos valores. Pero no olvidemos que precisamente en estos tiempos de crisis quienes están sosteniendo realmente a quienes las padecen son las mismas familias, de ellas emanan los criterios de solidaridad, de compartir, de estar junto al que no llega a fin de mes, o de quien no alcanza para independizarse a pesar de su edad. Eso es lo que hay que revalorizar frente a los principios egoístas y rentabilistas.

T.- Dado que tu conferencia se enmarca dentro de la última semana del periodo electoral más cercano ¿aprovecharas para hacer un llamamiento a las fuerzas políticas sobre este tema de la familia y el trabajo?

M.- La necesidad de políticas familiares que garanticen un equilibrio en la relación laboral y familiar sigue siendo un reto pendiente, y ellos lo saben. Los estudios lo dicen continuamente. Las políticas de educación de sanidad, de la incorporación de la juventud al mercado laboral, son temas que no pueden dejar de lado. Tanto temas como la situación de personas mayores con paros de larga duración, como el tema de la RGI, son debates sobre los que los políticos se están pronunciando y tendrán que dar respuesta según sus promesas.

T.- ¿Es posible hacer política laboral con el Evangelio en la mano?

M.- Yo diría, es posible pero no solo con el Evangelio en la mano sino con la Doctrina Social de la Iglesia que sigue aportando una interpretación del evangelio que nos da las pistas para hacer una sociedad diferente más centrada en la persona y especialmente en el que más lo necesita.


Non solum sed etiam

De estos temas de mucho más hablará Maite Valdivielso en la tarde del martes 19 en la sala Juan XXIII de Vitoria.

Pero no voy a dejar sin la segunda parte de este non solum sed etiam. Voy a partir de ese lema elegido que reza: Sin trabajo digno no es posible la vida familiar.
Como diría el entrañable Marcos Mundstock de Les Luthiers “analicemos la frase”, y como dijo Jack el destripador “vayamos por partes”.



Sin trabajo. Sin trabajo no solo no es posible la vida familiar, ni la familiar ni ninguna. El trabajo es constitutivo al ser humano, es un derecho fundamental, por eso uno de los grandes errores de la sociedad fue separar y distinguir entre tareas, labores (estas sin remuneración alguna) y trabajo (sujetos a una remuneración económica contable. Cuando esta distinción no existía el trabajo se dividía en dos tipos, el que se hacía fuera de casa y el que se hacía en casa. El mundo agrícola y ganadero permitía esta dualidad pero no negaba la condición de trabajo a muchas de las tareas que se hacían en casa. La revolución industrial relegó los trabajos en casa a tareas domésticas. Habría que recuperar el concepto de trabajo en las tareas del hogar. Ahora bien, es posible que tengan que pasar algunas generaciones durante las cuales, especialmente las mujeres, y más concretamente las madres se coman con patatas las huellas genéticas dejadas con los años en las tareas domésticas hechas “así”, y desterrar, el “quita que tú no sabes” y el “deja que ya lo hago yo” y el “si quiero que quede como a mí me gusta tengo que hacerlo yo”. Esa huella genética costará todavía un tiempo modificar.
Digno. ¿Dónde están los indicadores de lo digno y lo indigno? Todavía vivimos, y eso en tiempos de crisis, en los que alguien rechaza un trabajo por … porque no es lo que anda buscando ni el tipo de tarea para la que él está cualificado. Sin duda es un derecho aspirar a un trabajo en el que sentirse realizado, pero tampoco hay que olvidar que antepasados nuestros fueron temporeros aquí y más allá de nuestras fronteras, y hoy son esos inmigrantes a los que algunos rechazan y acusan de venir a robarnos el pan quienes hacen esas tareas. No olvidemos que la inmensa mayoría de mujeres que atienden a nuestros ancianos son de raza latina, africana, o de otras tierras, mujeres que han ido cualificándose en estas tareas que nadie quería y que algunas hoy gozan de un título que las acredita como profesionales para el cuidado de personas mayores en el hogar o en residencias. Ellas han hecho de esos trabajos tareas muy dignas.
No es posible. Esta afirmación negativa puede referirse a factores como el tiempo, el dinero o la calidad. Sin un trabajo digno no es posible, por un exceso de tiempo en el trabajo, explotación laboral, una vida familiar; Sin un trabajo digno no es posible por un salario injusto y ridículo, una vida familiar y sacar adelante esa familia; Sin un trabajo digno no es posible sin unas garantías mínimas de seguridad, de salubridad, de higiene, … una vida familiar que se acaba viendo afectada por los efectos colaterales que sufre el miembro de esa familia sometido a ese trabajo. El trabajo no es trabajo en cualquier condición, y en este capítulo empresarios y políticos son directamente responsables de que todo trabajo se haga en condiciones que hagan posible una vida familiar.
Vida familiar. Ya no solo el concepto de familia, sino el concepto de vida familiar se han visto modificados. Lo más destructivo de la vida familiar no son los modelos monoparentales, ni los modelos homo o hetero, ni siquiera diría yo los modelos comunales, lo más destructivo para la familia ha sido la perdida de los hábitos de vida en familia: comer juntos no conoce ni genero ni número, reservar unos días para hacer planes juntos tampoco, dialogar, compartir, discutir, discrepar en comunión, tampoco depende del modelo familiar.
No cabe duda que es un tema muy complejo y que todos tenemos que preocuparnos porque “Sin trabajo digno no es posible la vida familiar.”

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