Congreso Bíblico‒Teológico de Cal, del 28 de septiembre al 3 de noviembre Xabier Pikaza: "Durante siglos, la Biblia ha sido marginada de la Iglesia en aras de la Dogmática y el Derecho"

III Congreso Internacional y IX Nacional Bíblico-Teológico
III Congreso Internacional y IX Nacional Bíblico-Teológico

"Durante más de doce siglos los creyentes de todas las iglesias vivieron sin más fundamento que Jesús ni más Teología que la Biblia"

"Apelando al Vaticano II y para volver a las fuentes de la vida cristiana, la Universidad de Cali, con otros grupos cristianos  como la FEBIC (Federación Bíblica Católica) han convocado este Congreso bíblico‒teológico, dedicado a la lectura contextual de la Biblia"

Organizado por la Unicatólica de Cali (Colombia), se celebrará del 28.9 al 3.10 el III Congreso I Bíblico‒Teológico (https://peewah.co/events/congreso-internacional-biblico-teologico), en este Año de la Biblia, promulgado por el Papa Francisco y la Alianza Evangélica Mundial (WEA). Los temas de fondo son estos:

‒ Durante siglos, la Biblia ha sido marginada de la Iglesia, en aras de una Dogmática y Derecho dominante en los últimos mil años.

‒ Pero ese ciclo acaba como supo el Concilio Vaticano II y como quiere el Papa Francisco, de forma que la Iglesia ha de volver a su origen que el Cristo de la Biblia.

‒ Ese retorno implica un cambio deseado, pero imprevisible: cualquier cambio es posible y se vuelve necesario, cuando actúa la Palabra de  Dios, como indicaré en mis dos intervenciones, de apertura y clausura, del Congreso.

No hay más Teología cristiana que la Biblia

La Biblia es libro de historia y geografía, literatura, liturgia y derecho, economía y política etc., pero ella es, sobre todo, Palabra de Dios (=teo‒logía) para los cristianos. Así lo supieron por más de doce siglos los creyentes de todas las iglesias, que vivieron sin más fundamento que Jesús ni más Teología que la Biblia.

Biblias
Biblias

Sólo a partir del siglo XIII, por interés de Derecho y Dogma (de organización y poder social) se impusieron otros textos y doctrinas, dejando a la Biblia en el trasfondo como lectura arcana o cantera de propuestas y leyes que apelaban a la Biblia, pero que en el fondo la olvidaban. Esta situación se agudizó a partir del siglo XVI tras la Reforma protestante, cuando los católicos crearon un sistema eclesial que decía fundarse en la Biblia pero que actuaba sin ella (prohibiendo incluso su lectura).

Sabiendo que ese ciclo ha terminado, apelando al Vaticano II y para volver a las fuentes de la vida cristiana, la Universidad de Cali, con otros grupos cristianos  como la FEBIC (Federación Bíblica Católica) han convocado este Congreso bíblico‒teológico, dedicado a la lectura contextual de la Biblia. Éste es un Congreso de iniciación cristiana, a partir de la Biblia, entendida como libro de identidad cristiana, para descubrir al Dios de Vida que está al fondo de los fascinantes relatos de la Escritura judía y cristiana.

Volver al Vaticano II (Dei Verbum 1965). Cinco principios

Éste es un congreso que vuelve al principio de la Revelación del Dios de la Biblia, que no enseña doctrinas y normas de Derecho, sino que se revela a sí mismo, para que los hombres y mujeres sean plenamente humanos. De esa forma se inspira en el Concilio Vaticano II que hablaba de la auto-manifestación o auto-donación personal del Dios que dialoga y se revela en la vida de los hombres, conforme a estos cinco principios:

Biblia
Biblia

1. La revelación bíblica se centra en Cristo o, quizá mejor, se identifica con él, con su vida mesiánica (DV 4). La Biblia es el libro de la vida de Dios que se manifiesta en la historia de los hombres; no es un libro que se cierra en sí, ni un “depósito” o sistema de verdades doctrinales guardadas tras un velo, en la cámara secreta de un templo donde sólo puede entrar una vez al año el Sumo Sacerdote con la sangre de los sacrificados, como decía Lev 15. Con la vida y muerte de Jesús se ha rasgado el velo (Mc 15); Cristo ha roto los siete sellos del libro (Ap 5) y los creyentes podemos acceder a su contenido.

2. El contenido de ese libro (Biblia) es la Palabra de Dios (Cristo) en la Iglesia. La Biblia no es un libro guardado tras el velo, con siete sellos cerrados, en el Sancta Sanctorum de un Templo, sino la voz del Cristo de Dios que se dice a sí mismo, no dice su “amor”, nos impulsa a vivir y vive en nosotros, en una historia de comunicación y encuentro personal. Ciertamente, puede haber (y hay) intérpretes especiales de ese libro (los llamados hagiógrafos y los ministros de la Palabra), pero su verdad y su palabra pertenece al conjunto de la Iglesia, de tal forma que todos los cristianos, vinculados en comunión de vida, son con Jesús Palabra de Dios, Biblia encarnada.

3. Libro de todos los creyentes. Una división estamental de clérigos y laicos, unida a la falta de conocimiento de gran parte del pueblo y al miedo al “libre examen”, propio de un tipo de protestantismo, hizo que por siglos (desde el Concilio de Trento) la Biblia dejara de ser Palabra de todos los creyentes, que en general dejaran de tener acceso a ella, convirtiéndose en “analfabetos” bíblicos, sin más obligación ni tarea que “escuchar y aprender” lo que dijeran los clérigos.  Pues bien, en contra de esa larga “tradición”, la DV 23-25 pide a todos los cristianos que lean, interpreten y vivan el mensaje de Biblia, pues el mismo Cristo ha roto sus sellos, como proclama Ap 5.

XXXI Viaje Apostólico del Papa Francisco a Mozambique, Madagascar y las Islas Mauricio
XXXI Viaje Apostólico del Papa Francisco a Mozambique, Madagascar y las Islas Mauricio

4. Libro de la comunidad. Ha llegado el momento del cambio, y todos los cristianos, no sólo los ministros ordenados y un tipo de Magisterio superior, tienen de nuevo acceso a la Palabra. Eso no significa que no existan ya “ministros ordenados”, pero ellos pierden su carácter anterior de “precedencia” o superioridad doctrinal, convirtiéndose en animadores e impulsores de unas comunidades donde todos tienen acceso a la Palabra.   Para decirlo de otro modo: La Biblia no es ya libro exclusivo de los “curas”, sino de todos los creyentes, que son en sentido originario son ya “curas”, pues tienen el “cuidado”, unos de otros, en unión con los servidores de las comunidades.

5. Sagrada Escritura y Teología. Antes de Vaticano II, la Teología se había separado de la Biblia, apareciendo como saber autónomo, de forma que acudía a la Biblia sólo como a una “cantera” para extraer pruebas en sus razonamientos dogmáticos. En contra de eso, el Concilio Vaticano II (DV 24) dice que la Escritura es “el alma de la Sagrada Teología”, recuperando de esa forma la tradición antigua de Oriente y Occidente. Pues bien, al retomar como base la Escritura, la Teología vuelve al principio de la Revelación bíblica, centrada para los cristianos en Jesús, en el contexto de la búsqueda y experiencia religiosa de la humanidad. 

Sala "Juan Pablo II" de la Oficina de Prensa de la Santa Sede
Sala "Juan Pablo II" de la Oficina de Prensa de la Santa Sede

Superar el Anti‒Vaticano II. La apuesta de Francisco

Los cinco puntos anteriores recogen el mensaje del Vaticano II. Pero desde el mismo pontificado de Pablo VI, y especialmente con Juan Pablo II y Benedicto XVI, los papas y muchos obispos han tendido a frenar las aportaciones bíblicas del Concilio. Pues bien, en contra de esa tendencia de repliegue, con su Motu Propio Aperuit Illis (2019), el Papa Francisco ha querido reabrir un camino de libertad y comunión creadora partiendo de la Biblia, superando así el riesgo de una “congelación” de la doctrina de la Dei Verbum.

a. El riesgo de una lectura “conservadora” de la Dei Verbum. Un tipo de teología post‒conciliar había querido poner de nuevo la Biblia bajo el control de Magisterio, pues ha tenido miedo a la libertad del Pueblo de Dios. Ciertamente, la Pontificia Comisión Bíblica publicó algunos documentos de interés, como La interpretación de la Biblia en la Iglesia (15 abril 1993); El pueblo judío y sus sagradas Escrituras en la Biblia cristiana (24 mayo 2001). Pero otros documentos de la misma Comisión fueron restrictivos, por su insistencia en someter la Biblia al Magisterio: De sacra Scriptura et Christologia (1984); Unidad y diversidad en la Iglesia (11 abril 1988); Biblia y moral. Raíces bíblicas del obrar cristiano (11 mayo 2008).

Más restrictiva fue todavía una alocución de Juan Pablo II, Sobre la Interpretación de la Biblia en la Iglesia, AAS 86 (1994), 232-243 y, sobre todo, la exhortación postsinodal de Benedicto XVI, Verbum Domini (30, septiembre 2010). Ciertamente, esos papas aceptaban verbalmente el Vaticano II, pero con matices muy distintos, de manera que el centro de su teología no es ya la Palabra de Dios, en libertad y diálogo con la humanidad, sino la autoridad de su Iglesia (de su Magisterio), que debe custodiar e interpretar esa Palabra, al servicio de una visión distinta del cristianismo y de la Iglesia.

Hallan los restos de Betsaida, donde Jesús realizó el milagro de los panes y los peces
Hallan los restos de Betsaida, donde Jesús realizó el milagro de los panes y los peces

b. Pero, como he dicho, el Papa Francisco está iniciando un nuevo giro, que se expresa de un modo especial en su Motu Propio Aperuit Illis (30.9.2019),  en el que instituye un “año de la Biblia 2020”, con el deseo de que todos los creyentes accedan a ella, iniciando así los cambios necesarios en la Iglesia. Éstos son algunos de los caminos que él deja abiertos:

– Tradición y tradiciones. Conforme a la visión del Papa Francisco, el Vaticano II distinguía entre la Gran Tradición de la Iglesia universal y las tradiciones particulares de una determinada Iglesia, como la Católica, algunas de las cuales (como el celibato obligatorio del clero y la exclusión de las mujeres de los ministerios) pueden y deben replantearse y superarse desde la Biblia. Más aún, el mismo Nuevo Testamento ofrece el testimonio de una pluralidad de tendencias o tradiciones (judeo-cristiana y helenista, paulina y petrina, apocalíptica y sapiencial…), que dialogaron y se vincularon para formar la Gran Iglesia, sin que una se impusiera sobre otras. También ahora, en el año 2020, por fidelidad a la Biblia y a la Gran Tradición de la Iglesia podemos y debemos superar algunas tradiciones particulares de la Iglesia romana.

– Interpretación de los dogmas. Ciertamente, los “dogmas” de la Iglesia son venerables, y se deben recibir con máxima respeto; pero no todos tienen el mismo valor, ni deben entenderse de la misma forma. En este contexto, quizá la mayor aportación de la teología en los últimos años ha sido el descubrimiento de la diversidad de las tradiciones bíblicas y eclesiales, que deben seguir dialogando, sobre todo allí donde parece que algunos caminos se han cerrado en falso.

Biblia Políglota
Biblia Políglota Agencias

Superación de un magisterio romano unilateral que desarrollado una línea teológica de tipo endogámico. El Magisterio Romano ha tendido a alimentarse de unos textos normativos de su propia tradición, realizando en general un ejercicio selectivo de endogamia teológica. En contra de eso, sin rechazar de plano todas las aportaciones de ese Magisterio, el conjunto de la teología católica (cristiana) debe sentirse capacitada para escuchar de forma creadora la Palabra de la Biblia. El ideal de la unidad cristiana, propuesto por Jn 17-18 y por el conjunto de la Biblia, no es la uniformidad doctrinal, impuesta de un modo jerárquico, sino la comunión en la diversidad (el pacto entre sacerdotes y profetas del AT, la comunicación entre las diversas tendencias del NT). 

Unir Lectio Divina y Lectio humana de la Biblia

Desde ese contexto ha de plantearse la lectura de la Biblia. Me he referido al Concilio de Calcedonia (451), indicando que algunas de sus formulaciones no quedaron claras en la iglesias, de forma que no fueron aceptadas por las dos iglesias principales de la antigüedad cristiana (la de Alejandría y la de Antioquía). Pues bien, sabiendo que pueden quedar cabos sueltos, pienso que la nueva lectura de la Biblia que busca el Papa Francisco (y que quiere estudiar el Congreso de Cali), tiene que fundarse en la vinculación de las dos lecturas de la Biblia, una divina y otras humana, de manera que la “lectio divina” constituye una profundísima lectura humana de los textos. Estos son los cinco puntos que a mi juicio ha de estudiar el Congreso de Cali:

El Papa muestra la Biblia de los paulinos en el Angelus
El Papa muestra la Biblia de los paulinos en el Angelus

1. Lectio. La Palabra de Dios es inseparable de la historia y letra de los hombres en la la Biblia. Eso significa que debe estudiarse con toda precisión la letra de la Biblia. La lectura de la biblia tiene que respetar su sentido literal, su realidad histórica, sin perderse en alegorismos ni idealismos teológicos, como los que han venido dominando desde antiguo en las iglesias,  especialmente en la romana.

2. Meditatio. Conocimiento del mensaje y e implicaciones del texto. En sentido cristiano, la meditación no consiste en “engolfarse” en Dios, despreocupándose de la historia de Israel o de Jesús, sino en descubrir el sentido más profundo de esa historia Por eso, esta lectura meditativa ha de tener un elemento de estudio social. La Biblia es un libro en un tiempo y un espacio. Para entenderla hay que conocer las circunstancias de su surgimiento, pero también las circunstancias actuales, desde una perspectiva social, cultural, económica etc.

3. Comunicatio, comunicación, diálogo orante en línea social. La Biblia es un libro “social”, de comunicación humana… y sólo en comunicación puede entenderse y compartirse su sentido.  No hay una autoridad superior que diga desde arriba lo que ha de entenderse o deducirse de ellos, sino que el estudio, comprensión y actualización de la Biblia tiene que hacerse en comunicación personal… Sólo en diálogo se entiende la Biblia, como Palabra compartida, que desemboca en Cristo, que no es palabra de uno o de otro, sino de la comunidad.

4. Contemplatio: apertura orante al misterio. Éste es el momento clave, es la oración propiamente dicha, entendida en forma de acogida personal y comunitaria de la Palabra (dejar que Dios nos hable, escuchar su voz….) y también en forma de respuesta personal, de manera que la Palabra de Dios se vuelva fuente de comunicación, de diálogo, de encuentro de los orantes entre sí y con el Dios de Cristo.  No es sólo abrirse a Dios y escuchar su llamada, sino abrirse unos a otros, dejándose transformar por la palabra compartida.  La “inmersión” en Dios se expresa en forma de inmersión mutua, como vida de unos en otros, en línea de admiración y agradecimiento, de búsqueda y encuentro de la propia verdad en la verdad y vida de los otros. Sólo al llegar a este nivel se puede hablar de verdadera oración, entendida en forma de comunicación interpersonal, en una línea que culmina en la resurrección de unos en los otros. 

5. Actio, acción, compromiso. Al final del proceso está la acción, es decir, el compromiso de seguir a Jesús, de cumplir la voluntad de Dios, sirviendo y amando a los hermanos, comprometiéndonos a favor de la justicia del Reino. Toda verdadera oración culmina y se expresa en una acción, es decir, en un seguimiento de Jesús como aquel que ha sido el “hombre para los demás”, y que así lo ha expresado compartiendo, acompañando, curando a los enfermos. 

Conclusión. Qué espero del Congreso de Cali

Los promotores de este Congreso de Cali, han tenido suficiente confianza en mí para confiarme  el discurso inicial y conclusivo. Así lo he hecho, espero no haberles defraudado. Pero el tema no soy yo, ni son los organizadores del congreso;  el problema (o mejor dicho, el “misterio”)  es la palabra de Dios que Jesús sembró en la tierra. (cf. Mc 4). Solo él, Jesús, puede realizar esa obra de transformación.

Xabier Pikaza Ibarrondo
Xabier Pikaza Ibarrondo

Volver arriba