"Con él el papa Francisco ha recobrado una nueva vida" 'Fray Bob': Un león que rugirá por los más pequeños

León XIV
León XIV

Un nuevo papa religioso, esta vez fraile. ¡Fraile agustino para más señas! ¡Y un exgeneral en un cónclave en que varios exgenerales participaron (como Fernández Artime de los salesianos y Radcliffe de los dominicos)

La elección del nombre nos ha hecho pensar de inmediato en León XIII. Dos claves que pueden extraerse de esta elección: paz social y gracia. También puede evocarse aquí la figura un tanto olvidada de fray León, el compañero 'preferido' de san Francisco de Asís

Como papa, como obispo de la ciudad de Roma y de todo el mundo (Urbi et Orbi), el papa Prevost caminará, sufrirá pero, debido a su vocación singular lo hará como un león, rugiendo en pro de los más pobres

Un nuevo papa religioso, esta vez fraile. ¡Fraile agustino para más señas! ¡Y un exgeneral en un cónclave en que varios exgenerales participaron (como Fernández Artime de los salesianos y Radcliffe de los dominicos).

Especial Papa León XIV

Los lectores sabrán de sobra mi ‘amor’ hacia los agustinos. Para los que no lo sepan, he aquí un resumen. Con los agustinos españoles, que entonces formaban parte de la Provincia del Santísimo Nombre de Filipinas, estudié durante 11 años (hasta terminar el bachillerato antes de ingresar en la universidad de los hijos de santo Domingo de Guzmán). Así que mi primera escuela de espiritualidad es la de san Agustín, en la que me había formado antes de estudiar al Aquinatense y a los Místicos Castellanos: Teresa y Juan.  

San Agustín de Hipona - Opus Dei

Para mí, san Agustín es la primera base — mientras que fray Tomás es la segunda y sobre las dos he podido saltar hasta llegar a la cumbre del Monte de Juan y a la torre en el Castillo Interior de Teresa—, sobre todo lo de ‘Anima una et cor unum in Deum’, de la regla agustiniana inspirado en Los Hechos de los Apóstoles 4,32. Este se lema se repetía en nuestro colegio en términos de fraternidad, de amistad, de comunidad. En el fondo, es esta la base de lo que Francisco abogaba: el camino sinodal, sueño de Pablo VI pero de muy difícil realización. 

Y el ideal citado de la regla agustiniana empezó a hacerme más ‘real’ y palpable al ver por vez primera en enero de 1984, cuando yo tenía 12 años, a un general agustino, el irlandés Martín Nolan O.S.A., quien vino a presidir la fundación de la Provincia Indígena de Santo Niño de Cebú (o la provincia ‘cebuana’), hija de la Provincia ‘Filipina’ del Santísimo Nombre de Filipinas (que era de hecho la provincia ‘española).

Bob: De Chicago a Roma pasando por Manila

Tenía un amigo agustino de Chicago, ahora fallecido, que había sido profesor y formador del P. Robert Francis Prevost Martínez O.S.A. Este amigo estaba en Filipinas en 2005 cuando Prevost visitó Manila siendo prior general de la Orden Agustiniana. Mi amigo me animaba a saludar a este fraile visitante a quien llamaba ‘Bob’, también ‘Fray Bob’ o ‘Father (Padre) Bob’ que en mi tierra eran lo mismo para la gente sencilla. 

Dada mi inherente timidez, solo pude saludarlo al menos dos veces, brevemente pero con una sonrisa. Yo soy más bien hombre de encuentros fugaces pero estos muchas veces me ayudan para buscar el encuentro verdadero y duradero con Dios en esta vida. A este respecto, puedo decir que esos encuentros con ‘Bob’ Prevost (yo le llamaba ‘padre Bob’) son hitos y eslabones inolvidables en este camino hacia el encuentro verdadero y duradero con Dios. Y yo le saludaba en castellano, pues otro amigo agustino, español y recientemente fallecido en León, me decía que lo saludara en español y no en inglés. Lo mismo me recomendaba el entonces provincial de los Agustinos de la Provincia del Santísimo Nombre de Jesús, amigo español y también fallecido. Los tres amigos que estarán festejando en el cielo me recordaban que por su madre ‘Bob’ o ‘Prevost’ (pues en la vida religiosa los religiosos solían prescindir de títulos incluso con el general) tenía una madre hispana. Pero con la cantidad de gente que agasajaba al entonces general agustino claro que no se acordará de este pobre lego, uno de los pocos que le saludaban en castellano en estas islas que pertenecían a la Madre España.

Pues sí, fueron encuentros rápidos pero al menos puedo decir que he podido compartir misa y mesa con él (aunque estaba sentado yo en otra mesa). Ahora me vienen a la mente estos versos de fray Juan de la Cruz: ‘pasó por estos sotos con presura/…con solo su figura/ vestidos los dejó de hermosura’.  El recuerdo es la hermosura que perdura. Para mí los recuerdos, aunque fugaces son suficientes, pues solo Dios basta.

De augurios al nombre: Posible triple significación

Hace unos días (6 de mayo), según los medios de comunicación de lengua inglesa, hubo un simulacro de cónclave en el Colegio de Our Lady of Mt. Carmel. Los jóvenes eligieron a un compañero (Augie Wilk, un alumno del cuarto año de la escuela elemental) que eligió el nombre de ‘Agustín’. El nombre, fíjense, era Agustín y la ciudad, Chicago. ¿Un augurio del futuro? Dos días después, el 8 de mayo, fiesta de Nuestra Señora de la Gracia (advocación mariana agustiniana más antigua o desde 1284 durante el Capítulo General de Orvieto) fue elegido Prevost, el primer papa agustino en la historia, ‘Fray’ o ‘Padre’ Bob, quien tomó el nombre de León XIV. 

La elección del nombre nos ha hecho pensar de inmediato en León XIII. No solo por ser este el ‘padre de la Doctrina Social de la Iglesia’ sino por ser un papa longevo, cuyo pontificado es el segundo o tercero en términos de duración (León XIV cumplirá 70 años en septiembre de este año).  Pero será o es también por san León Magno, el papa León I, coetáneo de san Agustín y papa longevo (21 años de pontificado).  Fue un papa pacificador, teólogo, pensador. Fue crucial para el Concilio de Calcedonia y su legado cristológico. Mas sobre todo, como el Hipponense, luchó contra, entre varias ideologías nocivas, el Maniqueísmo y el Pelagianismo, subrayando la necesidad de la gracia sin dualismos. He aquí dos claves que pueden extraerse de este nombre elegido: paz social y gracia. Por ello no pueden tolerarse dualismos en la formulación de nuestra visión metafísica y vital como, por ejemplo, los siguientes binomios: paz-guerra, gracia divina-mérito humano, luz-tiniebla. 

Asimismo puede evocarse aquí la figura un tanto olvidada defray León, el compañero ‘preferido’ de san Francisco de Asís y apodado por este ‘ovejuela de Dios’). El nuevo papa, quien dio las gracias muy emocionado a su predecesor inmediato, dio las gracias al papa Bergoglio y de verdad es ‘compañero’ de Francisco y no solo ‘criatura’ de este, pese a que este le hizo obispo hace 10 años y cardenal solo hace 2 años, encumbrándolo a un cargo importantísimo: el de prefecto de los obispos, tras servir unos 8 años en una diócesis misionera en Perú, codo a codo con los más pequeños de esa región.

Más allá de los pronósticos: Perspectivas y pertenencias

No me gustan hacer pronósticos acerca de este pontificado (que será largo a no ser que presente la renuncie y que esperamos que sea fructífero) pero sí, amén de compartir algunos recuerdos personales (no es para presumir, pues no soy amigo personal del nuevo papa pero sí soy hijo de la iglesia), quiero proponer unas claves para comprender esta nueva etapa en la iglesia, que es mía, que es nuestra.

Desde la perspectiva filipina (que es lo que más me interesa en mis columnas) ciertamente conoce nuestra situación si bien desde un prisma agustiniano, pues su visita se limitó a comunidades de su familia religiosa.  Sin duda, tenía los ojos abiertos, pues los agustinos le comentaban de las cuestiones sociales en las comunidades donde sirven y vio las estructuras eclesiales, con su clericalismo filipino, pues a un hombre al que le llaman ‘Bob’ en los USA y en Roma era ‘Reverendísimo Padre’, o algo parecido pero presuntuoso o pomposo, en estas tierras. También se habría dado cuenta del boato en el recibimiento oficial brindado a su persona como general en medio de tanta pobreza y sufrimiento en donde se tira la casa por la ventana. Este país clerical, con su bombo y platillo, suele tener unos valores evangélicos que suenan más bien como el eco de un pozo vacío. Y esto queda patente en el gran fracaso de cómo se vive aquí, un país mayoritariamente católico, la doctrina social de la iglesia, pues siguen imperando fuerzas como la corrupción, el elitismo y la violencia en nuestra vida cotidiana que abarca también la dimensión eclesial.

León XIV
León XIV

Ahora ese general agustino sonriente, tímido y cortés pertenece a todo el mundo. El papado transforma a un hombre para siempre. En los cónclaves que he seguido por los medios de comunicación, al menos desde 2005, siempre me ha venido a la mente la frase de Pablo VI: Montini non esiste più. Incluso Benedicto XVI al renunciar a la cátedra de Pedro no volvió a ser Joseph Ratzinger. 

Ahora no solo es de la Orden Agustiniana o de una diócesis en Latinoamérica o de una congregación o dicasterio. Ahora, sobre todo, es de la iglesia católica y de lo que está más allá de las fronteras de esta, pues en este mundo la iglesia es una fuerza significativa. Saludó en italiano y en español con una emotividad que estaba a flor de piel desde aquel balcón mítico de la Basílica de San Pedro. No en el inglés directa y pragmática de la tierra que le vio nacer (y en que le oí predicar y disertar varias veces hasta el punto de actuar de intérprete para uno de los superiores agustinos de habla hispana) pero que últimamente, según se ha visto en diversas plataformas, se mostró muy crítico con los poderes que imperan en su país de nacimiento, sobre todo por las repercusiones inevitables y significativos de este en el rumbo de los acontecimientos globales.

Norteamericano y agustino: Pero ahora de todos.  Desde Roma, recuerdo a Chiclayo hasta el mundo entero

Pero no deja de ser un norteamericano. Es plenamente consciente del papel y de la influencia de su país.  Comenzó su primer discurso como papa en el balcón con la Paz de Cristo, el mismísimo saludo de Cristo.  Estamos viviendo una época de guerras y de conflictos. No deja de ser norteamericano. Pero también adquirió la nacionalidad peruana. De hecho, empleó dos lenguas en su primer discurso papalino. Una novedad. El italiano para Italia (y para el mundo entero pero hablando desde Roma). El español, la lengua de su madre, para su antigua diócesis peruana de Chiclayo, pues la iglesia es una madre. 

Pero no habló en inglés (prácticamente una lengua universal), lengua de su padre. Ahora Prevost es un padre para todos, un hermano de todos. Es esta una señal que ya se siente más de Roma que es ciudad y casa universal de la iglesia madre (y no de una superpotencia que ha querido excluir a varios), y de todos, empezando con los más pequeños (los más necesitados de los mimos de una madre), pues en su diócesis (iglesia madre local) vivió pobre, sencillamente, esto es, como un pastor que huele a sus ovejas conforme al ideal expuesto por Francisco, el papa Bergoglio, quien eligió a Bob Prevost como compañero en Roma para vetar a los candidatos para las sedes episcopales, un papel crucial para la misión de la iglesia, pues va a la perpetuación de la raíz apostólica de nuestra iglesia puesto que los obispos son los sucesores de los apóstoles.  Y ahora como sucesor tanto de Pedro como de Francisco, el papa Prevost ha querido que las palabras del Resucitado transmitiendo la paz a los apóstoles, que a los sucesores de estos corresponden transmitir a lo largo de la historia, sean sus primeras palabras al mundo muy necesitado de paz.

"En su diócesis (iglesia madre local) vivió pobre, sencillamente, esto es, como un pastor que huele a sus ovejas conforme al ideal expuesto por Francisco, el papa Bergoglio, quien eligió a Bob Prevost como compañero en Roma"

Tampoco ha dejado de ser agustino. Repitió lo de ‘Con vosotros soy cristiano y para vosotros obispo’.  Cuando pronunció esta cita agustina me vino a la mete un antiguo vídeo de Prevost como prefecto en que recalcaba, desde las lecciones que él aprendió en el sínodo iniciado de Francisco, que el obispo no era un príncipe en su reino. Decía en su discurso en su balcón que su autoridad consistía en el servicio hasta el punto de caminar hacia Dios en la patria definitiva, sufriendo con ellos. Y este es un hombre muy experimentado en estas lides por lo que viene bien contar una anécdota que se circuló en círculos agustinianos. 

Según el chascarrillo, que me ha contado una fuente fidedigna, en su provincia agustiniana de Chicago uno de sus formadores le dijo a fray Bob lo siguiente: ‘Como joven será más difícil para usted vivir el celibato pero con el tiempo usted verá que la obediencia será lo más dificultosa’. Sufrir es parte del obedecer en la vida religiosa. Claramente, fray Bob ha sabido obedecer. Si no fuera así, no habría llegado a ser superior que fue su trampolín hacia el episcopado, el cardenalato y ahora el papado. También, por este largo recorrido de sufrimiento y obediencia, ha sabido hacer que los demás, sus hermanos obedezcan a él como hermano que es también superior pero ante todo hermano, conforme al ideal agustino. 

No puede dudarse de que se puede parangonar el gobierno de la iglesia es como el gobierno de una familia religiosa. En esta la obediencia forma parte de uno de los pilares del dinamismo muchas veces desconcertante de la vida comunitaria. Ser una iglesia-comunión es muchas veces desconcertante, sobre todo con las diversas voces e incontables variantes. Pero tanto la comunidad religiosa como la iglesia en el sentido global tienen que caminar.  Y esta andadura está marcada por el sufrimiento que conlleva la obediencia que es escucha a la Voluntad de Dios en las contrariedades de la vida que exige que todos siempre caminemos, que siempre vayamos adelante hacia la patria definitiva, hacia la realización plena del reino. No deberíamos avanzar por separado o cada uno por su propia cuenta sino que por la obediencia hemos de caminar como comunión o iglesia, como comunidad o familia religiosa.

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Caminar implica aguantar, conllevar, sufrir. Fray Prevost es un maestro solvente en esta dinámica. Nadie como él, en estos momentos, podría brindarnos con la esencia de la vida religiosa, desde la vivencia personal, como modelo o paradigma para vivir la comunión eclesial. Sin duda podría comprenderse el reto actual que corresponde al nuevo papa como pastor universal tras haber sido superior religioso de una familia religiosa global y pastor de una iglesia local.

Obispo y papa, ciudad y mundo: Visión y esperanza

Como papa, como obispo de la Ciudad de Roma y de todo el mundo (Urbi et Orbi), el papa Prevost caminará, sufrirá pero, debido a su vocación singular (otra vez expresión de Pablo VI) lo hará como un león, rugiendo en pro de los más pobres, gritando por la paz, abogando por una ‘civilización de amor’ concepto montiniano que recientemente ha evocado el cardenal decano (Re), de la misma región de Pablo VI. Rugirá el papa León XIV para construir puentes, tal como ha dicho en su discurso desde donde dio su última bendición el papa jesuita recientemente fallecido a quien el papa agustino agradeció profusamente, esto es, para que seamos todos ‘un solo pueblo siempre en paz’. Por todo ello, aboga el diálogo, en el espíritu del papa Montini y también del papa Bergoglio. No necesitamos fuegos cruzados como fieras en la selva sino intercambios pacíficos, logrados mediante un talante dialogal, como seres racionales.

La visión prevostiana es la de un misionero que ha expresado que ‘queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, que busca siempre la caridad, que busca siempre ser cercano, especialmente, a aquellos que sufren’.  Sin mencionar al papa Wojtyla también ha subrayado el nuevo papa la dimensión evangélica propuesta por esta que ha de ser vivida sin temor con estas palabras significativas que dejan entrever una clave agustiniana que aboga ante todo la unidad: ‘la paz y la justicia, tratando siempre de trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo, para proclamar el Evangelio, para ser misioneros.’

"Robert Prevost es, desde la fiesta de Nuestra Señora de la Gracia de los agustinos que él ha invocado en su discurso como Nuestra Señora de Pompeya, el papa León XIV. Con él el papa Francisco no ha muerto sino que ha recobrado una nueva vida"

Mucho se puede esperar, empezando en este jubileo de la esperanza, de este pontificado que promete ser largo y fructífero. No es mi pretensión bucear en la biografía, personalidad, historial del nuevo papa ni hacer vaticinios.  Solo quiero hacer hincapié en una cosa que me parece evidente. Robert Prevost es, desde la fiesta de Nuestra Señora de la Gracia de los agustinos que él ha invocado en su discurso como Nuestra Señora de Pompeya, el papa León XIV.  Con él el papa Francisco no ha muerto sino que ha recobrado una nueva vida.  Sigue vivo.  Sigue la primavera si bien con distinta flora y fauna. El mismo talante sigue con distinto talento.  Se exhalará el mismo perfume de olor a las ovejas pero con una distinta vasija. Seguirá ardiendo la misma llama pero la vela es ya distinta. Sobre todo, seguirá el camino sinodal, seguirá el jubileo de esperanza iniciado por Francisco mas sin dejar de ser un león, sin dejar de ser el hombre que nació Robert Francis Prevost Martínez en Chicago: que ruge por la paz, con su propia personalidad, con sus matices peculiares, con su carisma específico, sobre todo como general agustino en Roma y obispo en Chiclayo que seguramente será una bendición copiosa por la iglesia, que él preside desde Roma, y el mundo, al cual él abraza y que ahora abraza a él, en estas calendas difíciles. 

Dios quiera que tengamos más ocasión para derramar ríos y ríos de tinta sobre la inmensa tarea que le incumbe a este león romano, nacido en Chicago y forjado en Chiclayo, cuyos rugidos sobre todo desde Roma sonarán en el mundo entero. Por el momento solo cabe hacerle llegar un simple deseo.

Ad multos annos! Viva il Papa!

"Un Papa no se juzga por sus palabras, sino por transformar las estructuras de poder en servicio" (H.Küng)
"Un Papa no se juzga por sus palabras, sino por transformar las estructuras de poder en servicio" (H.Küng)

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