"Estamos en uno de los momentos históricos más importantes de la humanidad" León XIV ante el kairós tecnológico: Discernimiento eclesial y diálogo con la Inteligencia Artificial

Inteligencia artificial, un reto para la Iglesia
Inteligencia artificial, un reto para la Iglesia

El inminente papado de León XIV se perfila en un Kairós tecnológico. Este artículo explora la imperiosa necesidad de un diálogo entre la Iglesia y la Inteligencia Artificial, analizando sus implicaciones teológicas, éticas y pastorales para una evangelización renovada y transformadora

El inminente papado de León XIV se perfila en un kairós tecnológico. Este artículo explora la imperiosa necesidad de un diálogo entre la Iglesia y la Inteligencia Artificial, analizando sus implicaciones teológicas, éticas y pastorales para una evangelización renovada y transformadora.

Especial Papa León XIV

¿Y si la cultura de la Inteligencia Artificial fuera la nueva frontera misionera del siglo XXI? ¿Y si la Iglesia no solo acompañara la revolución digital, sino que trabajara por ser su conciencia ética y su alma profética? ¿Será la Inteligencia Artificial el instrumento inesperado que abra nuevos caminos para el Evangelio y la dignidad humana?

El amanecer de un nuevo pontificado perennemente invita a la Iglesia y al mundo a una renovada mirada sobre el horizonte de la historia, discerniendo tanto sus continuidades como sus rupturas. La reciente elección del Papa León XIV, trasciende los parámetros ordinarios de tales transiciones. Se despliega no meramente como una sucesión, sino como un kairós: un momento preñado de significación histórica, situado en la confluencia de una fe ancestral y el vertiginoso ascenso de la Inteligencia Artificial (en adelante IA). ¿Qué significa esto para el ministerio Petrino? ¿Cómo navegará la Iglesia, bajo este nuevo liderazgo, las aguas inexploradas de un mundo algorítmicamente entretejido?

El Santo Padre mismo ha ofrecido una brújula inicial, al elegir el nombre de León, e invocar explícitamente el legado de León XIII, enmarcando su pontificado dentro de la gran tradición de compromiso eclesial con las transformaciones sociales epocales.

Esta declaración, reiterada en diversos medios, no es simplemente una manifestación de intenciones; es una urgente convocatoria teológica. Subraya el imperativo de que el nuevo Papa, y con él todo el cuerpo eclesial, entable un diálogo con la IA que sea a la vez profundo, crítico e imbuido de una esperanza constructiva. No se trata de una afinidad electiva, sino de un ineludible mandato histórico.

León XIV
León XIV

Este artículo, por lo tanto, se aventura a explorar las multifacéticas dimensiones de este diálogo inminente, extrayendo sus fundamentos del rico patrimonio de la Doctrina Social de la Iglesia, las premonitorias intuiciones del Papa Francisco respecto a la IA en la Sesión del G7 sobre IA, 2024 y el impostergable llamado a la misión en la floreciente oikoumene digital, hasta la llegada de León XIV que bastantes sorpresas positivas ya están dando.

1. La Iglesia frente a las revoluciones tecnológicas: de 'Rerum Novarum' a la Cultura Digital

La Iglesia Católica, a lo largo de su bimilenaria historia, no ha sido ajena a las grandes transformaciones que han modelado la civilización. El magisterio de León XIII, con la publicación de la encíclica Rerum Novarum en 1891, representa un hito en la capacidad de la Iglesia para ofrecer una lectura cristiana y una respuesta pastoral a los desafíos de la primera revolución industrial. Aquel documento, que abordó “la punzante ansiedad en que viven todos los espíritus” ante “el planteamiento de la contienda” social[1], sentó las bases de la moderna Doctrina Social de la Iglesia. Desde entonces, el Magisterio ha continuado un diálogo constante, aunque con ritmos diversos, con las sucesivas transformaciones tecnológicas y sociales del siglo XX y XXI, desde el Concilio Vaticano II hasta las enseñanzas de los pontífices más recientes.

León XIII
León XIII

Hoy, nos encontramos en el umbral de lo que el Papa Francisco ha denominado un “cambio de época”[2], una transformación impulsada en gran medida por la revolución digital y, de manera paradigmática, por la irrupción de la IA. Esta nueva realidad no solo modifica nuestras herramientas y procesos, sino que configura un nuevo “ambiente” existencial. Tal como he argumentado en otro espacio, “el entorno digital no es solo una herramienta para comunicar el Evangelio: es un territorio antropológico que reclama presencia misionera”[3]. El Dicasterio para la Doctrina de la Fe y el Dicasterio para la Cultura y la Educación, en su reciente nota Antiqua et Nova, confirman que “la IA marca una nueva y significativa fase en la relación de la humanidad con la tecnología”[4]. Así como León XIII discernió los signos de los tiempos de la industrialización, León XIV está visualizando su llamado a discernir y guiar a la Iglesia Católica, heredera de una tradición bimilenaria de diálogo y adaptación, que tiene la capacidad y el deber de convertir este encuentro tecnológico en un nuevo capítulo de evangelización, uno que reconozca el contexto digital no solo como una metáfora sino como un verdadero “lugar” que requiere presencia pastoral auténtica.

2. Inteligencia Artificial: entre el riesgo y la gran oportunidad. Una mirada ética y teológica

La IA, definida por el Papa Francisco como un “instrumento fascinante y tremendo”[5], se origina, en última instancia, “a partir del uso de este potencial creativo que Dios nos ha dado”[6]. Desde una perspectiva teológica, se la puede entender como una manifestación del ingenio humano, reflejo de la Imago Dei, llamado a “cultivar y custodiar” la creación (Génesis 2,15). Sin embargo, como toda herramienta poderosa, la IA es ambivalente. Sus riesgos éticos son considerables y han sido ampliamente debatidos: la propagación de desinformación y deepfakes que erosionan la confianza social[7], la potencial deshumanización en las relaciones y el trabajo, la vigilancia masiva que atenta contra la privacidad y la libertad y la exacerbación de las desigualdades sociales y económicas si su desarrollo no se orienta al bien común[8].

No obstante, la balanza no se inclina únicamente hacia el riesgo. El potencial de la IA como herramienta para el progreso humano integral es inmenso. Imaginemos su capacidad para democratizar el acceso a una educación personalizada y de calidad, superando barreras geográficas y económicas. Pensemos en su aplicación para desarrollar opciones tecnológicas innovadoras que aborden problemáticas sociales enormes como la pobreza extrema, el hambre global, la paz entre pueblos y la sostenibilidad del planeta. Sistemas inteligentes que ya pueden ayudar a gestionar mejor los recursos naturales, optimizar la producción agrícola y facilitar soluciones innovadoras para conflictos sociales complejos. Contemplemos cómo puede mejorar la justicia social mediante sistemas más eficientes y equitativos, o facilitar avances médicos que respeten la dignidad de la vida desde su concepción hasta su fin natural. El Papa Francisco, en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de 2024, nos exhorta precisamente a “orientar la investigación científica y tecnológica hacia la búsqueda de la paz y el bien común, al servicio del desarrollo integral del hombre y de la comunidad”. Este es el horizonte ético y teológico desde el cual la Iglesia, bajo el pontificado de León XIV, debe aproximarse a la IA: no con temor o desconfianza paralizante, sino con un discernimiento esperanzado y un compromiso activo.

Francisco incorpora la Inteligencia artificial al poliedro de la paz
Francisco incorpora la Inteligencia artificial al poliedro de la paz

3. Dimensiones del diálogo Iglesia-IA: Imperativos para un Nuevo Pontificado.

La elección del nombre León XIV, como él mismo ha explicitado, no se presiente como una mera formalidad, sino una profunda declaración de intenciones que lo sitúa en continuidad con el legado de León XIII y su compromiso con los desafíos sociales de su tiempo. Si Rerum Novarum fue la respuesta profética a la revolución industrial, que traía preguntas nuevas en un entorno nuevo, entonces el pontificado de León XIV nos anima a esperar que será el llamado a la articulación de diálogos eclesiales pastorales a la re-evolución de la Cultura de la IA estructurados desde la interdisciplinariedad, lo poliedro y profundamente arraigado en la fe y la tradición de la Iglesia

Solo a modo de aventurar algunos de los temas que ya están en la mesa de la conversación global:

3.1. La IA en la Vanguardia del Progreso Humano: Discernimiento Eclesial para un Futuro Ético

La Inteligencia Artificial (IA) se ha consolidado como un motor de transformación sin precedentes, catalizando avances que otrora pertenecían al dominio de la especulación y que hoy redefinen las fronteras del conocimiento y la capacidad humana. Ante este panorama, un liderazgo eclesial visionario, al estilo de un “León XIV” caracterizado por su apertura y su don para la escucha sinodal, encuentra una oportunidad histórica no solo para comprender, sino para acompañar activamente estos desarrollos, velando por su intrínseca orientación ética y su servicio al bien común universal.

 Los ejemplos de esta revolución son ya palpables y profundamente significativos: 

  • 3.1.1. En el ámbito biomédico, la IA está democratizando el acceso a diagnósticos avanzados. Algoritmos de aprendizaje profundo analizan imágenes médicas (radiografías, resonancias, retinografías) con una precisión que iguala o supera al ojo humano experto, permitiendo la detección temprana de cánceres, enfermedades cardiovasculares o ceguera evitable (como la retinopatía diabética) en regiones con escasez de especialistas. La IA también acelera exponencialmente el descubrimiento y diseño de fármacos, así como el desarrollo de prótesis robóticas inteligentes que restauran la funcionalidad y dignidad a personas con discapacidades.
  • 3.1.2. La robótica asistencial y doméstica, impulsada por IA, comienza a ofrecer soluciones para el cuidado de ancianos o personas con movilidad reducida, planteando nuevas dinámicas en el hogar y exigiendo una reflexión sobre cómo estas tecnologías pueden apoyar la autonomía sin deshumanizar las relaciones interpersonales.
  • 3.1.3. Más allá de la medicina, en la agricultura de precisión, sistemas de IA analizan datos satelitales y sensores en campo para optimizar el uso de recursos (agua, fertilizantes), predecir rendimientos y detectar plagas, contribuyendo directamente a la seguridad alimentaria de poblaciones vulnerables, especialmente frente a los desafíos del cambio climático.
  • 3.1.4. En larespuesta a crisis humanitarias, la IA se utiliza para analizar grandes volúmenes de datos que permiten predecir flujos migratorios, optimizar la distribución de ayuda en desastres naturales y facilitar la traducción instantánea para equipos de rescate y poblaciones afectadas, derribando barreras comunicacionales críticas.
  • 3.1.5. Incluso en laexploración de las últimas fronteras, como el espacio, la IA es indispensable para la navegación autónoma de sondas, el análisis de ingentes cantidades de datos cosmológicos y la asistencia a futuras misiones tripuladas, empujando los límites de nuestra presencia y comprensión del universo.

Inteligencia Artificial
Inteligencia Artificial

Estos son solo algunos ejemplos donde la IA ya está generando un impacto positivo tangible. La misión que se perfila para un pontificado con la apertura y la capacidad de convocatoria de un “León XIV” es, por tanto, crucial: fomentar un diálogo multidisciplinario constante, asegurar que estos poderosos instrumentos se desarrollen y apliquen bajo estrictos principios éticos derivados de la dignidad humana inalienable, y garantizar que sus beneficios alcancen prioritariamente a los más desfavorecidos, evitando nuevas brechas de desigualdad. Se trata de un acompañamiento que inspire, oriente y, cuando sea necesario, advierta, para que la promesa de la IA se traduzca en un progreso auténticamente humano e integral.

3.2. Sinodalidad activa y Convocatorias Multidisciplinarias podrían ser parte del estilo del Papa León XIV

Anticipando los desafíos y oportunidades inherentes a la acelerada transformación tecnológica contemporánea, emerge la perspectiva de un futuro ejercicio del ministerio petrino, que aquí simbolizamos bajo la figura de un “León XIV”, caracterizado por una profunda vocación para la escucha y la construcción de puentes. La complejidad inédita de fenómenos como la Inteligencia Artificial demanda un liderazgo eclesial que, reconociendo la necesidad de una sabiduría colectiva, se distinga por su capacidad para convocar y auscultar activamente una pluralidad de voces.

Este hipotético pontificado podría encontrar una de sus expresiones más fecundas en la habilidad para reunir, en un espíritu de sinodalidad activa y diálogo genuino, no solo a teólogos y pastoralistas, sino también a científicos de diversas ramas, ingenieros, filósofos, sociólogos, juristas, artistas y otros actores clave directamente implicados o afectados por estos desarrollos.

El carisma particular residiría no únicamente en la convocatoria formal –quizás a través de estructuras consultivas permanentes o foros ad hoc–, sino fundamentalmente en la disposición a escuchar en profundidad las experiencias vividas, los conocimientos especializados, las intuiciones prospectivas y las preocupaciones éticas de estos interlocutores diversos.

Se vislumbra, por tanto, un pontificado que, desde una apertura fundamental al Espíritu y a los signos de los tiempos, priorice la comprensión profunda sobre el juicio apresurado

La finalidad de esta vasta empresa de escucha no sería primordialmente la elaboración inmediata de directrices normativas, sino el discernimiento colegiado y orante sobre las modalidades más evangélicas y humanizadoras mediante las cuales la Iglesia puede acompañar a la humanidad en esta travesía hacia territorios existenciales y cognitivos en gran medida inexplorados. Se vislumbra, por tanto, un pontificado que, desde una apertura fundamental al Espíritu y a los signos de los tiempos, priorice la comprensión profunda sobre el juicio apresurado, la colaboración sobre el aislamiento, y el acompañamiento paciente sobre la mera advertencia. Esta actitud de escucha y convocatoria activa se constituiría en sí misma en un testimonio profético y en una vía pastoral privilegiada para navegar, con esperanza y prudencia evangélica, la emocionante y disruptiva novedad de nuestro tiempo histórico. 

3.3. La Inteligencia Artificial como catalizador para la Misión Formativa e Intelectual de la Iglesia

El advenimiento y la rápida proliferación de la Inteligencia Artificial (IA) marcan un punto de inflexión civilizatorio que interpela profundamente la misión perenne de la Iglesia en los ámbitos de la formación y la búsqueda de la verdad. Más allá de los necesarios debates éticos y los desafíos pastorales que suscita, esta nueva era tecnológica presenta oportunidades sin precedentes para revitalizar y potenciar los procesos educativos y de investigación bajo la égida eclesial. En una perspectiva de futuro, podríamos considerar que un pontificado venidero, simbólicamente, un “León XIV”, encontraría en la IA no solo un objeto de discernimiento, sino un instrumento providencial para catalizar un renovado impulso intelectual y formativo.

Este potencial transformador no se restringe a un único nivel, sino que permea todo el espectro educativo católico. Desde las escuelas primarias y secundarias, donde la IA puede ofrecer herramientas pedagógicas personalizadas y accesibles para mejorar el aprendizaje fundamental, hasta la formación religiosa en parroquias y movimientos laicales, donde podría facilitar el acceso a recursos catequéticos y teológicos adaptados a diversas audiencias y contextos. No obstante, es quizás en el ámbito universitario donde la integración estratégica de la IA se revela como una urgencia y una oportunidad particularmente estimulante.

La IA
La IA

Las universidades católicas están llamadas a ser laboratorios de vanguardia en este diálogo. Partiendo crucialmente desde sus facultades de teología, filosofía y humanidades, donde la IA puede ser objeto de estudio riguroso, herramienta hermenéutica e incluso auxiliar en la investigación de fuentes complejas, esta integración debe expandirse de manera sinérgica a todas las demás disciplinas. Imaginemos el potencial de la IA para acelerar descubrimientos en las ciencias biomédicas, modelar soluciones a problemas sociales complejos en las ciencias sociales, o generar nuevas formas de expresión artística y análisis cultural en las artes, todo ello iluminado por la Tradición y el Magisterio. Se trata de fomentar un ecosistema universitario donde la IA no solo se estudie críticamente, sino que se emplee creativamente para el avance del conocimiento al servicio del bien común y la dignidad humana.

Este momento histórico evoca, mutatis mutandis, la audacia intelectual demostrada por León XIII ante las corrientes filosóficas y científicas de su tiempo, particularmente con su impulso a la renovación tomista (Aeterni Patris) como vía para dialogar con la modernidad. De manera análoga, la Iglesia hoy, quizás bajo la guía de un futuro sucesor, tiene la oportunidad histórica –y la responsabilidad– de acompañar y orientar este trascendental desarrollo tecnológico desde sus propias instituciones educativas y de investigación. Este acompañamiento activo implica, ciertamente y como señala la nota Antiqua et Nova, “desarrollar una capacidad de discernimiento en el uso de datos y de contenidos obtenidos en la web o producidos por sistemas de IA”[9], asegurando que la adopción de estas herramientas se realice siempre desde una sólida antropología cristiana y una ética robusta. Abrazar este desafío con visión y prudencia puede significar un salto cualitativo en la contribución de la Iglesia al saber humano y en su capacidad formativa para las generaciones futuras.

3.4. La Misión Eclesial en el contexto digital: Imperativos y estructuras necesarias

La irrupción del entorno digital como locus existencial y comunicativo contemporáneo interpela directamente la misión evangelizadora de la Iglesia, demandando una reflexión teológico-pastoral profunda y respuestas estructurales adecuadas. Como se ha argumentado previamente[10], la mera presencia en plataformas digitales resulta insuficiente si no se articula dentro de una visión eclesiológica que integre formalmente la figura del Misionero Digital. Esta integración, lejos de ser un añadido opcional, representa un imperativo para la missio ad gentes y ad extra en el siglo XXI.

La efectividad de este ministerio emergente depende intrínsecamente de tres pilares fundamentales y concurrentes:

  • 4.1. Una Preparación Integral y Específica: La tarea evangelizadora en los “espacios algorítmicos”, que abarcan desde redes sociales hasta metaversos y sistemas mediados por inteligencia artificial, exige una formación que trascienda la mera capacitación técnica. Se requiere una sólida fundamentación teológica, competencia hermenéutica para interpretar los signos de los tiempos digitales, habilidades comunicativas adaptadas a las narrativas transmedia, y un agudo discernimiento ético-pastoral para navegar la complejidad de la cultura digital, incluyendo sus dinámicas de polarización, desinformación y superficialidad relacional. Esta preparación debe capacitar al Misionero Digital no solo para “usar” herramientas, sino para comprender y dialogar críticamente con las lógicas subyacentes a las arquitecturas digitales.
  • 4.2. El Reconocimiento Institucional Explícito: Para que el ministerio digital supere la precariedad de iniciativas voluntaristas o aisladas, es indispensable su reconocimiento formal dentro de las estructuras eclesiales. Esto implica su inclusión explícita en los planes pastorales diocesanos y parroquiales, la asignación de recursos adecuados y el establecimiento de roles y responsabilidades claras. Dicho reconocimiento dota de legitimidad a esta labor, facilita la sinergia con otros ámbitos pastorales y asegura la necesaria continuidad y proyección a largo plazo, inscribiendo la misión digital como parte orgánica de la vida y misión de la Iglesia particular.
  • 4.3. Un Acompañamiento Pastoral Constante y Cualificado:La naturaleza inherentemente relacional y, a menudo, invisible y demandante del apostolado digital expone a los Misioneros Digitales a riesgos específicos, como el aislamiento, el desgaste (burnout), la sobreexposición o la confrontación hostil. Siguiendo las orientaciones sinodales hacia una Iglesia de la escucha y el acompañamiento, es crucial implementar estructuras de apoyo pastoral sistemático. Esto incluye dirección espiritual adaptada, espacios comunitarios (presenciales o virtuales) para compartir experiencias y desafíos, formación permanente contextualizada y el cuidado integral de la persona del misionero.

Por consiguiente, la evangelización de estos nuevos “areópagos” no se limita a una estrategia comunicacional, sino que exige un discernimiento profundo sobre cómo inculturar el Evangelio en las gramáticas y lógicas de lo digital. Se trata de comprender la “cultura” generada por algoritmos, plataformas y metaversos para sembrar allí, con lenguajes y estrategias pertinentes, la semilla del Reino y promover activamente una “cultura del encuentro” que contrarreste la “cultura del descarte”[11]. La implementación, por tanto, de equipos diocesanos y parroquiales debidamente formados, institucionalmente respaldados y pastoralmente acompañados, no es una opción entre otras, sino una exigencia ministerial ineludible para responder con fidelidad creativa al mandato misionero en nuestro tiempo.

3.6. La Inteligencia Artificial como Derecho Humano: Un nuevo imperativo ético global

En la historia de la humanidad, los grandes elementos de desigualdad-la educación, la salud, el acceso a la información y la tecnología han marcado profundas brechas sociales y culturales. Hoy, la irrupción de la IA representa no solo un avance técnico, sino un auténtico cambio de época que interpela a la conciencia ética y espiritual de la humanidad. Si la IA llega a ser reconocida y promovida como un derecho humano fundamental, podría convertirse en un punto de inflexión capaz de transformar radicalmente el destino de los más pobres y vulnerables.

IA
IA

La promoción de una “Cultura de la IA” como derecho humano implica reconocer que el acceso, la comprensión y el uso ético de la IA ya no pueden ser privilegio de unos pocos, sino bienes comunes que deben estar al alcance de todos. Así como la sociedad ha luchado por el acceso universal a la educación, la salud o el agua potable, hoy se impone el desafío de garantizar que la IA no se convierta en un nuevo factor de exclusión, sino en una herramienta de justicia, equidad y dignidad.

Desde una perspectiva teológica, la opción preferencial por los pobres exige que la Iglesia y la sociedad velen para que las potencialidades de la IA no profundicen las desigualdades existentes, sino que contribuyan a superarlas. La dignidad humana, fundamento de toda ética cristiana, reclama que cada persona tenga la oportunidad real de participar en la cultura del entorno digital, de beneficiarse de los avances tecnológicos y de contribuir a la gobernanza de estos sistemas. La IA puede ser, en este sentido, un instrumento providencial para democratizar el acceso al conocimiento, mejorar los servicios sociales, personalizar la educación y la salud, y ofrecer soluciones innovadoras a problemas estructurales que afectan especialmente a los marginados.

Considerar la IA como un derecho humano tiene implicaciones profundas:

  1. Justicia social: Permite que los algoritmos y sistemas de decisión no reproduzcan ni amplifiquen prejuicios, sino que sean diseñados y evaluados con criterios de equidad y solidaridad.
  2. Participación: Garantiza que las comunidades más vulnerables puedan tener voz y voto en el desarrollo y la regulación de las tecnologías que impactan sus vidas, evitando que sean meros objetos pasivos de decisiones externas.
  3. Empoderamiento: Facilita el acceso a herramientas que pueden potenciar la creatividad, el emprendimiento y la autonomía de los sectores históricamente excluidos, abriendo nuevas oportunidades para el desarrollo integral.
  4. Evangelización y cultura del encuentro: La IA ya es un vehículo para una nueva evangelización, permitiendo llegar a quienes antes estaban fuera del alcance de la pastoral tradicional, y promoviendo una auténtica cultura del encuentro frente a la “cultura del descarte”.

La Iglesia, fiel a su misión de discernir los signos de los tiempos, está llamada a ser voz profética y mediadora, abogando ante los organismos internacionales, los gobiernos y las empresas tecnológicas para que el acceso, el uso y la gobernanza ética de la IA sean reconocidos como derechos fundamentales

No obstante, este horizonte no se alcanzará automáticamente. Requiere una acción deliberada y profética de la Iglesia y de la sociedad civil para que la IA no sea solo una cuestión de eficiencia o productividad, sino un verdadero bien común. La Iglesia, fiel a su misión de discernir los signos de los tiempos, está llamada a ser voz profética y mediadora, abogando ante los organismos internacionales, los gobiernos y las empresas tecnológicas para que el acceso, el uso y la gobernanza ética de la IA sean reconocidos como derechos fundamentales. 

Este compromiso no es tarea exclusiva del Santo Padre, sino de toda la Iglesia en sinodalidad-activa, escuchando la voz del Espíritu que habla también a través de los signos de los tiempos tecnológicos. Se trata de acompañar, discernir y promover una cultura digital inclusiva, donde la IA sea instrumento de justicia, dignidad y bien común.

En definitiva, reconocer y promover la IA como derecho humano puede marcar una diferencia histórica: puede ser el primer paso hacia la superación de desigualdades seculares, la creación de nuevas oportunidades globales y la apertura de caminos inéditos para que los más pobres y vulnerables sean verdaderos protagonistas de su destino. Así, la humanidad podrá aprovechar este punto vital de inflexión para construir un futuro más justo, solidario y verdaderamente humano, en el que la tecnología esté al servicio de la dignidad de cada persona y del bien común.

Este diálogo y compromiso no son tarea exclusiva del Santo Padre, sino de toda la Iglesia en sinodalidad, escuchando la voz del Espíritu que habla también a través de los signos de los tiempos tecnológicos.

Conclusión

Ante la Re-evolución tecnológica: La responsabilidad de nuestro compromiso Profético

El pontificado de León XIV irrumpe en la historia como un auténtico Kairós, un tiempo propicio en el que la Iglesia está llamada a ejercer un discernimiento lúcido y una acción profética ante la re-evolución de la Cultura de la IA. Como el propio Papa León XIV ha afirmado con admirable lucides, nos encontramos ante “otra revolución industrial”, un umbral que exige a la Iglesia no solo custodiar su patrimonio de doctrina social, sino ofrecerlo creativamente como brújula de acompañamiento ético y esperanza para la humanidad en este nuevo horizonte tecnológico.

León XIV
León XIV

Lejos de ser una mera espectadora o una voz reactiva, la Iglesia tiene hoy la oportunidad histórica de situarse en el corazón mismo de la transformación digital, asumiendo el reto de dialogar, discernir y orientar el desarrollo de la IA desde la riqueza de la fe y la sabiduría evangélica. La IA, lejos de ser un simple instrumento, se revela como un interlocutor inédito que interpela nuestra comprensión de la dignidad humana, la justicia y el trabajo, y que puede, si es guiada por principios humanistas y cristianos, convertirse en un auténtico catalizador de inclusión, solidaridad y bien común.

El papa León XIV, en continuidad con el legado de León XIII y de Francisco, ha señalado que el diálogo con la IA no es una opción, sino una responsabilidad ineludible para la Iglesia de hoy. Sus palabras, pronunciadas ante el Colegio Cardenalicio, resuenan como un llamado a la esperanza activa: “hoy la Iglesia ofrece a todos, su patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial y a los desarrollos de la IA, que comportan nuevos desafíos en la defensa de la dignidad humana, de la justicia y el trabajo.”.

La IA, bien orientada, puede ser el gran instrumento para democratizar el acceso al conocimiento, superar barreras históricas de exclusión y abrir inéditos caminos de evangelización y encuentro.

Esta visión no solo es motivo de confianza, sino de profunda esperanza. Porque la IA, bien orientada, puede ser el gran instrumento para democratizar el acceso al conocimiento, superar barreras históricas de exclusión y abrir inéditos caminos de evangelización y encuentro. Puede ser, en palabras del Papa, “un signo de esperanza y una brújula para navegar este fascinante y complejo siglo XXI”.

La Iglesia, guiada por el Espíritu y atenta a los signos de los tiempos, tiene la capacidad y el deber de ser protagonista en este diálogo, promoviendo una cultura en el contexto digital que refleje el Evangelio y sitúe siempre en el centro la dignidad de cada persona. El liderazgo de León XIV, nutrido por la tradición y abierto a la novedad del Espíritu, permite augurar que la Iglesia sabrá fortalecer estos nuevos tiempos y ofrecer al mundo una palabra de sentido, justicia y esperanza en la era de la IA.

Hoy más que nunca, la humanidad necesita una Iglesia valiente, creativa, sinodal y activa, capaz de abrazar los desafíos tecnológicos con la certeza de que nada humano le es ajeno. Se siente la confianza, con renovada esperanza, en que el Papa León XIV sabrá conducir a la Iglesia por esta senda luminosa, haciendo de la IA no solo un reto, sino una oportunidad providencial para el florecimiento integral de la familia humana

Bibliografía Recomendada:

Dicasterio para la Doctrina de la Fe y Dicasterio para la Cultura y la Educación. Antiqua et Nova: Nota sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana.” Ciudad del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana, 14 de diciembre de 2025. https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_ddf_doc_20250128_antiqua-et-nova_sp.html.

Embry, Alberto. “La Iglesia en el Contexto Digital: Un nuevo paradigma para la misión.” Religión Digital, 27 de agosto de 2024. https://www.religiondigital.org/opinion/Iglesia-contexto-digital-paradigma-mision-sinodo-sinodalidad_0_2726727326.html.

Francisco. “Discurso del Santo Padre Francisco en la Sesión del G7 sobre Inteligencia Artificial.” Borgo Egnazia, Apulia (Italia), 14 de junio de 2024. https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2024/june/documents/20240614-g7-intelligenza-artificiale.html.

Francisco. “Mensaje de Su Santidad Francisco para la Celebración de la 57 Jornada Mundial de la Paz.” 1 de enero de 2024. https://www.vatican.va/content/francesco/es/messages/peace/documents/20231208-messaggio-57giornatamondiale-pace2024.html.

José Roger Flahaux, Brian Patrick Green, y Ann Gregg Skeet. “Ethics in the Age of Disruptive Technologies: An Operational Roadmap. The ITEC Handbook” (Santa Clara, CA: Markkula Center for Applied Ethics, 2023), https://www.scu.edu/ethics/focus-areas/technology-ethics/resources/ethics-in-the-age-of-disruptive-technologies.

León XIII. “Rerum Novarum: Carta Encíclica sobre la Situación de los Obreros.” 15 de mayo de 1891. https://www.vatican.va/content/leo-xiii/es/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_15051891_rerum-novarum.html.

Leon XIV. “Benedizione Apostolica “Urbi Et Orbi” Primo Saluto del Santo Padre Leone XIV” 8 de mayo de 2025. https://www.vatican.va/content/leo-xiv/it/messages/urbi/documents/20250508-prima-benedizione-urbietorbi.html.

León XIV. “Discurso del Santo Padre León XIV A los Operadores de las Comunicaciones” 12 de Mayo de 2025. https://www.vatican.va/content/leo-xiv/it/speeches/2025/may/documents/20250512-media.html.

León XIV. “Discurso del Santo Padre León XIV al Colegio Cardenalicio.” 10 de mayo de 2025. https://www.vatican.va/content/leo-xiv/es/speeches/2025/may/documents/20250510-collegio-cardinalizio.html.

León XIV. “Santa Misa Pro Ecclesia Celebrada por el Romano Pontífice con los Cardenales. Homilía del Santo Padre León XIV.” 9 de mayo de 2025. https://www.vatican.va/content/leo-xiv/es/homilies/2025/documents/20250509-messa-cardinali.html.

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[1] Conf. León XIII, “Rerum Novarum: Carta Encíclica sobre la Situación de los Obreros,” n. 1, 15 de mayo de 1891, https://www.vatican.va/content/leo-xiii/es/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_15051891_rerum-novarum.html.

[2] Francisco, ”Discurso del Santo Padre Francisco en la Sesión del G7 sobre Inteligencia Artificial,” Borgo Egnazia, Apulia (Italia), 14 de junio de 2024, https://www.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2024/june/documents/20240614-g7-intelligenza-artificiale.html.

[3] Alberto Embry, “La Iglesia en el Contexto Digital: Un nuevo paradigma para la misión,” Religión Digital, 27 de agosto de 2024, https://www.religiondigital.org/opinion/Iglesia-contexto-digital-paradigma-mision-sinodo-sinodalidad_0_2726727326.html.

[4] Dicasterio para la Doctrina de la Fe y Dicasterio para la Cultura y la Educación, Antiqua et Nova: Nota sobre la relación entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana (Ciudad del Vaticano: Libreria Editrice Vaticana, 14 de diciembre de 2025), https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_ddf_doc_20250128_antiqua-et-nova_sp.html.

[5] Véase Francisco, Discurso en la Sesión del G7, 2024.

[6] Ibid.

[7] Véase Antiqua et Nova, 2025, nn. 86-88.

[8] Véase Francisco, Discurso en la Sesión del G7, 2024.

[9] Antiqua et Nova, 2025, n. 82.

[10] Véase Embry, La Iglesia en el Contexto Digital, 2024.

[11] Véase Francisco, Discurso en la Sesión del G7, 2024.

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