Pendemos de un hilo, pero no es el único El apagón ibérico, una metáfora y otro aviso

"Pedir a la IA que convierta nuestras fotos en dibujos al estilo Ghibli gasta tanta energía como toda una familia durante una jornada"
"El Apagón ibérico del 28 de abril es una metáfora y otro aviso de que hemos asumido vivir en una sociedad de riesgo y tiene un precio, tenemos los pies de barro"
"El fallo es tan improbable que parece imposible, pero es posible a costa de que las consecuencias son descomunales y sin alternativas"
"El progreso ha hecho que casi todo penda de un hilo de la tecnología neoliberal, pero en realidad todo el corazón del mundo depende de otro hilo más profundo: el hilo de nuestra conciencia. Y ahí hace tiempo que hay un apagón"
"El fallo es tan improbable que parece imposible, pero es posible a costa de que las consecuencias son descomunales y sin alternativas"
"El progreso ha hecho que casi todo penda de un hilo de la tecnología neoliberal, pero en realidad todo el corazón del mundo depende de otro hilo más profundo: el hilo de nuestra conciencia. Y ahí hace tiempo que hay un apagón"
| Fernando Vidal, sociólogo
Hace unos días se extendió la fiebre de pedir a la IA que convirtiera nuestras fotos en dibujos al estilo Ghibli, y supimos que hacer cada dibujo gastaba tanta energía como toda una familia durante una jornada. Y ayer nuestras pantallas hicieron un Game Over temporal. Perdimos una partida, pero podemos perder mucho más. Ambas cosas están relacionadas. Un mundo cada vez más consumista y arriesgado nos está convirtiendo en unos extraños dibujos de lo que en realidad deberíamos ser.
El Apagón ibérico del 28 de abril es una metáfora y otro aviso de que hemos asumido vivir en una sociedad de riesgo y tiene un precio. Se suma a la cadena de catastróficas desdichas que han ido sacudiendo a nuestro país desde 2020: pandemia, nevada, riada, aranceles masivos, apagón… La salud global, el clima, la economía, la política, la energía, el mundo parece que se ha desbocado. Y es que el mundo ha seguido un modelo de crecimiento en el que aumenta su potencia a base de depender cada vez más de menos factores. Y eso construye una civilización dorada, esplendorosa, potente, pero con los pies de barro. Hoy tenemos un enorme poder, pero cuelga de un hilo. Como la civilización de los Derechos Humanos ante la Internacional Integrista.

"Colgamos de un solo hilo y a eso lo denominamos progreso"
En el pasado conseguíamos energía, pero dependíamos de decenas de miles de molinos, motores, presas, calderas, animales de tiro incluso. Poco a poco hemos ido creando máquinas más potentes capaces de suministrar cargas inmensas, pero a la vez también nos hacemos más dependientes de menos máquinas. Tendemos a que todo el planeta dependa de un solo cable, una sola máquina, un solo programa. Colgamos de un solo hilo y a eso lo denominamos progreso.
Lo cierto es que este sistema es muchísimo más seguro que cualquiera anterior. Los LED causan muchísimas menos muertes que las velas o braseros, pero si falla, todo el sistema cae. Le llaman el sistema Boeing: volar es el medio más seguro del mundo, tan seguro como letal es si falla. Lo vivimos en Chernóbil y en Fukushima. El fallo es tan improbable que parece imposible, pero es posible a costa de que las consecuencias son descomunales y sin alternativas.
La crisis del 2007, la pandemia, la Filomena, la DANA, los incendios, los aranceles, las redes sociales, etc. no hacen tomar conciencia de que hemos construido un mundo mucho más potente y seguro a costa de haber asumido niveles muchísimos más altos de destrucción sistémica. Es tan seguro volar en avión como seguro es que te matarás si se cae. Es tan segura la energía nuclear, como seguro es que moriremos si falla. Asumir la micronésima de posibilidad de que falle es jugar a la lotería. Es muy improbable que toque, pero alguna vez puede tocar.
Hay otros modelos de progreso que contraen muchos menores riesgosasumiendo criterios de precaución y sostenibilidad. Estamos caminando hacia ellos, pero nuestra mentalidad y compromiso necesita profundizar mucho más si no queremos que algún día el Apagón sea final.

Mientras salimos del modelo de riesgo en el que nos han metido la aceleración del consumismo y el hipercapitalismo, debemos preguntarnos por la capacidad de resiliencia que tiene nuestra sociedad para superar las catástrofes. El sistema de quienes cuidan funcionó de nuevo y fue complementado por la creatividad y solidaridad vecinal. Hubo vecinos que salieron a los cruces con un chaleco reflectante para ordenar el tráfico enloquecido, pusieron altavoces en los balcones para que la gente pudiera seguir la radio, hubo vecinos de primero que acogieron a los mayores que vivían en los pisos más altos al fallar el ascensor y quien bajó colchonetas, mantas, bocadillos y café a los miles que se quedaron tirados en tierra de nadie.
Desde mi casa veía anoche los pisos iluminados por las velas, de nuevo las familias juntas alrededor de las radios porque las malditas pantallas que nos aíslan no funcionaban. Subimos del trastero de nuevo el hornillo y las linternas y recordamos cuando tanto disfrutábamos con cuatro cosas de acampada. Había mucha gente caminando por la calle. Hubo quien sacó su cena al balcón con LEDS a pilas y sentí que nuestro barrio de ladrillos era un poco más hermoso y vivible.
Nos sobra el catastrófico apagón que nos dejó sin luz, pero necesitamos hacer cierto apagón a las pantallas, a las soledades, al individualismo que deshilacha nuestros vecindarios, apagón al consumismo, apagón al malgasto extremo de energía, apagón a un mundo que no queremos sea como Matrix. Y para eso hay que encender, como ayer noche, las velas de la fraternidad, la vecindad, el pueblo llano, la sencillez, la igualdad, la sostenibilidad, la renaturalización. Como cuando salíamos a aplaudir, sentimos nostalgia de un mundo más humano y natural.
El progreso ha hecho que casi todo penda de un hilo de la tecnología neoliberal, pero en realidad todo el corazón del mundo depende de otro hilo más profundo: el hilo de nuestra conciencia. Y ahí hace tiempo que hay un apagón. Y hay que encender el otro transistor donde se habla de lo que importa de verdad.
