El político italiano, en la Asamblea de Líderes Católicos de Lima Stefano Ceccanti: "No hay un único discernimiento político, hay un discernimiento para un lugar y un tiempo determinados"

Discernimiento
Discernimiento

"En su teoría del compromiso, Emmanuel Mounier hizo una importante observación que hay que tener presente antes de entrar en los aspectos claves, que son los criterios para el discernimiento político"

"Enfatiza que ciertamente es difícil poseer todas las cualidades al mismo tiempo, pero la persona comprometida debe de incorporar en su acción tanto la dimensión política como la dimensión profética"

"Si queremos profundizar el gran patrimonio de nuestra Iglesia Católica y su aportación más importante en esta materia, pienso que el texto fundamental en la comprensión del discernimiento político es la Octogesima Adveniens de Pablo VI"

"La Iglesia invita a todos los cristianos a la doble tarea de la animación y la innovación para hacer evolucionar las estructuras y adaptarlas a las verdaderas necesidades del presente"

"Se trata de la generalización del método que resultó fructífero entre los movimientos apostólicos de la acción católica especializada que partieron de 'ver', 'juzgar' y 'actuar'"

"El discernimiento, para quienes ocupan cargos públicos, es particularmente delicado en los parlamentos, ante las diversas opciones que conforman el pluralismo"

"Es el tema que a menudo se define como la identificación del 'mal menor' o, quizás, mejor, del 'bien posible'"

Premisa: unir el polo político y el profético

Antes de entrar en los aspectos claves, que son los criterios para el discernimiento político, hay que tener presente una importante observación de Emmanuel Mouniersobre la que construye gran parte de su teoría sobre el compromiso, l’engagement, que se puede aplicar con carácter general. Estos criterios se aplican a los que se dedican al bien común y especialmente a los que optan por un compromiso político directo. Observaciones que, además, están dirigidas por Mounier a todo el mundo, independientemente de las distintas opciones religiosas o seculares.

Mounier enfatiza que ciertamente es difícil poseer todas las cualidades al mismo tiempo, pero la persona comprometida debe de incorporar en su acción tanto la dimensión política, atento a los medios, tácticas y efectividad concreta, como la dimensión profética, atento a los objetivos y a las grandes orientaciones estratégicas. De lo contrario, terminaríamos cayendo en tácticas vacías o en juramentos inútiles.

Esto es básicamente lo que indicaron los obispos franceses en 1972en su célebre documento sobre la "práctica cristiana de la política" en el que recordaban cuatro actitudes básicas: seriedad, claridad, rigor e imaginación

La reflexión histórica del discernimiento político en sus tres tiempos

Si queremos profundizar el gran patrimonio de nuestra Iglesia Católica y su aportación más importante en esta materia, pienso que el texto fundamental en la comprensión del discernimiento político, que se encuentra en la novedad conciliar, es la Octogesima Adveniens de Pablo VI de la que justo en estos días recordamos sus cincuenta años (14 de mayo de 1971).

Es, dicho sea de paso, porque en realidad el capítulo 4 de Gaudium et Spes (“Misión de la Iglesia en el mundo contemporaneo”) tuvo un examen muy acelerado en el Concilio debido al discurso de respuesta del Papa en la Asamblea de la ONU. Por lo tanto, las elaboraciones más precisas se aplazaron de facto a la espera de la contribución papal que se especificó orgánicamente en ese texto, en la carta al cardenal Roy.

El texto es fundamental sobre todo porque analiza el tema del discernimiento. 

Recordamos el comienzo del párrafo 4: “Ante situaciones tan diferentes, nos resulta difícil pronunciar una sola palabra y proponer una solución de valor universal. Después de todo, esta no es nuestra ambición ni nuestra misión”.

Documento Pablo VI

Por tanto, no hay un único discernimiento político, hay un discernimiento para un lugar y un tiempo determinados.

Entonces, ¿por qué identifican tres tiempos en el discernimiento político? 

Continuemos con la lectura:

"Corresponde a las comunidades cristianas analizar objetivamente la situación de su país, aclararla a la luz de las inmutables palabras del Evangelio, basarse en principios de reflexión, criterios de juicio y orientaciones de acción en la doctrina social de la Iglesia ... identificar, con la ayuda del Espíritu Santo, en comunión con los obispos responsables y en diálogo con los demás hermanos cristianos y con todos los hombres de buena voluntad, las opciones y compromisos que deben tomarse para provocar las transformaciones sociales, políticas y económicas que se revelan urgentes y necesarias en muchos casos".

Es evidente la superación del esquema binario simplista, utilizado a menudo en los textos anteriores al Concilio, según el cual se partiría de la doctrina para llegar deductivamente a aplicaciones concretas que, así planteadas, acabarían inevitablemente por verse prácticamente, todo en negativo, como una serie de límites que no deben superarse.

esquema simplista

El discernimiento se basa, en cambio, en una lógica de tres etapas: acoger a las personas y comprensión concreta de los contextos (análisis objetivo de la situación), presentación de las necesidades éticas y evangélicas en forma de pautas y propósitos amplios (principios de reflexión, criterios de juicio y directrices para la acción), exigiendo apelar al compromiso que no necesariamente conduce a las mismas opciones prácticas (opciones y compromisos ... urgentes y necesarios).

Y aquí el sistema termina en el párrafo 50: “En situaciones concretas y teniendo en cuenta la solidaridad vivida por cada uno, se debe reconocer una legítima variedad de opciones posibles. Una misma fe cristiana puede llevar a diferentes compromisos. 

La Iglesia invita a todos los cristianos a la doble tarea de la animación y la innovación para hacer evolucionar las estructuras y adaptarlas a las verdaderas necesidades del presente. A los cristianos que parecen, a primera vista, oponerse a partir de opciones distintas, les pide un esfuerzo de comprensión mutua de las posiciones y motivaciones del otro”.

Se trata de la generalización del método que resultó fructífero entre los movimientos apostólicos de la acción católica especializada que partieron de "ver" (en ambientes pluralistas donde, a diferencia de la parroquia, solían ser minoritarios), para pasar a "juzgar" (con un esfuerzo de discernimiento común entre la inspiración evangélica y las enseñanzas provenientes de la confrontación plural) y, por tanto, al “actuar”.

Una metodología particularmente adecuada también para la realidad política ya que, como señala el teólogo Severino Dianich, aunque los cristianos luchan por pensar la realidad que les rodea fuera de los esquemas opuestos entre el de la hegemonía (con el resurgimiento de modelos antiguos o renovados de cristiandad) o de la opresión que conduce al martirio, en realidad la condición normal en nuestras sociedades democráticas es una minoría entre otras minorías.

Las particularidades de los parlamentos (Asamblea de Electos): lugares privilegiados de acción para el bien posible

El discernimiento, para quienes ocupan cargos públicos, es particularmente delicado en los parlamentos, ante las diversas opciones que conforman el pluralismo, en relación con los ciudadanos que han conferido un mandato, aunque no imperativo, de los límites que se derivan de la estructura en diferentes niveles de los poderes públicos (incluidos los supranacionales) y los vinculados a las Cartas Constitucionales ejecutadas por los Tribunales.

Es el tema que a menudo se define como la identificación del "mal menor" o, quizás, mejor, del "bien posible", concepto que ennoblece aún más el papel de la política, convirtiendo la acción negociadora en positiva y de comprensión de la realidad partiendo de puntos de vista diferentes. Un tema que fue abordado específicamente por Juan Pablo II en "Evangelium Vitae" (párrafo 73), actualizado recientemente por una carta autorizada del Cardenal Ladaria, en nombre de la Congregación para la Doctrina de la Fe, a los obispos estadounidenses, donde invitó a que no desarrollaran visiones simplistas y de jerarquíasentre valores y principios, sacrificando unilateralmente algunos en detrimento de otros.

Creo que hay que tener siempre presente la enseñanza de un gran laico cristiano italiano, Aldo Moro, que en su último discurso público frente a sus grupos parlamentarios, y en una decisión difícil para su electorado, describió así el método de discernimiento que conduce al “bien posible”:

“Creo que siempre debemos preguntarnos, incluso ante grandes hechos políticos, que no se regule por pura conveniencia (no creo que la política sea pura conveniencia, tiene coeficientes de conveniencia pero no es pura conveniencia; la política es también ideal): ante esta situación queremos dar testimonio, es decir, algo idealmente apreciable, para rendir homenaje a la verdad en la que creemos, a las relaciones de lealtad que nos unen al país, o queremos. ¿Impulsar una iniciativa valiente, una iniciativa que este a su altura, que esté en la línea que de lo que hemos señalado e incluso que responda a las nuevas condiciones en las que nos encontramos? ”.

Básicamente, desde dentro de las asambleas de electos o parlamentos, se mantiene la misma inspiración a la que nos invitó Mounier en el texto que utilicé como premisa, y con esto, creo, se pueden dar por concluidas mis sugerencias para trabajar hacia un modelo de discernimiento abierto y procedimental.

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