(José Manuel Vidal).-Vuelve la tiara papal. Por ahora, sólo al escudo de armas de Benedicto XVI. Y esperemos que se quede sólo ahí, en el escudo. Me dolería volver a ver a un Papa con la triple corona, repleta de diamantes y piedras preciosas. Por mucho que encarne y simbolice los tres poderes papales, no deja de ser una flagrante ostentación de poder, riqueza y lujo. Un evidente contrasigno en la época actual y en medio de una crisis que golpea sin piedad a los más pobres.
No me gusta la vuelta de la tiara. Ni por ella misma ni por lo que simboliza, por lo que implica de vuelta atrás, de recuperación de lo que, a mi juicio, más aleja a la Iglesia del Cristo de la corona de espinas. ¿Resucitará también el Papa Ratzinger la silla gestatoria?
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