"No a la humillación de denegárnosla" El derecho a la comunión sin gluten

(Pilar Buil).- La Cuaresma para los creyentes es un período reservado para la reflexión, la conversión espiritual donde los cristianos nos unimos en oración y penitencia para preparar nuestro espíritu. La eucaristía se considera la fuente y culmen de la vida de todo cristiano de acuerdo al catecismo, representa un signo de unidad, vínculo de caridad y banquete pascual al que todos estamos invitados en calidad de iguales.

Esto no parecer ser así en todas las casas de Dios, y en mi caso, que tengo el infortunio de ser celíaca, y en mi Parroquia la de Santiago de Jaca, parece ser que todos no estamos invitados a la celebración con los mismos derechos .

La Comisión Episcopal de Liturgia ante tal situación reclama una especial sensibilidad pastoral. Es necesario fomentar en toda la comunidad eclesial una actitud de sincera acogida y de comprensión amorosa, haciendo patente así la sensibilidad maternal de la Iglesia para con estas personas.

En mi parroquia no existe suficiente sensibilidad y lo que es peor, párroco y vicarios parroquiales, administran comprensión y facilidades a unos sí y a otros no. Poniendo de manifiesto favoritismos y preferencias, como con otros ‘privilegios divinos' (lecturas, preces, acceso a la sacristía, colaboraciones en la celebración, voluntariado en el ropero,... ). En el banquete eucarístico tenemos todos los mismos derechos para poder comulgar en las mismas condiciones.

Cansada de tener que recordar y reclamar lo que es mi derecho, el pasado mes de enero durante la celebración me dispuse a tomar unas fotografías para documentar el trato de favor que se dispensa a alguna de las feligresas y Don Marino Sevilla, párroco de la iglesia, tuvo a bien interrumpir la eucaristía para dedicarme riñas y amenazas a micrófono abierto.

Lamento la humillación pública, pero esta no nos hace más fuertes, ni más poderosos, ni más capaces, sino más miserables, y envilece más a quien la da, que a quien la recibo. Agradezco de corazón las muestras de cariño y comprensión a todas las personas, que me han apoyado.

La Cuaresma, es tiempo de perdón y de reconciliación fraterna. Arrojemos de nuestro corazón todo lo que se opone a nuestro amor a Dios y a los hermanos. A pesar de todo me hace feliz poder participar en los sacramentos y seguir perdonando las injusticias.

Después de hacer pública esta carta en los medios locales, lamento que no haya dado los resultados esperados.

Mosén Marino Sevilla Uhalte sigue sin ejercer esa especial sensibilidad, que la Comisión Episcopal reclama a la hora de administrar la comunión sin gluten.

Sin embargo cabe significarse de curiosa controversia, que sí otorga "los privilegios divinos" dando la comunión, a escondidas, a personas que han sido protagonistas de grandes escándalos públicos.

El pasado cinco de mayo acudí a la catedral de San Pedro de Jaca para participar en la Eucaristía, con 20 minutos de antelación para avisar que comulgaba sin gluten.

Me dirigí a las dos sacristías y pregunté a varias personas por el sacerdot. Tras mis intentos para que me preparasen la forma para poder comulgar, me encontré con Mosén Miguel Antonio Lafuente Pérez, el cual, tras mi solicitud, me indicó que no, que no esperara, que no iba a buscar la forma.

Ante mi insistencia ya que era primer viernes de mes, algo muy significativo para mí y deseaba recibir la comunión, su respuesta fue nuevamente ¡no!.

Las formas deberían estar preparadas en el sagrario, para quien solicite comulgar sin gluten no poner dificultades y problemas.

Al Sr Obispo Julián Ruiz Martorell le pediría que se interesara por el tema, dando alguna solución al respecto. Que no sea el silencio su respuesta: ¡Por favor!, le estaría muy agradecida.

"Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Quien come de este pan vivirá eternamente" (Juan 6,51).


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