"Aunque suene confuso, en asuntos políticos, una palabra necesita de la otra" En las próximas elecciones en Colombia, vote para que nos boten

Presidenciales en Colombia
Presidenciales en Colombia

"Por el título parece ser un juego de palabras; palabras que para algún publico son confusas por ser homófonas, pero es evidente en asuntos públicos y político, la una necesita de la otra, 'votar para botar'"

"En Colombia ya se hacen campañas electorales que serán levadas en este mes de marzo del presente año (la cámara de representantes el 13 de marzo, presidenciales el 29 de marzo)"

"Hay un fastidio, un asco por los políticos, porque todos concuerdan con el factor para generar cambios positivos y convenientes, la corrupción, pero ninguno se atreve a generarlos"

"Hoy muchos preguntan cuál es el mejor sistema de gobierno. La respuesta no está en las propuestas, ni en impedir que se monten al poder candidatos impulsados por Uribe o Petro o en si sacan o se eliminan algunas leyes, decretos, normas…"

"Se necesita más obrar y menos charlatanería. Hay que identificar para logros acompañar procesos y lograr soluciones. Desde que los políticos no tengan claro los intereses colectivos del pueblo seguimos votando para que nos boten"

Por el título parece ser un juego de palabras; palabras que para algún publico son confusas por ser homófonas, pero es evidente en asuntos públicos y político, la una necesita de la otra, ‘votar para botar’, siendo botar la consecuencia del voto, el Papa Francisco en el trayecto de su magisterio hace una denuncia de la cultura del descarte, definiendo la política “ ya no como discusiones sanas sobre proyectos a largo plazo para el desarrollo de todos y el bien común, sino sólo recetas inmediatistas de marketing que encuentran la destrucción del otro el recurso más eficaz”.

En Colombia ya se hacen campañas electoralesque serán levadas en este mes de marzo del presente año (la cámara de representantes el 13 de marzo, presidenciales el 29 de marzo).

Hay un fastidio, un asco por los políticos, porque todos concuerdan con el factor para generar cambios positivos y convenientes, la corrupción, pero ninguno se atreve a generarlos. Los políticos siguen siendo como los falsos profetas, “lobos disfrazados de ovejas”, que muestran su mansedumbre, sensibilidad al momento de conseguir votos mediante campañas y toda la difusión de sus propuestas, proyectos y líneas trasversales de su futuro gobierno, pero a la hora de estar desempeñando su cargo se olvida de lo que dijeron y a lo que se comprometieron; se quitan el disfraz y oprimen al pueblo que los eligió. Botando a los que votaron.

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Hoy muchos preguntan cuál es el mejor sistema de gobierno. La respuesta no está en las propuestas, planes que solo quedan fijos y estáticos en los panfletos publicitarios de marketing, que promueve y conmueve a las personas con ilusiones de un futuro mejor, donde se garantice más abundancia, más dignidad, más oportunidades para el desarrollo, más inversión y menos gastos.

La solución no está en impedir que se monten al poder candidatos impulsados por Uribe o Petro, tampoco la solución está en si sacan o se eliminan algunas leyes, decretos, normas, estatutos y todo lo concerniente al orden social, como ha pensado el presidente de Chile Sebastián Piñera, que reconoce el fracaso de los partidos tradicionales y, tiene la esperanza y la fe intacta que todo cambiará con una nueva constitución. Se puede escribir tratados de las constituciones muy bien formulados que superen la lex romana, pero si el gobierno no tiene unas intenciones diferentes a las que han marcado de manera denigratoria la historia política, que ha hecho tanto daño hasta el punto en que los mismos ciudadanos desconfían de ellos, como se escucha en el adagio popular “mucho tilín, tilín… y nada de paletas”.

Se necesita más obrar y menos charlatanería. La polarización política, generada por los candidatos es otro factor que demuestra la debilidad, el irrespeto, los conflictos a la hora de los diálogo o debates, deja evidencia de la inmadurez e infantil politiquería.

Tampoco se soluciona con la guerra, con ese estereotipo occidente de la pax romana, dominar para no ser dominado. La violencia no ayuda para consolidar y construir sociedad. Es más bien, un quebranto y destrucción de esta. La guerra es un fundamentalismo, un fenómeno que no da cabida a un diálogo. No se puede confundir la revolución con la guerra, con la violencia que lo único que genera es muerte, desastre y descarte, si creemos que la revolución es guerra y acabar con el otro que piensa diferente, o pertenece a otra clase social, religiosa, entonces, ¿Qué mérito tiene? La revolución es pensar diferente y actuar diferente a las masas; es pensar y actuar sin ninguna correspondencia particular, siempre buscando un bien para todos que, nos cobije de manera equitativa. En prospectiva de una corrección cabe preguntarnos ¿Cómo es posible que el estado natural del hombre sea a la guerra? ¿de dónde surge tanta enemistad? Thomas Hobbes en la obra del leviatán da tres perspectivas que son respuestas a estos interrogantes: lograr un beneficio, lograr seguridad, ganar reputación. Todas apuntan a un egoísmo acérrimo, porque el que gana es el hombre en singular y teniendo estos tres criterios, gobierna.

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Decía Pedro Casaldáliga “O se sirve al sistema o al pueblo. El capitalismo es intrínsecamente malo. La revolución es integral. La verdadera opción por los pobres. La política como encarnación. No se puede ser cristiano sino se es revolucionario”. Las potencias mundiales usan este modelo capital, de inversión para sacar buenas rentas, prestan en hipoteca de los recursos naturales del país que solicita ayuda a alto interés.

Hay unas fases que derivan del debilitamiento de las propuestas políticas: la sobrepoblación en consorcio con ello se debate el asunto de la despenalización del aborto; el cambio climático en el que se propone ‘pico y placa’ para los medios de transporte (quien no quiere que le apliquen la ley paga para ser exonerado… corrupción). La sequía y el agotamiento de los recursos naturales en el que se permite la adquisición de ellos por la guerra e invasión, la red masiva migratoria busca; migrantes en búsqueda de nuevas oportunidades y posibilidades para subsistir y sobrevivir en tierra extranjera.

Cuando Dios nos creó, no nos hizo escrituras de lo que nos entregó para administrar, pero el ser humano se adueñó de tal manera que se olvidó quien era el dueño. A qué podremos comparar los gobiernos tiranos, totalitarios, leviatanes y neofascistas ¿a los viñadores homicidas de la parábola que matan al heredero para quedarte con el lote? (Cfr. Mc 12, 1-10. Mt 21,33-46, Lc 20, 9-19), o ¿al rico que no convida al pobre Lázaro y no se preocupa por darle del pan que le sobra de su banquetes suculentos y opulentos? La historia se repite en el mismo u otro contexto con otros personajes diferentes.

Los migrantes son los garantes de Dios, recordar que todos somos migrantes, migramos del interior, vientre de nuestras madres a lo exterior, un mundo; migramos de la casa a la empresa, trabajo o la universidad, migramos la noche a la mañana, migramos de la vida a la muerte, migramos y seguimos migrando. Recordemos todos somos migrantes en el que nos movemos entre la esperanza y la incertidumbre. Soñemos con un mundo que emigre de la religión a la espiritualidad y que con los migrantes seamos sinodales, que caminemos juntos.

Muchos hablan de que se debe ser consciente a la hora de ejercer el voto, pero ¿quién garantiza que en las diferentes jornadas no hay fraude ni chanchullos? Pues sí, hecha la ley hecha la trampa. En varias ocasiones hemos evidenciado las alteraciones en las estadísticas electorales, monarquías políticas, políticas nepotistas, compro de votos en algunos sectores, fanatismo político.

En la mayoría de los países latinos se instauran modelos de otros continentes considerando que los mismos resultados van a surgir satisfactoriamente en otro territorio donde la cultura es diferente por lo tanto, los problemas son diferentes, las problemáticas también lo serán. Hay que identificar para logros acompañar procesos y lograr soluciones. Desde que los políticos no tengan claro los intereses colectivos del pueblo seguimos votando para que nos boten.

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